lunes, 9 de septiembre de 2013

Rafael Orellana sigue la racha…

Indultó el último toro de Rancho Bravo.
De Puerta Grande en Puerta Grande Rafael Orellana, tras fin de semana coronado con triunfo el domingo en Seboruco, de cara a este viernes abrir Feria de Tovar. Foto: José León
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz

Cierre de feria apoteósico el que tuvo lugar este domingo en el marco de la Feria de Santa Rosa de Lima, en la tachirense población de Seboruco. El par de astados del hierro de Rancho Bravo, propiedad del ganadero Carlos Arias, ha ofrecido las mayores cotas de lucimiento y triunfalismo, en festejo a “plaza llena”.

Aparte de los astados de Rancho Bravo, lidiados en 1º y 4º lugar, se corrieron otros dos más de Tierra Blanca (3º) y Campolargo (2º), en su conjunto lote de morlacos correctos de trapío y juego dispar, donde el menos potable fue el de los Herederos de Don Sebastián González Regalado.

César Vanegas estaba literalmente en el “patio de su casa”. Era evidente que el público a favor se entregaría por él como resultó en el que abrió plaza, tras labor variada, en el corte clásico del veterano y fornido espada. Las dos orejas a sus manos, tras certero espadazo. Poco pudo hacer en su segundo, del hierro de Tierra Blanca, zambombo de edad, peso y malas intenciones, el cual despachó con brevedad.

Embalado tarde tras tarde volvió Rafael Orellana en su repetición, tras el triunfo el pasado fin de semana este ruedo. Y lo reconfirmó ante el ejemplar de Campolargo, el cual llevó imantado en su muleta, por ambas manos, para lograr coronar triunfo luego de despenarlo de espadazo sin puntilla. Las dos orejas solicitadas bajo petición unánime del soberano.

Repetiría apoteosis con el que cerró plaza, noble y bravo cornúpeta de Rancho Bravo, que vino a ser el ultimo que se lidiara bajo la responsabilidad de Don Carlos Arias, pues la ganadería pasara a llamarse en breve Palmar de la Sierra, con asentamiento en predios de Capacho. Se reboso el espigado espada tovareño de torearle por ambos pitones, bajándole la mano y rematándole el muletazo por detrás de la cintura, lo que hizo que tras dilatado trasteo se le pidiese y concediese el indulto a «Copito», Nº 28 de 478 kilos. Las orejas simbólicas con la posterior salida en hombros tanto de toreros como ganadero dejaron constancia de una tarde triunfal desde todo punto de vista.

La nota negativa, el retiro de las cuadrillas de banderilleros y picadores a cargo de José Benítez “Maraco” en las lidias de los toros precisamente de Rafael Orellana, tras aducir estos el impago de honorarios profesionales. Hecho lamentable que desdice del todo lo bueno que había dejado en el tintero la feria.

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