No es
el mejor momento económico y la gente busca alivios y soluciones. Los toreros
cambian de apoderado y los empresarios, los que pueden, recurren a los
apoderamientos para intentar sacar el barco, digo el balance del año, adelante.
A muchos ganaderos se les abren los ojos con la ola de aficionados prácticos
que llegan pagando a tanto la becerra y a las comisiones del carrer… No es buen
síntoma.
JOSÉ LUIS
BENLLOCH
Redacción APLAUSOS
Es tiempo de campo. Del palo, la garrocha, el
caballo… hay auténtica fiebre entre los matadores. Me gusta que sea así. Es
afición que han recuperado los matadores actuales y que ya no practicaban
apenas las generaciones que les precedieron. Es como mantener las esencias del
toreo, un viaje a las raíces. Un no desengancharse de las tradiciones. No se
iban a poner a jugar a la Play como hacen las estrellas de otros espectáculos.
Eso por no hablar de los tentaderos, jamás los toreros consagrados hicieron
tanto campo, los hay que son auténticos depredadores de camadas. No se cansan,
vacas, toros, vacas, toros... Supongo que será bueno, supongo, antiguamente se
avacaban. En los despachos sigue el goteo de cambios de apoderamiento. Es
igualmente fruta del tiempo. Diría que reflejo de la situación general del
toreo. No es el mejor momento económico y la gente busca alivios y soluciones.
Los toreros cambian de apoderados y los empresarios, los que pueden, se echan
en brazos de los apoderamientos para intentar sacar el barco, digo el balance
del año, adelante. No es buen síntoma, nos lo comentaba la semana pasada José
Luis Lozano desde sus cuarteles de invierno, atalaya desde donde contempla
orgulloso los logros de unos tiempos que no sé si volverán. Por otra parte y
sin salirnos del tercio de los alivios, a muchos ganaderos se les abren los
ojos con la ola de aficionados prácticos que llegan pagando a tanto la becerra,
que no digo que sea práctica deshonrosa por parte de nadie pero en momentos de
normalidad ni se hacía ni se contemplaba, en esas cuestiones había sitio solo
para los compromisos y la cortesía. Tampoco los grandes gustaban de soltar
toros por las calles, es más, lo ocultaban cuando sucedía y ahora se espera
como agua de mayo la llegada de las comisiones de los pueblos, mercado que por
cierto crece y crece, todo no van a ser malas noticias, de tal manera que me
cuentan que no solo son los de mi tierra quienes acuden ya con la bolsa llena:
pueblos de Jaén, Cuenca y Guadalajara compiten por los mejores ejemplares. Lo
dicho, fruta de los tiempos, también lo es que los toreros jóvenes busquen un contrato
en las plazas de mayor exigencia para ver si pueden meter la cabeza en las de
segundo y tercer rango en lo que supone sin duda una perversión del orden
natural de las cosas. Insisto en que son cosas de los tiempos aunque también se
podría decir cosas de la supervivencia.
SOS novilladas. En Villaseca se juntaron 21 municipios que
organizan el 30 por ciento de esos festejos. Lo hacen al margen de los
profesionales, que de alguna manera significa desde el voluntarismo. Digo yo
que eso les dará autoridad, derecho y obligación de intervenir en el problema.
Que por cierto no han creado ellos. Aun así no les han dado la acogida que
merece la iniciativa. Sería bueno que hablasen y pactasen
Y si nos referimos a las figuras, en estos días
van y vuelven de América como si fuesen a por tabaco. En realidad van por
pasta, por mantener el cuerpo alerta y alejado de la vida muelle del invierno.
También por gloria, por qué no iba a ser así me pregunto, ya se sabe lo
apasionadas que son aquellas aficiones y lo conveniente, diría que necesarias,
que son las inyecciones de autoestima para un torero… En eso no ha cambiado
nada. Así que se acercan a la T4 y en un plis plas se plantan en las grandes
ferias de aquel continente y vuelven a casa. Luego ves muchas de aquellas ferias
por los numerosos medios audiovisuales de la actualidad y vista la calidad del
espectáculo en aquellos lares te tienes que preguntar dos cuestiones, si no
están jugando con fuego con el futuro del toreo allí y qué grado de pasión, qué
locura se desataría en aquellas plazas si aprovechando la permisividad de allí
saltase un toro bravo. No digo grande, solo bravo. Pero salvo excepciones no
gastan ni trapío ni bravura y así el riesgo de permanencia de la Fiesta es más
difícil todavía. No es nada nuevo decir que tanto allí como a esta parte del
océano los efectos de la prohibición de Barcelona son tremendos. Y tanto o más
grave que perder la Monumental ha sido el efecto mimético que ha generado. Ha
sido como lanzar la carrera.
En los últimos días ha sido noticia el encuentro
de Villaseca de la Sagra. También esto tenía la supervivencia como telón de
fondo, el título lo dice todo: Foro de Promoción, Defensa y Debate de las
Novilladas. Yo le añadiría ¡SOS! Se juntaron veintiún municipios que organizan
el treinta por ciento nada menos de las novilladas picadas de España al margen
de los profesionales, que de alguna manera significa desde el voluntarismo. Y
digo yo que eso les dará autoridad, derecho y obligación de intervenir en el
problema. Que por cierto no han creado ellos. El caso es que no ha tenido
dentro del sector la acogida que merece la iniciativa. Naturalmente las
novilladas y por ende el futuro del toreo no se va a asegurar únicamente
reduciendo las cuadrillas, que ha sido el tema que más ha escocido, pero
después de más de un siglo de plantillas inamovibles igual ha llegado el
momento de flexibilizarlas en determinadas situaciones, en las novilladas, por
ejemplo, a la vez que se ajustan los costes de los otros componentes del
sector, empresarios, administración… Algo hay que hacer, no hacer nada es
sentenciar al toreo. Ponerse de costado o volver la espalda a la realidad es
poco menos que un ejercicio de hipocresía y pasividad que no sirve porque para
más vergüenza al final, se ha comprobado, se impone el peso de una realidad la
mar de pertinaz, de tal manera que muchos van por fuera de la legalidad, unos
cobran o no cobran, otros pagan poco o no pagan y cada vez más el futuro es una
nebulosa, pura quimera, que ensombrece el futuro. Tendrán que sentarse para
hablar y negociar. Es urgente y no valen las descalificaciones previas. Eso es
lo fácil.
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