El
diestro madrileño no ve por el ojo derecho, aunque piensa torear en 2020 y
operarse a final de temporada con la esperanza de poder recobrar parte de la
visión: "Podría haber muerto", declara el Dr. David Antolín.
GONZALO I.
BIENVENIDA
Redacción APLAUSOS
Fotos: EFE
Fotos: EFE
El matador de toros Javier Cortés ha ofrecido al
mediodía de este lunes una rueda de prensa en el Salón de Actos del Hospital La
Milagrosa, de Madrid, para hablar de la evolución de la gravísima lesión ocular
sufrida el pasado 15 de septiembre cuando toreaba en la Monumental de Las
Ventas. El diestro ha estado acompañado por el Dr. David Antolín, director de
Central Ocular y jefe del Servicio de Oftalmología del hospital, y por la Dra.
Marta de la Fuente, jefa del Servicio Médico de La Milagrosa, que se limitó a
dar la bienvenida a los presentes.
“Estoy más vivo que nunca como torero. Aún no he
cogido los trastos, el día que lo haga empezaré a tomarme en serio los
entrenamientos rodeado de mi cuadrilla”, ha afirmado el diestro madrileño,
quien ha relatado las dramáticas vivencias de aquel día de finales de verano en
que fue herido de suma gravedad en su ojo derecho por un toro de Marqués de
Albaserrada: “Con mi grana y oro con el que tantos sentimientos y emociones he
compartido iba vestido en Madrid para triunfar o morir. Tiré la moneda y salió
cruz. Nunca me olvidaré de aquel toro de Marqués de Albaserrada, 'Golfo'. En la
enfermería pensé en lo peor, que podía morir el torero, que es peor a que muera
la persona. En el hospital Gregorio Marañón, esperando lo peor, sentí todo tipo
de cariño de las personas más allegadas”, ha señalado, añadiendo sincero:
“Pensaba que todo se iba a terminar ahí, que empezaba una nueva vida, que mi
ojo no iba a poder reconstruirse. Una noche empecé a cambiar mi mundo, aún no
sabía lo que iba a pasar. Me dejé llevar por las personas que tenía a mi
alrededor. Gracias a mi cuadrilla, a mi apoderado, a mi familia. Todos ellos me
mandaron el abrazo de esta familia, la del toro. Todos los países taurinos me
mandaron sus deseos de verme en los patios de cuadrilla pasando paquete”.
El torero se ha detenido especialmente en su
gratitud hacia los doctores: “Tengo que agradecer a todos los médicos que me
han atendido desde el primer momento, en la plaza, primero, y después en el
Gregorio Marañón. Y por supuesto al doctor Antolín y a la doctora Rojas: ellos
salvaron el ojo, salvaron al torero y llenaron de ilusión a la persona”.
DR. ANTOLÍN: “PODÍA HABER FALLECIDO”
El Dr. David Antolín ha comentado: “El ojo de
Javier ya era delicado antes, ya tenía una merma -el torero había sufrido
tiempo atrás un desprendimiento de retina que le dejó con solo un 40% de
visión-. El traumatismo fue tremendo. Javier podía haber fallecido. Si el
alcance del pitonazo hubiera sido dos centímetros más allá hubiera podido
causar su muerte por la zona tan delicada de la que estamos hablando. Ahora
tiene una retina con la posibilidad de recuperar algo de visión después de otra
operación”; añadiendo después: “Pero ahora, aunque la estructura del ojo está
conservada, no ve. Aun así, Javier ha preferido incorporarse a la temporada en
lugar de terminar las cirugías pertinentes. Después de la próxima temporada se
le volverá a operar”.
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