sábado, 15 de octubre de 2011

ENRIQUE PONCE: “Estoy cerca del retiro, pero no lo pienso porque cada vez toreo más para mí mismo”

IGNACIO PEYRÓ

No sólo es el torero de la elegancia, del poder y del arte, también el torero de todos los récords. Enrique Ponce (Chiva, Valencia, 1971) acaba de ser nombrado hijo adoptivo de la capital levantina y ha sido distinguido por la Asociación Española contra el Cáncer por haberse jugado la vida en más de trescientas ocasiones a fin de recaudar fondos para dicha benemérita institución. Sobre este Premio Vida recién recibido de manos de la princesa de Asturias, Ponce recalca la satisfacción de haber podido colaborar en tan amplia medida, al tiempo que agradece que sus compañeros se hayan volcado “siempre” cuando él les ha llamado. En estos días, antes de hacer las Américas, Ponce hará el próximo 18 en Jaén sus últimas faenas de la temporada en España.

- Este es el tiempo de los reconocimientos, maestro: el Premio Vida, la condición de hijo adoptivo de Valencia…
Son premios que me llenan de satisfacción. El cáncer es una enfermedad muy presente en la sociedad y el verdadero premio es haber podido colaborar. En cuanto a ser hijo adoptivo de Valencia, es un honor muy bonito, ya que soy y me considero valenciano, y este reconocimiento se suma al que ya tuve en mi Chiva natal. Además, en estos tiempos es siempre reconfortante que se reconozca a un torero, porque implica también el reconocimiento del toreo en general.

- De todos modos, estos son sólo algunos de sus premios. También ha sido distinguido con la Medalla de Oro de Bellas Artes…
Todos los reconocimientos, cada uno a su nivel, son importantes. Posiblemente el de las Bellas Artes sea uno de los más importantes que se pueden alcanzar a nivel nacional, pero todos tienen un gran sabor, como ser hijo adoptivo de tu pueblo o de Valencia, que es como ser profeta en tu tierra, o la Cruz de Jaime I el Conquistador…

- ¿Qué momento atraviesa ahora Enrique Ponce?
Es un momento de plenitud, vivo un momento en el que cada vez más intento torear para mí mismo. Al principio tienes que colocarte en las ferias, has de ser tenido en cuenta, luego tienes que mantener tu status… Ahora es el momento de disfrutar, pero también es cierto que la presión y la responsabilidad son cada vez mayores.

- Al echar la vista atrás, ¿cómo juzga la influencia de la crítica en su éxito?
En cuestiones de crítica ha habido de todo; tampoco he sido muy agasajado, pero sí he tenido su reconocimiento general, y el de la afición también lo tengo. Está claro que no puedes pretender que todo el mundo te quiera, pero es importante que la mayoría de la gente lo haga, y así ha sido en mi caso.

- ¿Todavía hay Ponce para rato?
En esta profesión nunca se sabe, y más tras veintidós temporadas. Yo soy consciente de estar en la recta final, de estar cerca del retiro, pero no lo pienso porque estoy muy bien y me siento muy a gusto; recientemente he tenido grandes temporadas. No pienso en una retirada inmediata pero voy toreando menos por mi propia decisión. Poco a poco eres consciente de que algún día habrá que dejarlo, y ese día no está lejos.

- Con tanto jaleo mediático en torno a la Fiesta, ¿la afición va a menos?
La afición no va a menos en absoluto. Son las corridas, que disminuyen en número por la crisis. Los pueblos reducen los carteles. La gente lo pasa mal, les cuesta llegar a fin de mes y van menos a los toros por cuestiones de dinero. Todo esto se ha notado más en las ferias pequeñas que en las grandes.

- Usted ha sido un decidido impulsor del paso de la tauromaquia de Interior a Cultura…
El paso es importante. Cultura es el lugar donde debe estar el toreo porque el toreo es cultura y es parte de nuestra tradición. Es el mejor lugar para que se pueda fomentar y difundir la fiesta; en Interior, un ministerio con cosas más urgentes siempre, estábamos olvidado. Pero también hay que tener en cuenta que las comunidades autónomas tienen muchas competencias en materia de tauromaquia.

- Precisamente una comunidad autónoma, Cataluña, ha decidido prohibir las corridas de toros. ¿Hay esperanza todavía de que vuelva a haber tardes de toros en la Monumental?
Ahora mismo no hay esperanza, pero sí la puede haber en el futuro; el asunto de los toros se retomará de nuevo y habrá sentido común, esperemos, para que predomine la libertad de la gente.

- ¿Cómo evalúa usted el veto taurino?
Ha sido una incongruencia prohibir los toros y declarar Bien de Interés Cultural los correbous, cuando los toros son más relevantes en Barcelona y en toda Cataluña. Ha sido un proceso marcado por el nacionalismo separatista, una batalla que han ganado frente a todo lo que suena a España. Es algo que no debería haberse consentido en ningún caso, porque no ha sido cosa del ecologismo ni de los antitaurinos, que no tenían fuerza para el veto. Han sido, insisto, los nacionalistas separatistas los que han acabado con la Fiesta, porque con un cartel bonito en la Monumental llegaba a haber más de diez mil personas, con lo que los toros eran el segundo espectáculo de masas en Cataluña después del fútbol. No se atrevieron a dejarlo morir por su propio peso porque la afición es firme y fiel pese a no tener ningún apoyo mediático y pese a que no había ni un cartel en las calles anunciando las corridas.

PERFIL
Ha abierto tres veces la puerta grande de las Ventas y pudo haber salido seis veces más por caprichos presidenciales o por fallar con la espada. Ha liderado la estadística de corridas en diversos años consecutivos, ha cortado rabos en plazas exigentísimas, incluidas las extrajeras como las de Nimes, Lima y La México. Y ha salido cuatro veces a hombros en Bilbao aunque, como en Madrid, pudo haberlo conseguido varias veces más. Enrique Ponce, leyenda viva de la lidia, ha sido condecorado con la Medalla de Oro de las Bellas Artes, es el diestro que más toros ha indultado y el que mayor número de temporadas ha superado los cien festejos, nada menos que diez consecutivas. A sus cuarenta años, acumula tres décadas de pasión por la Fiesta Nacional, desde que ingresara en la Escuela Taurina de Valencia a los diez años de edad. Y, por si su currículo le pareciera escaso a alguien, también es el primer torero académico de la Real Academia de Ciencias, Bellas Artes y Nobles Artes de Córdoba.

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