Seria y dura corrida de
Mondoñedo. Alberto Aguilar, herido, la deja en mano a mano. Javier Castaño,
arrojado, silencia con su espada, y José Fernando Alzate, apaleado, triunfa con
el último, tras oír tres avisos en el tercero.
Alberto Aguilar corneado por Sasaimuno. Foto: Diario El Tiempo de Bogotá |
JORGE ARTURO DÍAZ
REYES
Los de Don Fermín Sanz de
Santamaría vienen a Cañaveralejo desde su misma inauguración, corrieron al
otro día (José Antonio Romero y "Chamaco"
les cortaron cuatro orejas por cierto). Algunos años habrán faltado, pero nunca
defraudado. Esta tarde volvieron, y aunque sin gran tonelaje, armas de largo
alcance, ni buenas maneras, de nuevo sentaron sus reales. La estampa y la furia
cruda les bastaron.
520 kilos de promedio, tres castaños, tres negros, mirada hombruna, un
señor toro, el cuarto, que en diez segundos derribó dos picadores. El tercero,
de menos romana, justificado por una cuna amplia, fina y veleta. Todos con
poder, con genio, metiendo miedo, y en plan perdonavidas, de a ver quién nos
puede. El cuarto, un buenmozo, aplaudido
de salida. Los cuatro últimos, aplaudidos en el arrastre. Señal inequívoca de
que aquí lo que gusta es este toro. El de verdad, el de las emociones fuertes y
veraces. La terna era la propia, y lo ratificó, uno en cirugía y los otros dos
jugándose la barriga sin ambages.
A Javier Castaño, torero de
miuras, no lo impresiona el toro americano, ni siquiera ese para nosotros
zambombo 4º de 568 kilos, una lámina. Sereno, lidiador, situado, aguantador y
solvente con las telas, mandó en sus tres lidias, como era de esperar. Si no
tocó pelo, y quizá más de una vez, fue por lo de la suerte suprema (menudo
detalle). Pinchó, tendió, y descolocó los aceros a sus tres animales, daba pena,
daba rabia, después de tanto riesgo. Así con el que mató por Aguilar, como en los dos suyos. Joder.
El debutante Alberto Aguilar,
anuncia que venía por historia. Seis verónicas y media en los terrenos a «Sasaimuno», cuatro derechas, uno por
alto, cambio de mano, trinchera y ayudado, todo con gracia y entrega, el
castaño se la canta, él lo ignora, y lo caza por la pierna izquierda
encelándose sin piedad. A cirugía, corneado y contundido. Más pena.
El joven bogotano José Fernando
Alzate, (cuatro corridas de pueblo este año), iba en desventaja, y con
semejante corrida. Como siempre que lo hemos visto echó sus restos. A piel o
tela, fueron todas las apuestas, y en todas terminó ganándose la plaza, que se
hizo suya. Más valor que arte, más riesgo que temple, más verdad que retórica.
Esas fueron sus cartas. El tercero se le quedó vivo, cuando la oreja era
inminente. En el quinto saludó, tras una ignorada petición mayoritaria de
oreja, y el sexto le cogió, le tiró puñaladas y patadas a discreción, en el
suelo, y él, maltrecho pero digno, de nuevo a la pelea con más brío, y a un
estocadón a pecho descubierto y un descabello certero que hizo felices a todos.
Alfredo Domínguez Borrero, el nuevo empresario, dijo desde que recibió la plaza: “Vengo
a restaurar el toro de Cali”. Hoy, lo cumplió. Vale.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Cañaveralejo. 2ª de feria. Sol. Media plaza.
Seis toros de Mondoñedo (en Contreras), bien presentados,
encastados y geniudos; aplaudidos de salida el 4º y de arrastre 3º, 4º, 5º y
6º.
Javier Castaño, silencio, silencio en el
que mató por Aguilar, y silencio
tras aviso.
Alberto Aguilar, herido por el segundo, va
a cirugía.
José Fernando Alzate, palmas tras tres avisos.
Saludo tras fuerte petición en el que mató por Aguilar, y oreja.
Incidencias: Corneado Alberto Aguilar por el 2º, no puede
continuar la lidia. *** Saludaron
Alex Benavidez y "El Calima" tras parear al 1º, y Ricardo Santana y
“El Popis” (espontáneamente) tras parear al 5º.
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