Rotundo gesto en la corrida
televisada por TVE de este domingo, el cual se televisó para América en horas de la madrugada de este lunes
LUCAS PÉREZ
@lucasperezest
Fotos: EFE
El cante desembocó en locura colectiva. El cante grande de
Talavante. De toreo y de puro pulmón. Y es que cuando la faena al tercero de su
gesto emeritense en solitario tocaba su final y la banda de música había dado
paso al silencio, el extremeño se descolgó de hombros, desmayó su toreo y
cuerpo y con su grave chorro de voz por bulerías hipnotizó al buen toro de
Zalduendo para sacarle un fondo humillado no visto hasta entonces. La plaza en
pie ante el cantaor improvisado.
Fue éste el empujón definitivo a una corrida a más frente al
escaparate mundial de TVE y su Canal Internacional, que volvían a los toros en
directo casi un año después de Valladolid. Talavante, que había cedido su
derechos de imagen, al contrario que las cuadrillas -18.000 euros del ala
cobrados un día antes- paseó dos orejas de este tercero pero lo mejor estaba
por llegar justo después, en el cuarto, 'Taco' de nombre, de 501 kilos,
asaltillado por fuera y por dentro, amexicanado de apariencia y amexicanado en
su embestida humillada y de temple infinito.
Alejandro lo cuajó de principio a fin. Macizo. Impactó el
soberbio inicio de faena relajado, verticalizada la figura, ganando terreno,
con una despaciosidad que hacía intuir una faena para ser recordada por mucho
tiempo. Como así fue, como así será. Toro y torero crecieron a una en una
conjunción perfecta. Y una sensación de perdón de la vida para un toro que se
apoderó de la plaza como un visto y no visto. Hasta dos veces se perfiló a
matar Talavante a 'Taco'. Pero para taco, el que formó el torero. Y el que se
hubiera formado si el presidente no saca el pañuelo naranja para salvar al
zalduendo. El fin último del toreo, en directo y en su máxima expresión.
Tal grado alcanzó la apoteosis que hasta el público se
olvidó de solicitar los trofeos simbólicos para Talavante. El extremeño obtenía
así el premio a un gesto de torero macho y honrado. Y que sí hace por la
Fiesta. El gesto de quedarse en solitario después de que Dios y los tiempos no
hubieran permitido a Morante vestirse de luces y no encontrar el extremeño el
acompañante deseado. Morante también fue testigo de un ejemplo más de la
evolución del toreo Talavante, obseso y preocupado en mejorar cada día. Se
apreció esta progresión, esta búsqueda de un estilo propio, en el poso a la
hora de andar por la plaza, en la cadencia de sus muletazos al engatillado
sexto, o en la frescura de dos faenas iniciales de oreja que le aseguraban de
forma prematura una puerta grande.
Una puerta grande multitudinaria que atravesó alzado por la
gran cantidad de jóvenes -en torno a medio millar-, que llegaron a Mérida desde
distintas asociaciones de toda España y alentados por una oferta cultural
promovida por el empresario José María Garzón, empresario de la plaza, alma
mater del buen ambiente existente en la ciudad romana durante un fin de semana
amable rematado con el éxito final y los gritos de "sí al toreo", en
toro a la figura sonriente y a hombros de Alejandro Talavante, el héroe
solitario.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Zalduendo, bien
presentados y de buen juego general; con movilidad el mansito 1º; rajado el
noble 2º; a más el montadito 3º, que sacó fondo a últimas por el derecho;
extraordinadio de temple y humillación el 4º, indultado; deslucido el apagado
5º; repetidor y con clase el serio veleto que hizo 6º.
Alejandro Talavante, de nazareno y oro. Estocada un punto
contraria (oreja); en el segundo, estocada atravesada y contraria y descabello
(oreja); en el tercero, estocada pasada y descabello (dos orejas); en el
cuarto, simuló la estocada tras conceder el indulto el presidente; en el
quinto, dos pinchazos y descabello (silencio); en el sexto, estocada
desprendida y tres descabellos (ovación desde los medios). Salió a hombros.
Plaza de toros de Mérida. Domingo, 1 de septiembre de 2013. Tres
cuartos de entrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario