Tanto
la Plaza Monumental como el Coliseo El Llano, ambas bajo la responsabilidad de
COREMER
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Lamentable, penoso y alarmante, la delicada situación
que viven los dos principales cosos taurinos merideños, que de alguna u otra
manera, son referencia para la afición de las ciudades de Mérida y Tovar. Las
severas filtraciones que se exponen en ambos recintos –bajo la responsabilidad
de la junta administradora del Complejo Recreacional de Mérida (COREMER)- son
un llamado de atención en última instancia a la máxima autoridad estadal como
es directamente al gobernador del estado, ciudadano Ramón Guevara, quien poco o
muy escueto conocimiento tendría de esta situación, ante la nube de reportes que
le acompaña e informan por intermedio de sus designados para tales funciones.
La situación se presenta luego que la mencionada
junta de COREMER saca a la luz pública recientemente la decisión de no
habilitar ambos cosos taurinos -por tiempo indefinido- para el desarrollo de ningún
tipo de espectáculo en sus respectivos espacios, es decir, la Plaza de Toros
Monumental “Román Eduardo Sandia” de Mérida y el Coliseo El Llano de Tovar,
arenas el cual vienen desde poco más de año y medio inactivos para la fiesta
brava como a otros eventos, tras el cerco sanitario que ha implicado la
pandemia de COVID-19 en el estado, donde numerosas han sido las victimas que ha
cobrado, decisión entendible por demás hasta tanto no haya una sincera vacunación
masiva en el estado, o se haya controlado focos puntuales que ha presentado el
estado en las últimas semanas.
Con la temporada de lluvias en su máximo esplendor
en la geografía merideña, más evidentes se han convertido las filtraciones que
ambos cosos han evidenciado en el curso de las últimos días, estructuras como
el caso de la monumental merideña, con más de 54 años de levantada, bajo la
inclemencia de un climatología húmeda en gran parte del año donde se asienta, el cual requiere siempre revisión minuciosa y supervisión especifica de los
tendidos que haría las veces del techo que alberga sus demás dependencias
internas.
Por su parte en la arena tovareña, el techo que
cubre las dimensiones del redondel y tendidos, cada día es más evidente las
numerosas filtraciones que la policromatica cubierta está demostrando, a pesar
que solo por época ferial hacen gala las autoridades municipales -y últimamente
por falta de recursos la empresa taurina organizadora del serial taurino septembrino-
de reparaciones puntuales que no llegan a solventar el cada vez necesario
emplazamiento a una más exhaustiva y profunda revisión del techado e iluminación
que no afecte en definitiva las instalaciones que alberga en su interior, entre
ellas el Museo Taurino bajo el comodato de la Peña Taurina El Reencuentro,
quienes a pesar de mantener con sus propios recursos todo el año abierto dicho
recinto -el cual se agradece- bien es cierto que no le compete reparaciones de
tendidos del coliseo, cuando es tarea de la propia COREMER, o en su defecto de
las autoridades competentes que ellos destinen para mantener en su plenitud el
polifuncional recinto, asiento a su vez de la Academia Taurina Rafael Orellana,
por poner una de las que hacen vida diaria en el ruedo tovareño.
Hasta los momentos no se ha recibido respuesta alguna
de las señaladas autoridades gubernamentales, a la espera que no sea muy tarde,
pues luego sería muy difícil y costoso recuperar importantes reliquias o en su
defecto estructuras de dichos cosos, hasta los momentos, junto con la Plaza de
Toros Monumental de San Cristóbal, las únicas en toda la geografía venezolana
habilitadas para albergar espectáculos taurinos, tras los lamentables ejemplos por
las cuales han atravesado en los últimos años plazas como las de Maracay,
Valencia, Maracaibo, Táriba y Caracas, así como la desaparición de cosos como
los de Barquisimeto y Barcelona… ¿Sera que quieren emular tan desafortunado
destino?
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