Para la feria de enero próximo
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| El jovencísimo Marco Pérez estrenara su doctorado como matador de toros en la arena de Pueblo Nuevo, actualmente de campaña intensa por arenas aztecas. Foto: Federico Montes |
RUBEN
DARIO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Poca
información la que se ventila en los corrillos taurinos, noticias serias y contrastadas
del actualidad en este lio del toro en Venezuela, a la espera de lo que nos
depare el 2026 y sus primeras citas de finales de enero y mediados de febrero próximo.
Es
el caso que para la cita sancristobalense, que para tal efecto se llevara a
cabo el último fin de semana de enero próximo. Tres corridas de toros es lo que,
hasta los momentos, tienen en agenda llevar a cabo la Empresa Taurina FIESTA
BRAVA C.A., quienes desde hace meses atrás asi mismo tenían escriturados a
varios espadas, como son los nacionales Jesus Enrique “Colombo” y Antonio
Suarez, además de los españoles Manuel Escribano y Emilio de Justo, junto a un
encierro de las divisas de la familia Molina Colmenares, que son Rancho Grande /
El Prado / La Consolación, para las fechas del 29 al 31 de enero próximo.
Este
miércoles a mediodía por las RRSS se anunciaba asi mismo por parte de la mencionada
empresa, la contratación del joven espada salmantino Marco Pérez, lo que significaría
su estreno como matador de toros en el país, pues ya en las ediciones 2024 y
2025 lo había hecho como novillero en el ruedo de la Monumental de Merida. Además
de Marco, estaría el regreso del veteranísimo y super visto espada granadino “El
Fandi”, torero del todo conocido de la afición venezolana, y en especial de estas
plazas andinas, donde se ha prodigado si se quiere en demasía, ante las nuevas
alternativas que han salido a la palestra. Pero bueno, son toreros tambien que
a las empresas aseguran público en taquilla y ante eso, el que este tipo de
torero se mantenga rodando por estas ferias americanas donde no es menos cierto
vienen en carácter de bases de carteles, algo impensable en ruedos europeos en
los actuales momentos.
Faltarían
nombres a la cita ferial tachirense, la “Feria Gigante de America”, como le promocionaba
a mediados de los ’70 don Hugo Domingo Molina, y el cual convertiría un
acontecimiento de carácter internacional con toda una semana de actividad
taurina de lujo, de la que no perdemos el anhelo algún día recuperar.
Feria del
Sol cocinándose a “fuego lento”
Esta
armada en un 70% en cuanto a toreros y ganaderías, pero solo falta la ultima palabra
del nuevo Gobernador del estado Merida, para darle cuerpo y estructura a lo que
sería la edición 2026 del “Carnaval Taurino de America”. Lamentablemente el azaroso
cambio en el despacho de la gobernación a mitad de este año, asi como una situación
rara de querer no darle viabilidad -por tentaciones externas ilusorias- al
contrato de arrendamiento que firmaría el ex gobernador Jehyson José Guzmán
Araque, donde especifica la cláusula de organizar la feria del 2026 por parte
de los actuales regentes, es lo que tiene en ascua a la afición emeritense.
Asi
se presenta la situación del abono emeritense, donde falta la firme voluntad del
actual joven Gobernador Arnaldo Javier Sánchez Pérez y el renovado presidente
de COREMER, Sharif Aisami, para en definitiva colocar en la calle la facilidad
de pago del abono merideño que tendría como fechas centrales del 14 al 16 de
febrero próximo con las acostumbradas tres corridas de toros como base.
Es
un hecho que ambas citas feriales son las más importantes del calendario
taurino nacional, por lo que atañe tambien el trabajo con tiempo para el éxito
de un evento de tantos elementos a tomar en cuenta como es el de una corrida de
toros.
El perfil de Morante: el poder de las ideas
fijas
Hay gente que no veranea donde no hayan estado
antes los romanos, gente que no se sienta en un restaurante de mesas sin
manteles, gente que desconfía de quien no bebe vino, gente que no puede entrar
en un aseo de dos orinales si alguien está usando uno, gente que jamás acepta
la tónica de sabores innovadores, que rechaza el asiento del tren si no es de
ventana, o que prefiere dormir en la moqueta de una suite antes que en una cama
ajena. Hay gente de ideas fijas, de pequeñas obsesiones o de criterios tremendamente
claros, según se mire. Los psiquiatras les llaman pequeñas neuras, los
antropólogos meros usos o costumbres, y los analistas de cuota emplean el
término de frikis para los casos más extravagantes.
José Antonio Morante Camacho (La Puebla del Río,
Sevilla, 1979), conocido como Morante de la Puebla, es un matador de toros que
tiene pasión por las cosas antiguas y aversión por los firmes de los ruedos que
no están completamente alisados. Se pirra, por ejemplo, por comprar un mueble a
un anticuario si ha formado parte del despacho de Joselito El Gallo, o por
recuperar el paseo a pie hasta la plaza de toros de la Real Maestranza los días
de festejo porque así lo hacía Pepe Hillo en el siglo XVIII, o incluso se mete
a reeditar y prologar un libro donde se defiende con pasión el toreo (El arte
de birlibirloque, de Bergamín). Le encantaría recuperar su primer vestido de
torear, prestado por Domingo Valderrama para una novillada en Montellano
(Sevilla). El pasado trufa el presente de un torero de éxito que sabe lo que es
encallar, buscar el refugio de una posada lejos de España, darle a la tecla f5
particular y volver a empezar. Morante hizo en 2003 unas Américas muy
personales que jamás olvidará. En las desgracias se conoce a los amigos, decían
los sabios clásicos.
Hoy es propietario de fincas arroceras, el sector
donde precisamente trabajó su padre. La primera vez que vio un vestido de
torear fue en un mercadillo. Nadie le ha encontrado antecedentes familiares
relacionados con la tauromaquia. Su afición por el pasado, por los objetos
rancios y los ritos atávicos contribuyen a forjar su leyenda de torero de
época. Torero antiguo con gusto por las antigüedades, excéntrico, un punto
histriónico y otro punto provocador. “Debo estar loco”, dice en ocasiones quien
tiene claro que el toreo sin arte pierde toda la pureza. El toreo es arte o no
es toreo. El toreo no es una profesión ni una técnica.
Este Morante inquieto, que parece un niño que se
pregunta continuamente el porqué de las cosas, sigue al día la información
política. Entre sus preferencias están las intervenciones del pensador
republicano Antonio García Trevijano en la denominada Radio Libertad
Constituyente.
Mucho más de Joselito que de Belmonte. Bético con
residencia en la calle Betis de su pueblo. Consumidor de pipas. En Medellín
estaba en un mano a mano sin suerte en los dos primeros toros, cuando, antes de
que saliera el tercero, el público tuvo una reacción inusual: aplaudirle para
animarle. Dicen que se quedó impresionado. Lástima que, ay, todos los días no
se pueda pintar un cuadro, ni cuajar una faena de ensueño de las que colocan al
toreo en el sector de la creatividad y lo sacan del de la factoría. Capaz de
arreglar toda una feria en los últimos diez minutos, como ocurrió en una
ocasión con la de Sevilla. Perfeccionista y puntilloso. Capaz de meter la gubia
en el moldeado de su propio monumento, de estar dos horas eligiendo la tela
para un vestido de torear, o de echar una tarde para decidir el diseño de sus
corbatas. Cuentan que fue interminable la sesión en la que decidió cómo serían
las viseras que regaló al público de sol en Jerez, otra costumbre recuperada
por esa afición a los hábitos del pasado. Como en España ya no se podían hacer
viseras porque ya no se venden cartones de tabaco, las encargó a un amigo. Uso
recuperado otra vez. Le interesa toda liturgia antigua, todo uso que haya
seguido alguna ilustre figura del toreo por la que sienta admiración. Los ritos
están para ser respetados. Aunque le perjudique ser cabeza de cartel por
aquello del frío ambiental que sufre el primer actuante, Morante exige que se
cumpla la norma. No quiere alteraciones. Ni hablar, por supuesto, de la
introducción de extrañas modificaciones en la suerte del descabello. Siente
horror por los ruedos con pendientes en el firme, preferidos por las empresas
para reducir el riesgo de formación de charcos y, por lo tanto, idóneos para
evitar la suspensión del festejo en días de lluvias. Morante quiere bien lisos
los pisos de las plazas. Su concepto del toreo así lo exige. Si la Comunidad de
Madrid no alisa el ruedo, no se anuncia en Madrid. Y así, además, se ahorra
soportar la chacota del tendido 7, los maullidos de saludo, los pañuelos verdes
a destiempo, el cabreo capitalino. Escrito está que la auténtica fiera ruge en
el tendido.
Este vecino de La Puebla es un gran conservador,
escaso amigo de los cambios, lo contrario a un revolucionario. Con su círculo
de confort es generoso. Él lo justifica con tono de filósofo: “El toreo es grandeza”.
El misterio de este torero radica en parte en no dejarse conocer con facilidad.
Ser torero en los años cincuenta era ser un héroe. Serlo hoy es estar obligado
a la cansina lucha de defender lo obvio. Y estar obligado también a cuidar y
cultivar una imagen pública coherente con su personalidad, de guardián de las
esencias del toreo, en una sociedad de medios que no existía en aquella España
en sepia.
La vida son recuerdos de haber actuado en la
conocida como “parte seria” del espectáculo del Bombero Torero, con aquellos
hombrecitos que se consideraban a sí mismos “artistas diminutos”. La vida son
los conocimientos adquiridos en las aulas de Formación Profesional en la rama
del metal. La vida es ilusión por jugar todos los partidos del equipo de fútbol
llamado Los Warriors, obsesión por los colores rojo y azul de la bandera de su
pueblo, afición por los puros y hasta por hacer sus pinitos como boxeador. La
vida es tomar el camino hacia el juzgado porque le han llamado asesino con la
misma determinación que coge con celeridad el estoque de verdad si el toro no
sirve para su toreo. La vida es decirles a los banderilleros que, si hay
triunfo, corten un trozo mínimo de oreja, cuanto más pequeño mejor. Le
horroriza dar la vuelta al ruedo con un orejón despeluchado y sanguinolento. La
vida es un contraste donde en la misma semana recibe un premio y asiste al
funeral de su tío carnal. Las fincas hablan de la personalidad del torero. En
la de Malvaloca, en Las Cabezas de San Juan, hay una colección de fotos de
grandes matadores de toros sobre la chimenea. Él no aparece en ninguna. Se ve a
Pepe Luis Vázquez, Manuel Vázquez, Rafael de Paula, Curro Romero… En otro lugar
de la estancia sí hay una de Morante, concretamente del día de su alternativa
en Burgos apadrinado por el colombiano César Rincón con Fernando Cepeda de
testigo. Pero nunca enmarca fotos suyas toreando porque, al final, le está
sacando defectos al pase cada vez que las contempla. En la finca La Huerta de
San Antonio, en La Puebla del Río, se concentran sus aficiones: el despacho de
Joselito El Gallo, su perra, un azulejo de San Antonio recién adquirido, un
escudo de los tiempos de Franco… Por cierto, en la plaza de tientas de esta
finca hay dos árboles plantados en el ruedo. ¿Por qué? Las cosas del genio.
Maniático, metódico, obsesionado por la estética,
temperamental que ha pagado el precio de algunos de sus impulsos. Sus ideas
fijas le acompañan como su cuadrilla. “El toreo no es una factoría”. Acepta las
broncas del público, pero no los ataques de los antitaurinos, con los que se
acercó a hablar en Ronda mientras comía pipas. En la Puerta de Sol de Madrid se
acercó a una manifestación en defensa de la memoria histórica: “¿Aquí también
se recuerda a las víctimas de Paracuellos del Jarama?”. Y en Valladolid cenó
con Vargas Llosa e Isabel Preysler tras un día de corrida. El escritor le
confesó que nunca tiene tantos problemas como cuando escribe o hace
declaraciones sobre los toros, ni siquiera recuerda tantas tensiones de su
etapa como candidato a la presidencia de Perú. Morante es de los pocos que hoy
llenan las plazas y, además, ha acercado a los toros a personalidades de la
cultura como Andrés Calamaro.
Sabe que le comparan, sabe que le sacan las
estadísticas de puertas grandes para restarle mérito a su trayectoria, sabe que
le cuestionan por las tardes aciagas. Es el precio del éxito, el coste de ser
leyenda viva desde que tiene menos de 40 años. Si Morante hubiera existido en
los años 40 hubiera sido un héroe desde el primer minuto. Su mérito quizás es
que genera hoy la misma expectación que un torero de éxito de entonces, pero
teniendo que sufrir en la muleta las rachas de viento añadido del odio a todo
lo que simboliza cierto concepto de España. / Carlos
Navarro Antolín - Subdirector de Diario de Sevilla
Agenda
taurina por televisión para este fin de semana
(Hora de
Venezuela)
Sábado 18. (12:30 del mediodía). CANAL
SUR TELEVISIÓN. Desde Jaén. Feria de San Lucas. Toros de Victorino Martín
para Curro Díaz, «El Cid» y David Galván, estos dos últimos con los puntos
frescos de recientes percances.
Domingo 19 (1:00 España). CANAL
SUR TELEVISIÓN, CASTILLA LA MANCHA MEDIA y Á PUNT (Tv Autonómica de la
Comunidad Valenciana). Desde Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) Novillada final
de los Circuitos de Novilladas de la Fundación del Toro de Lidia. Novillos de
Fuente Ymbro para Tomás Bastos, triunfador del Circuito de Extremadura; Álvaro
Serrano, triunfador del Circuito de Madrid, Carlos Tirado, triunfador del
Circuito de Andalucía; Ruiz de Velasco, finalista del Circuito de Castilla y
León y segundo mejor puntuado en dicha final y Mario Vilau, triunfador del
Circuito Valenciano.


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