Dia VII después
de…
CARLOS CRIVELL
www.sevillatoro.com
Si espera en este texto alguna novedad sobre
Morante, ya le digo que no hay tal cosa. Si se titula de esta forma es porque
espero que en el futuro no aparezcan más artículos sobre el torero cigarrero
firmados por escritores brillantes, pero con un supino desconocimiento del arte
del toreo. Cualquier juntaletras, en ausencia de otros temas, se ha puesto a
escribir sobre el corte de la coleta. Y se han escrito algunas cosas muy
acertadas y un montón de necedades, bien escritas, pero sin rigor ni sapiencia
taurina. Esta proliferación de textos, como si no escribir del asunto fuera un
menoscabo para su actividad literaria, me confirma en la importancia de lo que
ha pasado el día 12 de octubre en la plaza de toros de Madrid. Es un tema tan
trascendental que ha suscitado el interés de los analistas todoterrenos. Ya se
sabe que, en España, todo el mundo sabe de todo en las distintas tertulias y
textos que se publican. Morante ha competido con los sobres de Ábalos y Koldo y
con el fin de la guerra de Gaza. Le ha venido muy bien al Gobierno de Sánchez.
Ha sido un motivo de distracción nacional.
Me sumo con cierta desgana a este aluvión de
mensajes. Quiero hacerlo desde el pragmatismo más profundo, lejos de
sentimentalismos y sin acritud. Morante se ha marchado después de haber tomado
una decisión final en la misma mañana del día 12, cuando asumió que si ocurría
algo importante debía poner el punto y final (o aparte) a su devenir por los
ruedos. Para ello aleccionó a su mozo de espadas para que al comienzo de la
corrida le aflojara el añadido, siempre con la intención de podérselo quitar
con facilidad. Cuando todo se culminó con una de las estocadas más perfectas
del año. Morante se rompió en su gesto de desprenderse del añadido. Es decir,
en mi opinión fue una decisión preconcebida de antemano, no un arrebato
imprevisto.
¿Por qué se retira Morante? Las razones íntimas
las debe contestar el torero. Lo que se diga ahora es pura presunción. Es
cierto que ha sido una temporada de muchos sufrimientos, tanto en el aspecto
mental, como en el aspecto taurino. En lo mental, parecía a comienzos de la
temporada que la enfermedad psíquica estaba controlada. No se puede entender
cómo se soporta un año de toros con un problema tan perverso para su
estabilidad emocional. ¿Estaba recuperado Morante? Los indicios apuntan a que
no estaba totalmente recuperado. Además, durante este año no ha podido seguir a
rajatabla el tratamiento impuesto, de forma que el curso del año ha sido
desfavorable para su proceso disociativo.
En el aspecto estrictamente taurino, ha sido un
año de gran exigencia, que de unos años a esta parte se ha convertido en la
referencia para todos, léase empresarios, ganaderos, compañeros y afición, que
lo han colocado en el centro de sus miradas, porque su forma de afrontar la
profesión es admirable, por su permanente afición, la manera de renovar tantos
y tantos detalles del toreo, por su cuidado exquisito de las formas, por todo,
Morante ha conseguido ser el objeto de la atención de todos los protagonistas,
lo que ha supuesto la llegada de numerosos aficionados de nuevo cuño que se han
acercado a la Fiesta al reclamo de un torero único e irrepetible. El peso del
toreo ha recaído sobre sus hombros y es una prueba muy dura que ha tenido un
tiempo limitado de duración. Morante lo ha dicho: Ya no puedo más.
No puede más por el trastorno mental y por este
peso de la púrpura que le ha llegado después de la pandemia. Pero no hay que
desestimar el aspecto físico. Morante tiene 46 años, que es una edad joven para
una persona normal, pero no lo es tanto para un torero (aunque en estos tiempos
la longevidad de los matadores es distinta a lo que ocurría hace años). El
aspecto físico es importante cuando se torea con tanto valor como torea
Morante. Se pone en un sitio donde los toros cogen a los toreros, ha sufrido
muchos revolcones y una cornada grave en Pontevedra, lo que seguro que le hecho
mella en su ánimo. El mismo día 12 de octubre resultó volteado de forma
dramática. Su imagen tumbada, inmóvil, sobre el ruedo, es de un patetismo
extremo. Casi abandonado, impotente, no podía moverse y, por fortuna, el toro
no hizo por su anatomía.
Son un cúmulo de factores que han desembocado en
una decisión de impacto mundial. Su nombre ha sido el sostén de muchas ferias,
junto a Roca Rey era el único que llenaba las plazas, todo el mundo se ha
sentido apesadumbrado, todos se hacen la misma pregunta: ¿Es una retirada
definitiva o volverá a los ruedos?
Algunos detalles invitan a pensar que es una
retirada para siempre. Pero hay otros que nos hacen soñar con una vuelta a los
ruedos. La habitual honestidad de Morante con la Fiesta de los toros, nos
indica que es una retirada definitiva. Su compromiso, su entrega, su dedicación
y su legado al toreo ha sido de tanta grandeza que se podría pensar que un
torero así no va a andar con idas y venidas que puedan esconder tintes
mercantilistas. Los toreros se retiran y vuelven, pero la mayoría de los que se
cortan la coleta lo hacen para siempre (salvo Antoñete y alguno más). Ese matiz
sobre si se ha cortado la coleta o se ha quitado el añadido es superficial. El
torero se ha retirado y se ha desprendido del símbolo de su profesión. Una
vuelta no sería muy bien recibida por quienes defienden la pureza de las
formas.
Hay, sin embargo, otros datos que invitan a pensar
que es algo transitorio. Esa misma frase del torero sobre que se ha quitado el
añadido deja una puerta abierta al futuro. Se ha marchado en Madrid, pero hay
quienes le reclaman ese honor para Sevilla. Porque Morante no es más torero de
Madrid que de Sevilla, incluso con su historia de amor y odio con la cuidad
hispalense. Morante ha toreado 77 tardes en Sevilla como matador de toros, más
que en ninguna otra plaza. Aquí ha triunfado en su etapa más juvenil, ya más
maduro y en su consagración a partir del 1 de octubre del año 2021 con el toro
de Juan Pedro Domecq. Todo culminó con el rabo a Ligerito. Ha habido una
relación complicada con Sevilla, más con la empresa Pagés que con la propia
afición, sobre todo por lo sucedido en aquellos años del boicot en los que se
ausentó del coso del Baratillo. Después de la pandemia, el idilio de Morante
con Sevilla ha sido total. De ahí que muchos le reclamen un adiós en la
Maestranza.
También invita a pensar que es transitorio que
Morante es un enfermo del toro y que no sabe hacer otra cosa que torear. Hay
una corriente de opinión que defiende que en cuanto se recupere de su proceso
mental volverá a los ruedos.
¿Cómo volvería Morante? Aquí uno de los enigmas
más debatidos. Si vuelve, debe hacerlo el mismo matador enciclopédico de
siempre, pero además debe volver a ponerse en el mismo sitio que ha pisado
estos postreros años, y ya sabemos que ahí se corta la respiración y tiemblan
las piernas. Otra cosa sería impensable. Y debe hacerlo con la misma
autenticidad y pureza que nos ha regalado en todos estos años en activo. No
parece que Morante pudiera volver para una temporada amplia, de ahí que se
especule con una vuelta programada en corridas especiales y contadas.
De momento, está apartado de los ruedos. Debe
tratarse su enfermedad, por otra parte de solución complicada, y que vuelva
cuando quiera, pero que lo haga en las mejores condiciones posibles. Es verdad
que el toreo se queda huérfano con su ausencia. Es un torero tan importante que
no hay en el escalafón ningún sucesor posible. Hay buenos toreros, pero no
figuras de su magnitud. Estamos viviendo momentos históricos, aunque tal vez no
seamos conscientes de ello. Morante se ha ido y nadie sabe si volverá. De cualquier
forma, aunque vuelta de manera puntual, ya nada será como antes.
Y aquí acaba este texto, que por mi parte es el
único y último sobre lo que ha acaparado la atención de todos, los entendidos y
los ignorantes. Espero que sea lo último sobre Morante.
¿Y qué pasa con la empresa para la Feria del
Sol 2026?
A poco menos de 118 días para que en el ruedo de
la Plaza de Toros de Mérida se escuchen clarines y timbales, en el panorama
taurino emeritense se cuecen cosas que no del todo están claras, y que lejos de
dar estabilidad generan incertidumbre. Es el caso que a la fecha de hoy, por las
dependencias de la arena emeritense no se sepa con real certeza quien lleve los
destinos de la edición 2026 de la Feria del Sol, así como lo está leyendo
estimado amigo, fruto de eso que nuestro vulgo popular llamamos “improvisación
intencionada”.
Es un hecho evidente que la magna cita taurina
merideña estos últimos años ha tenido un sentido de estabilidad tanto artística
como económica, luego del paso de una especie de “corriente desestabilizadora”
de todo lo bueno que durante más de tres lustros se había hecho con la cita
ferial merideña en su apartado taurino. Era un mal necesario dijeron algunos
ese cambio que vino con el arribo de un nuevo gobernador, como lo fue el polémico
Alexis Ramírez, cuya gestión se le recuerda como una de las más turbias y poco fructíferas
en todos los ámbitos. Con él vino gente que se hizo de la plaza de toros que
lejos de sumar restaron muchísimo a tal punto que en la fecha antes de la
pandemia, la Feria del Sol en su apartado taurino era un simple despojo de
carteles baratos y en especial una guerra interna entre los mismos empresarios
que terminó por implosionarle, y dejar afición y categoría de la plaza por el
suelo. Para ello también contando con la complicidad de quien sería el relevo
del mencionado Alexis Ramírez, como lo fue Ramon Guevara, otro personaje de la política
merideña que pasó sin pena ni gloria, “escuchando los tres avisos”, ante
una pobre gestión y en especial donde el apartado taurino poco o nada les
interesaba. La prioridad era la “comisión” que por concepto de renovación
de contrato iba a parar a los bolsillos de quienes dependía la responsabilidad,
y poco o nada hicieron, de llevar los destinos de la plaza. Usted entenderá
amigo lector.
La llegada de Jehyson Guzmán Araque, al palacio de
gobierno merideño supuso también una limpieza de todo esto que acabo de
mencionarles, que por espacio de casi 9 años abarcó el lio del toro empresarial
en Mérida, apostando fuerte los actuales arrendatarios, contratando toreros y ganaderías
de primer orden mundial, con el fin de recuperar el aficionado que se fue y ese
público que por cuestiones de la crisis económica tan difícil de estos últimos años
ha tocado apechugar. La lista de primerísimas figuras del toreo, españolas,
peruana y venezolanas, ha logrado en parte volver a recuperar en estas últimas
4 ediciones lo que tan torpemente se procedió ahuyentar en los 8 años anteriores,
vaya saberse con qué propósito.
El hecho es que la llegada de otro nuevo inquilino
al Palacio de Gobierno Estadal, como es la del joven Gobernador Arnaldo Sánchez
Pérez y la acertada o no renovación en la presidencia de COREMER del actual
presidente de COREMER, Sharif Aisami, trae en estos momentos unos aires de incertidumbre
y poca transparencia, cuando visto lo visto esta semana, con la designación de nuevas
autoridades para FERISOL y Comisión Taurina Municipal, un silencio pasivo y tenebroso
-con olor a dinero verde de por medio a modo de subasta al mejor postor- se ventile
en los corrillos, haciendo valido aquel dicho que dice “cuando el rio suena
es porque piedras trae”…
Pocos nos imaginábamos que desde Caracas, en su
mundo aparte que tienen del país, la “movida de mata” de gobernadores iba
afectar muchos de los planes que se tenía de cara a este 2025. Eso trastocaría incluso
contrataciones con visos a expirar en el venidero 2026, por sí acaso, y vaya
que lo está haciendo cuando para tal efecto quienes han agarrado el llamado “coroto”
les está pasando factura “lapsus mentis” con la palabra que en su
momento firmaron y asentaron con puño firme.
Esperemos que esta semana se dilucide todo esto
que acabo de comentar estimado lector, por el bien de una feria como la
nuestra, el “Carnaval Taurino de América”, el cual se ha convertido en
sus entrañas en moneda de cambio y apetecido “hueso” donde los más vivos
aprovechan de su trascendencia.

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