domingo, 20 de noviembre de 2011

Oreja para Escribano y Silveti en la segunda corrida de la Feria de Valencia

Ocho toros en corrida kilometrica y tediosa
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ

Manuel Escribano ante el quinto, y Diego Silveti en el sexto de lidia ordinaria, dieron protagonismo con sabor a triunfo, al cortar cada uno una oreja, en el marco de la segunda corrida de la Feria de la Virgen del Perpetuo Socorro, en la ciudad de Valencia, estado Carabobo. Por su parte los diestros nacionales Otto y José Luis Rodríguez se fueron de vacio de la plaza en actuaciones poco trascendentales de cara al público.

Con poco menos de un tercio de plaza, en tarde caluroso y ventosa en los tres primeros toros, se han lidiado seis toros de la ganadería La Cruz de Hierro, y para rejones dos del hierro de Samán del Herradero, en su conjunto dispares de presencia, con el aditamento deL descastamiento y falta de raza de todo el lote en general. El más potable por noble fueron el 5º y 6º de lidia ordinaria. Se regaló un sobrero para rejones corrido en 8º lugar, que no desentonó del envío.

Otto Rodríguez ha pechado frente a sí dos marmolillos de mansedumbre supina. Su primero, mal lidiado en todos los tercios, poco pudo ofrecer al coleta local, quien tampoco mostró mucho interés en sacarle provecho ni entrar en conjeturas por ambos pitones. Se le silencio. En su segundo, del mismo modo poco se vio en una lidia anodina sin emoción alguna, donde toro y torero se desdibujaron del interés de los presentes.

Manuel Escribano ha mostrado otra actitud toda la tarde. Breve fue su saludo de capa de recibo, para luego recrearse en banderillas en vibrante tercio de rehiletes desde todos los terrenos de la plaza. Con la muleta, voluntad, decisión y entrega fueron las bases del rubio coleta por agradar, frente a una embestida áspera, que contó con la dosis de valor para aguantar las probaturas que exigió el toro en las cercanías de terrenos. La estocada desprendida no surtió rápidos efectos toricidas, por lo que recibiría palmas.

De rodillas cerrado en tablas, así lanceó de capa su segundo, animal que luego adornaría en espectacular tercio de rehiletes, que puso la plaza en pie unánimemente. Con la flámula, conocimiento de terrenos y en especial toques sutiles en el embroque para llevar largo y templada la embestida del burel, que se entregaría en cinco tandas por la diestra de meritorio calado. La estocada ligeramente desprendida y un descabello no impidieron el corte de una oreja de peso.

Expectativa por el debut como matador de toros de Diego Silveti había en el tendido, y en parte se retribuyó esta por parte del espada azteca, en dos actuaciones de gran calado. Ante su primero, por la derecha se le verían los mejores momentos, en labor variada, salpicada de trincherazos y lasernitas ceñidísimas al cuerpo. Su fallo con los aceros le privaron de “tocar pelo” como sí lo hizo ante el que cerro lote, donde se recreó de sacar partido en terrenos de toriles al rajado ejemplar, llevando la impronta de torero ambicioso en las series por la diestra y zurda que arrancó, literalmente hablando. Los dos viajes que requirió con el acero le valieron para que cortara la otra oreja que le daba tinte triunfal a su debut en este ruedo.

Abrió y cerró plaza el rejoneador José Luis Rodríguez, quien se labró dos actuaciones anodinas e intrascendentes, corrigiendo en reiteradas ocasiones colocaciones de rejones de castigo, así como en banderillas, donde por momentos despertó del letargo lo que fue kilométricas actuaciones. Fue silenciadas en ambas, en su segundo –sobrero de regalo- tras un aviso.

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