Mucho menos de lo esperado aunque con buenas y malas sorpresas como la genial faena de Alejandro Talavante al tercer toro, el mejor con mucho de la sobre presentada y muy desigual corrida de Núñez del Cuvillo, y el petardo que, increíblemente, pegó José María Manzanares con la espada, su infalible suerte. El extremeño cortó una oreja que pudo ser un rabo tras fallar a espadas en su gran faena y debió cortar otra del pésimo sexto del que sacó inesperado y hasta sorprendente partido. El alicantino anduvo por encima de sus dos toros y hasta pudo cortar la segunda oreja de su primer toro si lo hubiera matado como acostumbra. También El Fandi se mostró por encima del peor lote en conjunto. Llenazo y sensación agridulce al finalizar el festejo.
JOSÉ ANTONIO DEL MORAL
Llenazo de no hay billetes natural, sin campañas previas ni más propaganda que lo atractivo del cartel, cerrado a cal y canto con toros de la ganadería más apetecible de la actualidad y tres figuras en sazón: El Fandi, José María Manzanares y Alejandro Talavante. Los tres dando la cara en la última feria importante de la temporada y no como quien no quiero ni puedo ni me da la gana nombrar que no viene a la feria de El Pilar desde no sé cuantos años. La última, bañado oceánicamente por Enrique Ponce en una corrida del Conde de La Corte. El ínclito no mató ni una más de este hierro. Y una legión de vociferantes antitaurinos apostados cerca de la plaza sin que la policía les dejase llegar aunque sí permitir que insultaran gravemente a los que llegamos para entrar en el coso. Esperemos que Rajoy barra en las elecciones generales y los que han hecho todo lo posible por acabar con la Fiesta –no solo en Cataluña– no pasen de 100 diputados. Por cierto, integrado su grupo parlamentario por los ya expulsados del poder y por la caterva felipistas, zapateristas y rubalcabistas que andan a navajazo limpio para ocupar los primeros puestos de las listas y no poder seguir llevándoselo crudo.
El Fandi les pegó a todos estos –y al primer toro, claro– una larga cambiada de rodillas seguida de varias verónicas y chicuelinas para abrir boca. También un galleo para llevarlo al caballo. Temperamental el toro, se evitó castigarle en exceso a la espera del tercio banderillero del granadino que, esta vez, no aconteció con la seguridad ni con certeza de siempre por los repentinos cambios de velocidad del animal. Tres ser revolcado violentamente al ser perseguido en el cuarto, puso un quinto arrancando desde el estribo, poniendo a la gente en pie. Bravo el toro y más bravo el torero que brindó al enardecido público. Pero rectifico respecto al toro porque sacó un genio endemoniado en los primeros compases de una faena de pura trágala aguantando los cabezazos que pegó el toro en cada viaje sin poder templar el remolino de acometidas descompuestas imposibles de domeñar ni a puro huevo. Tampoco fue fácil matarlo. El Fandi lo consiguió más pronto que tarde.
El granadino tenía que sacarse la espina como fuera y no lo consiguió con el imponentísimo cuarto toro. Seriesimo y negro como el azabache. El Fandi lo fijó muy toreramente en los medios y el toro peleó en varas con impetuosidad. Chicuelinas en el quite del granadino y frustradas tijerillas en el remate. Muy alegre y bravo en el segundo encuentro. Buen tercio banderillero, ya sin fallos. Y brindada faena marca de la casa por vibrante que no por calmosa, acorde con las discontinuas y desclasadas embestidas del animal que tampoco se lo puso fácil por rajado a la hora de matar.
Acompasadas las verónicas de Manzanares en el recibo del segundo toro que se fue como una exhalación a por el caballo nada más verlo salir. Y otra vez al salir suelto de un capotazo del alicantino. El tercero lo tomó en regla pero manseando y volvió a salir suelto a gran velocidad. Bien Trujillo y Blázquez en palos y ducho en la brega Curro Javier.
Manzanares sacó magnífico partido de este toro que dudo habría embestido como lo hizo en sus prodigiosas manos. Un precoz coloso en estado puro con la derecha. Un arcángel celestial al natural pese a lo que escarbó remoloneando, queriendo rajarse y hasta desarmando peligrosamente al que le estaba sometiendo. Sensacional a la par que emocionante fue la faena. Y milagrosa la estocada que pegó pese a quedar atravesada y asomar tras varios intentos para que cuadrara el toro que no cesó de escarbar y descolocarse hasta que José María lo consiguió en los medios. Lo defectuoso del espadazo le privó de cortar la segunda oreja.
Lo que más separa a Manzanares de los demás, es la gran clase que le brota como el agua de la fuente. Así los lances a pies juntos del recibo en el blandísimo quinto. Pero como fue muy noble, tanto Curro Javier y Luís Blázquez en palos, como Trujillo en la brega y luego el matador que brindó su última faena de este año a todo el equipo a su servicio, brillaron cual son en su sin igual conjunto. Despacito y con buena letra muleteó José María. Poquito a poco con esa paciente suavidad que subyuga tanto a los toros como a los aficionados. A pesar lo muy venido a menos del burel, la mayoría supo esperar solo por verle pegar muletazo a muletazo. Pinturas no del todo complacientes para los que ya tiene a la contra que, otra vez, la emprendieron contra el torero al fallar garrafalmente en el primer espadazo que el mismo Manzanares extrajo con habilidad. Pero no fue su día como matador y pinchó repetidamente. Vaya por Dios, en la última pegó un penitente petardo con su infalible suerte.
La tensión de la tarde se mantuvo con el casi albahío tercer toro. Alejando Talavante remató una serie de delantales con tres lances semicambiados, realmente geniales y dignos de su exclusiva personalidad. Al relance y acostado tomó el primer puyazo. Y lo mismo aunque aliviado el segundo. Algo descompuesto y corretón quedo el toro para la faena de Talavante quien, sin embargo y al romper el toro a excelente, se marcó un variado ramillete de muletazos y adornos enjaezados con inusitada improvisación en el arranque del trasteo para seguir cumbre y quietísimo con la mano derecha y un cambiado de pechó. Y más genial en la segunda ronda que cerró cosiendo cambiados por la espalda, trincheras y de pecho con increíble perfección. La izquierda mano de oro del extremeño salió luego a relucir hasta grados de indecible redondez y despaciosidad. Faena para las antologías esta de Talavante. Viéndola no me choca que en su encerrona con seis toros en Zafra, armara la que armó. Así enamoró el pasado invierno a los mexicanos de la Monumental de Insurgentes. Pero como allá y en tantas otras tardes, falló con la espada. No obstante, ganó una oreja. De haber matado pronto y bien, habría cortado un rabo.
Con el zambombo y manso sexto, la tarde se vino completamente a bajo. Una pena porque el extremeño ya se había llevado el gato al agua y no pudo repetirlo. Las protestas del público no fueron atendidas por el palco, la lidia se cubrió de cualquier manera y Talavante se lo llevó a los medios por ver si otra vez ocurría el milagro. Aunque lo intentó con gran valor, no halló más manera que aguantar el chaparrón de unas embestidas desbridas aunque, al final, consiguió lo que nadie esperaba, meter al toro en su muleta, convencerle y convertir el agua salobre en un buen vino aunque a punto de abollonarse. Rajado el animal, también así sacó partido el extremeño hasta matar con pronta eficacia. Por inesperada y hasta sorprendente, esta segunda faena de Talavante le dio la victoria. Demostró además, que ya está cuajado y no solo como genial artista, también por capaz de hacer milagros. El público quiso premiarle. La presidencia, no. Es igual, la mayoría de los aficionados del mundo entero lo vieron por televisión.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Núñez del Cuvillo, muy bien presentados en diversidad de pelos y de juego desigual. De bravo a geniudo e imposible el primero. Manejablemente enrevesado el segundo. Muy noble y con gran clase el tercero pese a lo que hizo en los primeros tercios. Discontinuo, desclasado y rajado el cuarto. Blando, remiso y muy a menos el manejable quinto. De manso y aparentemente imposible a manejable aunque muy rajado el sexto.
El Fandi (davidoff y oro): Pinchazo hondo y descabello, gran ovación. Pinchazo y estoconazo, silencio. José María Manzanares (cobalto y oro): Estocada arriba aunque atravesada que hizo guardia, oreja. Estocada envainada, seis pinchazos y descabello, aviso y silencio tras leve división de opiniones. Alejandro Talavante (grana y oro): Dos pinchazos y buena estocada, aviso y oreja. Estocada trasera, petición desatendida y enorme ovación.
Zaragoza. Plaza de la Misericordia. Domingo 9 de octubre de 2011. Tercera de feria. Tarde calurosa en plaza totalmente cubierta con llenazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario