domingo, 22 de septiembre de 2013

"El Juli": «Quince años después, sigo siendo esclavo del toreo»

PACO AGUADO

Con casi mil quinientas corridas a sus espaldas, Julián  López "El Juli", primera figura del toreo que estos días celebra que hace quince  años tomó la alternativa, se considera un "esclavo del toreo", según confiesa en una  entrevista con EFE.

"El Juli" se doctoró en tauromaquia el 18 de septiembre de 1998 en el anfiteatro  romano de Nimes (Francia) sin llegar a haber cumplido los 16 años, y desde  entonces se ha mantenido como primera figura del escalafón de matadores,  temporada tras temporada, tanto en España como en América.

Con casi mil quinientas corridas a sus espaldas, y con salidas a hombros en más de la mitad de ellas, el torero madrileño cree que el balance de esos tres lustros, más de la mitad de su vida dedicada al toro, es "inigualable".

"Me siento muy orgulloso de todo lo que hecho, de mis aciertos pero también de  mis errores -manifiesta el diestro-, porque he vivido la profesión con total entrega. He tenido capacidad de superación para ir ganando las batallas con toda dignidad y con lealtad a mis principios, y especialmente para asumir el peso de la fiesta  desde que tenía quince años".

Para afrontar tantas responsabilidades desde una edad tan temprana, asegura  Julián López que su familia ha sido "el pilar básico": "Mis padres y mis hermanos me han dado la fuerza y el apoyo para superar todos los retos. Mis inicios fueron momentos difíciles también para ellos, pero, afortunadamente, he podido estar a la  altura y les he podido devolver todo ese aliento".

"En realidad -continúa el torero- todas estas temporadas han sido una larga búsqueda de mí mismo. Empecé muy joven, sin saber muy bien lo que quería y podía ser en el toreo, pero poco a poco me he ido haciendo dueño de mi destino, hasta que ya me siento plenamente feliz, identificado con mi tauromaquia y con mi forma de ser y de actuar".

Para "El Juli", el mejor momento de su carrera fue el de su única salida a hombros  como matador de toros en Madrid, en San Isidro de 2008. "También cuentan mis triunfos en Sevilla, pero, por encima de todo, lo mejor ha sido  ver crujir ese día a la plaza de Madrid, que para mí significa mucho. Aunque en mi  tierra me han tratado siempre con dureza, cada vez que sueño que cuajo un toro el  escenario donde lo sitúo es en Las Ventas", reconoce el diestro del barrio de San  Blas.

Después de quince años plagados de triunfos en las plazas más importantes del  mundo -"algo que nadie puede discutir"-, la prioridad de "El Juli" ya no es "poner a  todo el mundo de acuerdo, como antes. Hago la tauromaquia que siento, y acepto  que haya gente a la que no le guste. Pero también creo que, a estas alturas, quien  no sepa ver lo que soy como torero se identifica como aficionado".

"Es verdad -reconoce- que las circunstancias me llevaron en su momento por  caminos artísticos distintos al buen concepto del toreo que ya tenía con quince años. Pero después de muchas vueltas creo que mi forma de torear es ahora una retrospectiva de mis inicios. Me siento más identificado con mi etapa de novillero,  con esa inocencia y esa frescura que tenía en la plaza".

Volviendo a hacer balance de estos quince años de matador, "El Juli" concluye que el  toreo le ha dado todo en la vida: "Sí, me ha dado todo lo que soy. Es mi forma de vivir y de expresarme. Sólo me  siento pleno como persona cuando toreo, porque es entonces cuando sale mi  verdadero yo, sin ningún tipo de complejos ni de limitaciones de las que impone la  vida normal. No hay ninguna sensación, por maravillosa que sea, que llene el alma  como la de torear".

Por eso dice que volvería a pasar, "todas las veces que naciera", por todo que ha  vivido, "por lo bueno y por lo malo": "Creo que ser torero es lo más grande que te  puede pasar. Cuando me retire tendré que aprender a vivir sin ello, pero no habrá  nada que lo pueda sustituir. Y es que me sigo sintiendo esclavo del toreo".

Añade que seguirá en los toros mientras sea capaz de mantenerse "al máximo nivel  artísticamente", y concluye: "Más que nada porque no creo que llegue a tener el  valor suficiente para irme de los ruedos. Sólo me iré en el momento en que sea  consciente de que mi tauromaquia se queda atrás o de que le esté faltando al  respeto a todo lo conseguido anteriormente. Pero eso sólo es el toro quien me lo  dirá". / EFE

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