GUILLERMO SALAS
Fotos. EFE
CIUDAD DE MÉXICO.- El diestro mexicano Joselito Adame consiguió
hoy otro triunfo, esta vez dramático,
tras cortar dos orejas, salir nuevamente a hombros y está colocado como triunfador de la temporada
2013-2014 en la Monumental Plaza México.
Sus paisanos Arturo Saldivar y Diego Silveti también han mostrado buenas maneras para en un futuro inmediato estar
colocados en su sitio distinguido.
Un
éxito esta séptima corrida de la temporada, pues se registró una gran
entrada, tres cuartos del aforo, unas
treinta mil personas y, lo mejor, se han justificado plenamente, pues cada uno en su estilo tiene
amplio porvenir.
Se
lidiaron un toro de rejones de Fernando de la Mora para Mónica Serrano y
seis de Barralva bien presentados,
serios y que salvó el sexto de la lidia ordinaria que mejoro al final, los otros no han sido
buenos, pero hubo en el ruedo tres torero.
Serrano,
que tiene una cuadra magnífica, tuvo una labor con más voluntad que torerismo, en la que hubo muchas pausas al
cambio de jacas, regular matando con división de opiniones.
Adame,
con una firmeza que la gente palpó de inmediato. Al primero había que exponerle y ahí estuvo hasta elaborar una faena
de pleno convencimiento, de dramatismo auténtico, torería y una actitud
auténtica. Lo cogió el toro para matarlo, horripilante y se levantó para
culminar su obra con una estocada que partió en dos a la res. La locura, dos
orejas con petición de rabo, salida a hombros. El cuarto no tenía nada por dónde
meterle mano, muy por arriba del toro, para ser ovacionado.
Saldivar,
sin suerte, su lote, segundo y quinto de la lidia ordinaria, no dieron opción
alguna. En ambos el torero estuvo haciendo las cosas con calidad y buenas maneras. Si acierta con el segundo, hubiese
cortado una oreja. Ovación de gala en el tercio. El quinto, la verdad, otro mal
bicho y mucho al que Arturo siempre estuvo exponiéndole. No anduvo fino con la
espada y se silenció una labor que mereció mejor atención del público.
Silveti,
con su primero que no funcionó, como sus compañeros con disposición y entrega con destellos de torero. Mal matado
silencio. Al que cerró, que tenía más
nobleza le cuajó una faena que fue de menos a más. El toro ya había dado
todo y era el momento preciso para
matarlo. La gente lo considero mejor de lo que era lo mató de dos pinchazo,
media y descabello con división de opiniones no justificadas, sobre todo esos
aficionados sin noción de la fiesta.
Los
toreros de plata, Juan Saldaña y Christian Sánchez, saludaron el tercio
tras lucirse con las banderillas. Una
interesante corrida con mexicanos, de ese grupo
que pronto se colocará. / EFE
Diego Silveti |
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