El conocido
torero malagueño ha revolucionado este San Isidro 2025; con una carrera de
cimas y simas admite que el año pasado estuvo a punto de quitarse de la
profesión
PATRICIA
NAVARRO
Diario LA
RAZON de Madrid
Fotos: Las
Ventas - Plaza 1
Volvemos al lugar donde comenzó todo, al Hotel
Wellington de Madrid. Un todo relativo. Hablamos del triunfo de San Isidro. La
historia de Saúl Jiménez Fortes es tan ancha y larga, que se extiende en las
raíces de un limbo en el que parece convivir las alma de otras vidas, «tengo la
sensación de haber sido muchos toreros». Nosotros tenemos la certeza de haber
transitado por el misterio de su resurrección y haber asistido a una de las
tardes que quedarán para la Historia de la tauromaquia con Madrid a sus pies,
la plaza de dureza inmisericorde, la catedral que duele, como el toreo de
Fortes, esa descarnada actuación del malagueño que lo tuvo todo en perfecta
armonía y en honor del toreo. Fortes puede que haya transitado otras vidas para
llegar hasta aquí, a ser quien es, «si he salido vivo de dos cornadas tan
fuertes cómo voy a enterrar al torero si me han dejado para algo. No sería
agradecido conmigo y con la vida si dejara morir mi vocación simplemente por
evitar lo que no al final no ha sido». En su verbo también conviven la
profundidad y la pureza. Tiene la palabra exacta, el ritmo contenido y no hay
un paso en falso. Tiene la virtud de sobrecoger, y no solo en el ruedo.
Llegué muy responsabilizado porque ya la tarde de
Málaga del año anterior fue muy importante en mi carrera, y cuando llegué a la
Picassiana sabía que había mucha ilusión, muchas expectativas mías y de mucha
gente. Había alta probabilidad de que no se cumpliera con ese nivel y
afortunadamente se pudo corresponder con una faena intensa, bonita y buena...