De los seis toros enviados por Daniel Martínez, solo valió el muy noble tercero y algo menos el sexto. Se los llevó David Mora que cortó una oreja y pudo cortar otra si acierta con la espada al primer envite con el último. En cualquier caso, fue el único triunfador de una tarde en la que Enrique Ponce no solo tuvo que hacer dos baldíos esfuerzos con los de su mal lote, también soportar que empeoraran por la fatal lidia que les dieron sus peones. Sebastián Castella tampoco tuvo suerte aunque en su caso fue él quien planteó mal los arranques de sus dos faenas. Poco faltó, sin embargo, para que le regalaran la oreja del quinto gracias a un final de obra groseramente efectista que se tragaron muchos.
JOSÉ ANTONIO DEL MORAL
Casi lleno y buen cartel: Enrique Ponce en su penúltima comparecencia de este año en España –falta la del día 18 en Jaén-, Sebastián Castella, y repetición de David Mora sustituyendo al lesionado Morenito de Aranda, con toros albaceteños de Las Ramblas. No estaban saliendo este año como en los anteriores los toros de esta ganadería aunque, últimamente, algunos han dado muy buen juego.
El primero de ayer pareció de salida uno de los malos. Noble en el capote de Ponce que lo recibió por templadas verónicas yéndose con él hasta el platillo donde remató con preciosa media. Bravito en el primer puyazo aliviado, el valenciano lo colocó para el leve segundo que tomó repuchándose y volviendo solo de nuevo al equino. Continuó noble aunque blandeando y esperando en palos. Alejandro Escobar no puede banderillear en el estado que se encuentra. Debería descansar porque a quien perjudica y ayer más con tantas pasadas en falso es al matador que, más santo que Job, lo consiente. Tanto fue así que el toro no llegó en las mejores condiciones a la muleta del valenciano por quedar tardo, corto de viajes y echando la cara arriba. No obstante y de menos a más, lo toreó como sabe por el lado derecho tratando de que el animal alargara sus viajes pero sin poder ligarlos. De uno en uno los naturales sin que el toro humillara una sola vez y rematando con el pase de las flores que ligó al de pecho. Y otra ronda a derechas echando más carbón mientras la gente pedía música. Tarde arrancó la banda al tiempo que Ponce siguió con la derecha sin que el toro corrigiera sus defectos. El esfuerzo del torero no sirvió para que el toro rompiera y ni siquiera cuadrara debidamente. Pinchó por ello.
El basturrón cuarto se estrelló contra un burladero al salir y las vainas de los pitones se desprendieron. Ponce lanceó con calma y suavemente en los medios. Al toro no terminaron de fijarle los peones y tuvo que hacerlo el matador, hecho cargo de la lidia. Otra vez muy mal la cuadrilla cada vez que intervinieron cuando el toro salió suelto. Y de nuevo Ponce poniendo orden. Pese a las desastrosas intervenciones del peonaje, el valenciano brindó al público. La gente estaba deseando verle bien. Y bien empezó por bajo. El toro no empujó a la muleta en los primeros derechazos hasta que Ponce le obligó a ello en los siguientes. Y lo mismo con la izquierda que el toro tomó siempre por alto y sin clase ni sin resuello. Más relajado, continuó a derechas pero sin poder evitar los cabezazos que pegó el toro en algún pase. El toro no prestó ninguna emoción y, aunque Ponce hizo todo lo posible, la faena no terminó de romper. Ponce volvió a pinchar y la cosa terminó en malas tablas.
Sebastián Castella encaró en segundo lugar un voluminoso ejemplar que salió abanto aunque el francés lo sujetó a la primera con lances de irregular ejecución. Mal picado, blandeó de remos enseguida y salió suelto evidenciando su inicial tendencia a huir. David Mora quitó valiente por chicuelinas que remató con una gran media. Y tras parear excelentemente como acostumbra, Javier Ambél pese a lo que el toro empezó a gazapear, Castella empezó doblándose inconvenientemente para seguir con la derecha de muy menos a poco más acople. Ya no había toro ni gaitas posibles que solucionó llevándolo sin quedarse quieto. Casi parado el animal, la gente empezó a impacientarse ante el inútil empeño del matador galo que gazapeó tanto o más que su enemigo. Aliño y estocada baja.
También basto el muy veleto y alto de agujas quinto. Noble, sin embargo, aunque con poco brío. Castella lanceó como buenamente pudo en el recibo pero, al llevarlo al caballo, el toro perdió las patas. Otra ruina que pasó casi sin picar. Y sin banderillear bien. ¡Vaya con los rehileteros del francés¡ Y otra vez más Castella agarrado a las tablas para iniciar su faena buscando el efectismo a costa de estropear al toro más de lo que estaba. Cuando lo llevó a los medios para torear al natural, el toro ya estaba casi parado. Aunque quiso, no pudo templarlo. Menos mal que lo consiguió con la derecha en la primera tanda. Pero no en lo demás aunque en el desabrido arrimón, muchos tragaron y hasta sonó la música. El pinchazo previo a la estocada evitó un triunfo meramente efectista.
¿Arreglaría David Mora la aburrida primera parte del festejo? Nadie quiso temerse lo peor. Tampoco el madrileño, que recibió al castaño tercer toro con lances rodilla en tierra y, después, modelando muy buenas verónicas. Poco le dieron en varas. Fue lo debido porque el toro amagó con perder las manos. Jesús Rodríguez y Víctor Martínez se lucieron en banderillas. Y David Mora brindó una faena sin previas condiciones. Blando aunque muy noble y más movilidad que sus hermanos anteriores, los primeros muletazos, sobre todo las trincheras y los ayudados por alto le salieron de perlas. Y los redondos y el de pecho, casi otro tanto. Así como el cambio y otro de pecho. Algo aplomado el burel, siguió a derechas y a zurdas más cruzado que antes, más templado, más quieto y más hondo también. Gran estocada y oreja al canto.
También arregló aunque no del todo el gran fiasco de la segunda parte. Con más suerte que sus colegas como antes frente al tercero. Pero con tantas ganas y tanto valor, que se llevó la tarde de calle. Larga de rodillas y excelentes verónicas en el recibo. Bravito, cuidado en el caballo, bien bregado y mejor banderilleado, el toro pareció llegar en buenas condiciones al último tercio. Como debe ser. David Mora vibró enfibrado en su postrera faena. De nuevo rotundo con la derecha dando espacio y tiempo al toro. Ligando sin enmienda los cambiados de pecho. Cruzándose al pitón contrario y tirando del ya remiso animal en los siguientes. Descarado al natural por donde el toro no fue igual. Y buscando las vueltas al final aunque fue desarmado. No del todo convencido finalizó la cosa. Y como pinchó, tampoco acabó triunfando de nuevo el madrileño aunque poco faltó.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Las Ramblas, bien y con sobrado peso aunque justamente armados salvo el muy veleto quinto. Nobles en distintos grados de fuerza, escasísima casta y manejabilidad. Muy remiso, corto de viajes el primero y sin humillar nunca. Huidizo, gazapón y sin ninguna clase el segundo. Muy noble y con más movilidad que los anteriores el tercero. Bastote, descastado y casi nulo el mal lidiado cuarto. Descastado y apenas manejable por el lado derecho el veletón quinto. Y noble aunque a menos el mejor hecho sexto.
Enrique Ponce (habano y oro): Dos pinchazos, estocada trasera y dos descabellos, dos avisos y silencio tras leve división. Pinchazo y casi entera, aviso y silencio tras leves palmas. Sebastián Castella (naranja y oro): Estocada baja, silencio. Pinchazo y estocada trasera, petición desatendida y ovación seguida de bronca al palco. David Mora (salmón y oro): Gran estocada, oreja. Pinchazo y trasera tendida, gran ovación.
Zaragoza. Plaza de La Misericordia. Martes 11 de octubre de 2011. Quinta de feria. Tarde espléndida con calor veraniego, techo descubierto y casi lleno.
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