La mitad de la dispareja corrida se fue viva; tercero y sexto por avisos, y el noble cuarto indultado tras una rimada faena de Sergio Flores.
Sergio Flores a hombros, por el ruedo de la plaza de toros de "Cañaveralejo", antes de salir así por la puerta "Señor de los Cristales". Foto de Joge Arturo Díaz |
JORGE ARTURO DÍAZ REYES
CALI (Colombia).- Los utreros de Salento, en escalera, contrastaron también su comportamiento con matices que fueron desde la enrazada nobleza del cuarto hasta la mansedumbre ociosa y distraída del sexto.
Devuelto a los corrales el tercero, tras tres avisos, y en medio de una bronca. La noche no parecía tener futuro, y la concurrencia se debatía entre la desilusión, el aburrimiento y el enojo. Para colmo saltó “Pascual”, abanto, haciendo gazapos, y escarbando. Las últimas esperanzas fenecieron. Incluso algunos desertores buscaron las puertas.
Pero el mexicano Flores, comenzó a capturar las acometidas en sus laboriosas verónicas iniciales. Luego de la revolera, una serie de chicuelinas entonadas que precedieron la encelada vara, un quite por lopecinas y una larga cambiada de pie no fueron opacados por el desarme inicial. De pronto la plaza fue otra. Muleta en mano el tlaxcalteca esperó en los medios para tres cambios ligados por pecho y espalda y una rima de derechas por bajo, engarzadas que prendieron la fiesta. Por naturales igual, morro en tierra, trapo liso, viaje lento, trazo largo y unión, consonancia mejor, de una suerte con la otra, sin apremio, sin descargue, sin destemple.
El novillo, terciado, pero crecido, a más, echando son, fijeza y fondo era interpretado a cabalidad por un toreo solvente y gustoso. Como sucede tanto (demasiado), por estos pagos, cuando un animal embiste, los protectores de animales inmediatamente, pañuelo en mano y voz en cuello, claman por el indulto, y lo consiguieron esta vez, impidiendo con saña la igualada. La faena de haber sido rematada con la espada, como se debe, tenía dos orejas de verdad más que ganadas, a cambio, prefirieron otorgarlas de mentiras (simbólicas) y armar un jaleo en dos ruidosas vueltas al ruedo, la segunda con la familia ganadera en pleno.
Flores, el arte de Flores, ratificó aquí lo que firmó este año en Madrid y Sevilla, y avaló con creces su contratación. Con el primero que fue a menos había estado solvente por encima, e injustamente silenciado.
Andrés Valencia que se había ganado el puesto como triunfador de la preferia, derrochó ganas, valor y esfuerzo pero eso, que es mucho, no basta en el toreo. Pegar pases no es torear. Sus novillos no fueron dechados de virtudes, el uno mansurrón y el otro algo incierto contribuyeron también a que la sosería primase sobre cualquier emoción. Mató sin virtuosismo pero con eficacia las dos veces.
El caleño Randy Rojas llegó a última hora en sustitución de Fabio Castañeda, excluido injustamente por el conflicto taurino con Venezuela. Mala pata para todos. No estuvo a la altura del compromiso. Solo tuvo desahogo en los tres pares al sexto que le aplaudieron más por consolación de la bronca en el tercero que por brillantez. El resto fue amargura y descontrol. Claro, sus animales no eran buñuelos, pero les habría debido lidiar y matar, al menos, en vez de hacerlo, perdió los papeles y oyó seis avisos en tandas de a tres.
La corrida fue de Flores y “Pascual” todo lo demás quedó a la sombra.
FICHA DEL FESTEJO
Domingo, 25 de diciembre de 2011. CALI. Plaza de Cañaveralejo. 1ª de feria. Novillada con picadores. Noche cálida 26ºC.
Tres cuartos de plaza. Seis novillos, de Salento (en Santacoloma) disparejos de presencia y juego. El 4º, de nombre "Pascual", nº 172, negro de 396 kilos, fue indultado
Sergio Flores, silencio y dos orejas simbólicas.
Andrés Valencia, silencio y silencio.
Randy Rojas, bronca tras tres avisos y silencio tras tres avisos
Incidencias: Al terminar el festejo, Sergio Flores salió a hombros por la puerta Señor de los Cristales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario