martes, 15 de febrero de 2011

El Cid, Bolívar y Luque, a hombros tras cortar siete orejas en Bogotá

Importante tarde la que ha cuajado en su estreno en la Santamaría el sevillano Daniel Luque, en tarde donde le acompañaron en hombros “El Cid” y Bolívar, ante un buen encierro de Juan Bernardo Caicedo. Foto: EFE
Rodrigo Urrego

BOGOTÁ.- Un notable encierro de Juan Bernardo Caicedo precipitó hoy una tarde triunfal en la quinta de abono en la Santamaría de Bogotá, en la que El Cid, Bolívar y Luque salieron a hombros tras cortar siete orejas. El palco se contagió y anduvo por la vía de los excesos.

El Cid, que sustituyó a Sebastián Castella, cortó tres orejas; el confirmante Daniel Luque debutó con gran impacto y se marchó con dos orejas; y Luis Bolívar cortó una en su primero y otra en su segundo, muy protestada por el público. La imagen del epílogo, con la terna de toreros a hombros bajo un inclemente chaparrón, resumía lo que fue la tarde: una gran tarde de toros.

Toros hubo, y variopintos. Uno muy notable. Bravo y encastado. Fue el segundo de la tarde. Imponente por su trapío, por sus pitones bien colocados y astifinos, e imponente también por la forma como embistió. Con bravura, calidad, clase. En una palabra, emoción, pero de la buena.

El astado había apuntado sus condiciones, y El Cid lo comprendió con el capote, en un saludo con mucho gusto. Y más aún, el toro peleó con bravura, con la cara abajo, metiendo riñones, debajo del peto de la cabalgadura que había servido para que el picador Juan Manuel Ruiz toreara a caballo y dejara un puyazo en todo lo alto.

La faena elevó la temperatura de la tarde. El Cid toreó con suma categoría, especialmente con la mano izquierda. Los naturales tuvieron tres virtudes. Trazo impecable, de mano baja y de largo recorrido. Quizás ha sido la mejor tarde del sevillano en la presente temporada.

La estocada cayó baja y ahí empezaron los excesos del palco. Dos orejas que tuvieron la mancha de la estocada. El gran toro de Juan Bernardo Caicedo merecía la vuelta al ruedo, pero terminó arrastrado en línea recta y bajo una ovación insuficiente.

El cuarto, un precioso jabonero, desarrolló complicaciones. Primero porque se fijaba demasiado en el “rosa y oro” del torero, y porque su raza se transformó en genio. El derecho era el pitón complejo, pero el izquierdo también desarrolló lo mismo. El Cid le plantó cara. Es cierto que tardó en acoplarse. Pero la paciencia y la voluntad, rayando en la terquedad, hizo que el torero se impusiera. Al final, cuando todo apuntaba a la brevedad, sacó unas series poderosas. La espada también cayó bajo, pero del palco bajó otra oreja.

Luque, concierto al natural. Había roto la tarde, apenas en el primero. Las verónicas fueron de auténtico cartel. Con el mentón clavado en el pecho y con un trazo imponente. Con la muleta, fue un concierto al natural. La mano izquierda del sevillano también marcó la diferencia y demostró que es de muchos quilates. La faena fue rotunda y la estocada cayó en la cima donde estaba la faena. En todo lo alto. Dos orejas sin discusión.

El sexto fue el más deslucido. Luque lo intentó pero no había reciprocidad.

Bolívar, cara y sello, se encontró con una tarde en la que sus compañeros habían puesto un punto muy alto. Difícil papeleta. Pero la sorteó, primero, por su variedad con el capote. Un gran saludo y un galleó para poner al toro en el caballo. La plaza volvía a levantarse. En la muleta el toro fue a menos. Y mientras duró, Bolívar lo templó con gusto, a media altura, circunstancia que ayudó para que el toro durara. Una estocada en lo alto mereció la oreja. El quinto no fue un dechado de virtudes. En los primeros tercios pocos apostaban por él. Bolívar, con la intención de salir a hombros, se fue a los medios.

Aprovechó un primer momento de temperamento del toro. Y después a exprimir lo poco que había, aunque no siempre con buenas manera. La espada cayó baja y el palco quiso sacarlo a hombros y concedió una oreja que fue muy protestada en la vuelta al ruedo. EFE

FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Juan Bernardo Caicedo muy bien presentados, variados de hechuras y capas, y de juego desigual. Sobresalió por su clase y bravura el segundo. Noble el primero. A menos el tercero. Violento y complejo el cuarto. Deslucidos el quinto y el sexto.

El Cid: estocada baja (dos orejas); estocada baja (una oreja).

Luis Bolívar: estocada en lo alto ligeramente tendida (una oreja); estocada caída y tendida (una oreja protestada).

Daniel Luque: estocada en lo alto (dos orejas); estocada trasera y dos descabellos (silencio tras aviso).

Casi tres cuartos de entrada. Daniel Luque confirmó alternativa. Excelentes puyazos de Juan Manuel Ruiz y Luis Viloria. Muy buenos pares de James Peña y Rafael Perea El Boni.

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