Jesús Ramírez “El Tato”
MARACAY.- La empresa organizadora de la corrida de toros de Valle de la Pascua el pasado sábado, no llegó a acuerdos con las pretensiones económicas de los gremios de subalternos, y el evento ferial en honor a La Candelaria, se dio con la actuación de tres picadores profesionales disidentes y varios matadores de toros que fungieron de subalternos.
La mecha venía encendida desde octubre en Cumana, cuando la Unión de Picadores y Banderilleros, supuestamente cobró la cuadrilla completa y envió solo cuatro hombres a lidiar una corrida de Los Aranguez sin la presencia de un puntillero. También en la pasada feria de San Sebastián, se gestaba un movimiento de varios banderilleros andinos que supuestamente fue aplacado, y que no están de acuerdo con algunas gestiones de la directiva.
Cuando nos enteramos de lo que se estaba ocurriendo en Valle de la Pascua, quisimos conocer la opinión de Rafael Orta, secretario general de la Unión y al parecer no dio importancia a nuestra inquietud.
Lo cierto de todo es, que se dio la corrida anunciada con toda normalidad y además con éxito, porque se cortaron seis orejas y un rabo ante la plaza “Enrique Finelli, abarrotada de aficionados que disfrutaron de un gran espectáculo, con los toros procedentes de Socremo en el Estado Yaracuy de la joven ganadería “La Esperanza” de Euclides Sánchez, con divisa verde y oro, con peso y bravura.
José Nelo “Morenito de Maracay” estuvo valeroso en el astado inicial que no tuvo recorrido y que despachó pronto con decoro. En el otro demostró sitio y conocimientos, banderilleando con precisión y labrando una faena de entendimiento y quietud sobre ambas manos que remató de estocada para recibir las dos orejas y el rabo.
Manuel Medina “El Rubi”, valiente y deseoso del triunfo armó el lío con su primer oponente en faena musicalizada que finiquitó de espadazo para recibir las dos orejas. El otro fue menos potable y pese a sus esfuerzos no pudo hilvanar faena siendo silenciado.
Manolo Zapata estuvo muy bien con su primero en buenas tandas de quietos derechazos, para duplicar trofeos. En el otro se puso pesado con el acero y oyó los tres avisos.
El rejoneador Rafa Rodríguez se lució sobre sus cabalgaduras en buenos pares de banderillas cortas y largas a dos manos. Falló repetidas veces con el rejón de muerte y oyó los dos avisos.
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