Cuando se inicia la etapa
principal de la temporada
Cuando va a arrancar la primera
parte esencial de la temporada, John Gordon, del Club Taurino de Londres,
analiza de forma muy ponderada en este informe la situación de los principales
nombres del escalafón, situándolos en el contexto en el que hoy se mueven. Bajo
el liderazgo absoluto de Andrés Roca Rey, Gordon avanza por el camino de lo que
la afición espera de cada uno de ellos, alejándose de tópicos y mirando hacia
lo que interesa al aficionado. Tras repasar quien es quien ahora mismo en una
veintena de nombres, el autor deja abierta una puerta a la sorpresa: "Mantengo
la esperanza que algún torero que no suena en abril salga para ser uno más a
quien contar en esta temporada que se antoja de renovadora".
JOHN GORDON
Redacción
TAUROLOGIA.COM
Terminadas las iniciales ferias del invierno, las del
pistoletazo de esta temporada, se nos antoja un panorama diferente. En enero
parecía que la parte alta del escalafón llevaría pocos cambios de lo que lleva
siendo desde el principio de siglo. Ponce siguiendo su maratón, con El Juli de
compañero de viaje, y un par de artista sublimes, Morante y José Tomás (si es
que desempolva los trastos más de una vez este verano) dejando perlitas de arte
por las plazas. Estas han sido las indiscutibles figuras de las primeras dos
décadas del siglo xxi.
Claro, las figuras han tenido un puñado de contrincantes a
derrotar estos años, allí tenemos las grandes temporadas de Castella del
2005-2007, o de ese gran Perera del 2009 y el 2015, y como no olvidar el toreo
empaquado de Manzanares, que ha hecho de Sevilla su feudo desde el 2007. Sin
embargo, a cada uno de estos toreros les ha faltado un peldaño para rebatarles
el cetro a las figuras y se han quedado en la segunda fila como figuras
temporales. También podríamos incluir en este grupo a Alejandro Talavante, el
torero más genial de su generación y quizás también el menos regular. Está
retirado esta temporada, me parece bien. Que se tome un descanso, porque cuando
vuelva será un telonero de lujo.
Y será un telonero de lujo porque hay un puñado de jóvenes
con proyección que están llamado a ser toreros de ferias en el próximo lustro.
Román, Ginés Marín y Álvaro Lorenzo ya
son toreros de ferias, que también tienen una puerta grande venteña en su
currículo. Junto a ellos la afición está expectante de la dimensión que se le
intuye a Pablo Aguado, y estamos por ver si José Garrido puede cuajar en ese
torero que deslumbró aquella mañana bilbaína ante seis “parralejos”.
En este relato no pueden faltar aquellos toreros con algo más
de veteranía pero mantienen su llama viva en las esperanzas del aficionado. No
son figuras, pero torean de maravilla. Son toreros como Emilio De Justo, Paco
Ureña, Diego Urdiales. Toreros que son capaces de cuajar a un toro y hacernos
soñar. Cualquier aficionado está encantado de encontrarse con estos toreros en
un cartel y merecen un buen sitio en cada feria. Otros dos toreros que encajan
en este grupo son Antonio Ferrera y Curro Díaz.
Y por último dos grupos de especialistas. Los toreros de las
duras y los toreros populistas. Octavio Chacón y Manuel Escribano son el dúo
imprescindible de la corrida duro. Rafaelillo ha sido el rey de este circuito
durante la última década. Mientras que Pepe Moral se ha hecho un hueco en la
miurada sevillana un año si, y otro también. Después de estos cuatro nombres
propios de la corrida dura hay un puñado de toreros llamados a despachar las
corridas menos apetecibles, entre los cuales sobresale Rubén Pinar.
El capítulo populista es un tanto controvertido. Son toreros
que no gustan tanto a la afición, pero llegan al público. Siempre han existido,
desde Pepe Hillo y Reverte hasta Litri y Chamaco. Esos toreros despreciados por
el aficionado, pero que encuentran un hueco entre el gran público. Recién
retirado Padilla, el gran torero populista de este 2019 será El Fandi, pero
creo que también tiene un hueco López Simón, su toreo desconcierta por
mecánico, pero ha encontrado su fórmula para poder triunfar.
El lector pensará, ¿y qué pasa con Roca Rey? Roca Rey es,
hoy por hoy, el líder. Merece capítulo aparte.
El Líder
Podemos decir que Roca Rey ha sido el primer torero en
consolidarse en la primera fila en quince años. Roca Rey ya lleva tres años
triunfando y nos sirve como un buen ejemplo. Es un ejemplo del nivel que un
torero tiene que mostrar para consolidarse como una figura en la plaza y en la
taquilla. Los aficionados somos aficionados porque nos gusta el toreo de una
forma que nos diferencia del espectador casual. Nosotros estamos al tanto de
los toreros que están un poco tapados o los jóvenes que están emergiendo y,
como estamos al tanto de ellos, les esperamos, conocemos sus virtudes. Esto nos
hace sobrevalorar a muchos toreros, nos gustan y queremos verlos.
Pero nos olvidamos que el nivel que un torero tiene que
mostrar es el de Roca Rey. No es solo cuajar un toro de vez en cuando, es
cuajar al bueno, triunfar con el regular y estar por encima del malo. Es
arrimarse todas las tardes, comunicar este peligro a los tendidos y tener un
trazo de muletazo para emocionar con su toreo. El espectador casual percibe esto
cuando se lleva a su máxima expresión. Y por eso abarrota la plaza con Roca
Rey: el líder. El líder ha empezado la temporada a un ritmo espectacular, con
los tendidos llenos y puertas grandes en Illescas, Olivenza, Valencia y
Castellón. Esto no es casualidad, y la gente lo sabe, por eso va a la plaza a
ver Roca Rey.
Las Figuras
El Juli es la gran figura y contrincante de Roca Rey. El
interés en el cetro es ver si El Juli puede mantener su primicia ante el
torbellino del Peru. El Juli ha sido máxima figura desde la alternativa y la
última figura de su generación que se mantiene tirando del carro. Así pues, si
yo fuera empresario, emparejaría a Roca Rey y El Juli en todas las corridas que
pueda. El primer asalto, en Valencia, lo ganó Roca Rey. El siguiente nos espera
en Sevilla el Domingo de Resurrección. Lo bonito sería montar esta pareja por
las provincias para poder disfrutar de la rivalidad en las ferias de San Juan y
también durante el verano (San Isidro esta demasiada diluida para poder ver
este derbi). Del concepto del toreo de El Juli hay poco que decir. Solo que es
un placer verle con un toro con motor porque resalta su poderío y capacidad,
con el toro enclasado luce menos. Por esta razón apuesto más por un triunfo en
Sevilla que en Madrid, donde ha repescado las corridas de Ponce. Ha empezado la
temporada en un tono bajo, estamos a la espera del golpe en la mesa que
seguramente está por venir.
Morante de la Puebla debería ser el torero que vertebra las
grandes ferias. Imagínense a Morante abriendo cartel en, además de las cuatro
corridas de Sevilla, otras tantas en Madrid, un par de festejos en Bilbao y
Valencia, y algún que otra corrida en Zaragoza y Pamplona. Estas catorce
corridas de primera, otras tantas seleccionadas en buenas plazas de segunda y
alguna que otra incursión en pueblos especiales conformarían una temporada de
lujo. Morante le daría una guinda de oro a carteles de jóvenes figuras, y, por
supuesto, el día menos pensado cuaja un toro y borra a los compañeros. Morante
necesita darle una dimensión histórica a su temporada que pierde a eludir
algunas plazas de postín. Al Morante de los últimos dos años le ha faltado un
punto de brillantez, y ojo, Morante es un torero que me encanta, a la espera
estamos para ver si es un bajoncito puntual o definitivo. Su comienzo de
temporada nos deja algunas esperanzas, sin cuajar una faena de cante grande, ha
ido dejando destellos de arte cada tarde.
Enrique Ponce estaba llamado a ser unos de los líderes de la
temporada, llenando de contenido cualquier cartel que llevaba su nombre. Lejos
ya de ese Ponce dominador de los noventa y principios de siglo, Enrique esto
últimos años había buscado otro camino más estético (y menos interesante, todo
hay que decirlo). Desgraciadamente todas las expectaciones se han truncado con
las catastróficas lesiones de rodilla propiciadas por un toro de Matilla en su
Valencia. Sin querer hacer vaticinios sobre su futuro, solo pido que pueda
cerrar su carrera tal y como merece el torero más importante desde Camino
colgara y uno de los toreros que más años ha estado en la cumbre en toda la
historia del toreo – a estas alturas Ponce tiene una carrera que solo la iguala
Lagartijo. Me siento privilegiado de poder haber vivido en primera persona la
época de Ponce.
José Tomás es una incógnita. Solo sabemos de una corrida
confirmada para este verano, un mano a mano (¿pata?) descafeinado en Granada
con Sergio Galán de telonero.* Si Ponce ha sido el torero más importante de su generación, puede
ser que José Tomás sea el que mejor haya toreado. Sin embargo su carrera, de un
punto de vista histórico, queda minimizada por su forma sui generis de
gestionarla. Cada uno es dueño de sus femorales, faltara más, pero también es
verdad que la hoja de servicios de Ponce deja en evidencia a José Tomás. A pesar de las dudas que lo rodean,
José Tomás no puede faltar en un relato sobre las figuras de nuestra época. La
duda que me queda es si él está en la misma carrera que el resto del escalafón
o si él (siguiendo el símil automovilístico) corre en MotoGP mientras el resto
corre en Fórmula 1.
*Dicho con respeto, pero si Tomás tiene cuatro balas y
Sergio dos, el rejoneador solo está allí para calentar el personal al comenzar
la corrida y al terminar la merienda, un tironcito de orejas también a Roca Rey
que ha copiado la formula en Sanlúcar.
Segunda Fila
Manzanares ha sido el artista de su generación, y quizás el
más taquillero. Ha atraído a algún público a la plaza por su elegancia y
prestancia fuera de ella. Fuera de combate de la primeras ferias a causa de una
lesión de espalda esperamos si resolverá su temporada con un triunfo en Sevilla
– Sevilla ha sido sin duda la plaza que le dio caché de figura. Aun así, su
toreo tiene las lagunas de siempre, le cuesta un mundo el toreo en redondo. Las
series de Manzanares son de tres o cuatro derechazos, resueltas con un cambio
de mano y trinchera que son los pases que verdaderamente levantan al público de
sus asientos. Ya fuera de la guerra por el cetro del toreo, pelea por mantener
su sitio dándoles relumbrón y pedigrí a los carteles de jóvenes o como
acompañante de lujo a las figuras.
Miguel Ángel Perera es el torero más contundente de este
grupo. Él más poderoso y quizá el único que ha podido torear de tú a tú con El
Juli durante estos años. Con gran capacidad para ligar el toreo en redondo,
Perera ha sabido aunar su toreo fundamental con unos finales ojedistas tan en
boga estos días, pero los que solo él puede dar en la dimensión que merecen
tales arrimones. Siempre ha tenido un camino difícil en los despachos, la
independencia tiene eso, pero también es verdad que ha sido un torero
infravalorado entre los aficionados y el gran público. Su buena, que no
espectacular, colocación en Sevilla y Madrid muestran su nivel. Es decir,
Perera tiene un sitio en las ferias, pero puede ser uno de los que pierda el
sitio con el relevo.
Sebastián Castella se ha mantenido en las ferias a base de
su gran valor. No hay quien dude que se queda quieto como un poste, hace un
toreo serio y le planta cara a las complicaciones de los toros sin achicarse.
Pero tampoco es menos cierto que su toreo en redondo es mecánico y falto de
alma. Castella su toreo a base de su quietud, que está muy bien y le ha
mantenido en las ferias. Pero, esa falta de poder cuajar al toro realmente
bueno, y a él le han tocado toros excepcionales en las últimas temporadas, le
ira pasando factura. Le falta la frescura de un torero valentón joven, y
tampoco tiene el sabor que debe tener el
torero telonero veterano se pueden avecinar duros tiempos para él. Será
interesante ver su actuación ante la corrida de Miura en Sevilla y si esto
puede ayudar ubicarlo en un
Los Jóvenes
Ginés Marín está en una etapa desconcertante. Su carrera de
novillero fue brillante, y sus comienzos de matador no decepcionaron,
culminando en su puerta grande en Madrid el día de su confirmación. La suavidad
con la que cuajó ese toro de Alcurrucén solo está al alcance de los elegidos.
Dio la dimensión de un torero cuajado. Pero, en los últimos dos años han
llegado los lógicos altibajos del torero nuevo. La gran mayoría de figuras
novilleras tienen un bajón los primeros años de matador de toros, los toreros
que he definido como “La Segunda Fila” solo empezaron a despegar unos tres o
cuatro temporadas después de la alternativa. Esta temporada se antoja clave
para Ginés, está instalado en las ferias. Cae sobre en el en estallar como la
figura, que cualidades le sobran.
Álvaro Lorenzo se encuentra en una situación muy similar a
Ginés Marín. Entra en las ferias, aunque los carteles sean un punto flojito, se
le ve como un torero que puede relevar el escalafón y tiene una puerta grande
de Madrid en su haber. Se está cociendo su carrera pero en la próxima temporada
se tendrá que terminar el guiso para romper en figura, o quedarse descolgado.
Su toreo clásico, sobrio y castellano gusta, encaja en el aficionado. Ahora le
queda cuajar toros con rotundidad y regularidad. Esto es lo que marca a las
figuras: sus grandes obras y la frecuencia con las que se producen.
Pablo Aguado sencillamente torea como un ángel. En su haber
tiene haber cuajado un puñado de los mejores muletazos de la última Feria de
Abril y otros tantos de los mejores de estas Fallas. Torero de compás abierto,
aunque con algún guiño sevillano a pies juntos, y un toreo en redondo algo
amorantado. Pero esto es solo una cuestión de estilo, lo importante, lo
fundamental, es la enorme profundidad de su toreo en redondo. Roca Rey necesita
un contrapunto clásico. Primero pensé que podría ser Ginés Marín, después,
Álvaro Lorenzo, pero hoy por hoy, Aguado tiene tantas posibilidades como sus
compañeros en serlo. Por lo pronto ha dejado su impronta en Fallas, y ha
cuajado faenones en Morón y Gamarde. En Sevilla tiene un corridón de lujo,
viernes de farolillos, y en Madrid dos buenas corridas para romper.
Román tiene un concepto diferente a sus compañeros de
generación. Si Marín, Lorenzo y Aguado tienen todas las papeletas para ser el
torero de clase de los años veinte de este siglo, Román puede que sea el
valiente populista. Personalidad tiene para esto, todos los toreros populares
tienen que caer bien, y Román, con sus sonrisa rubia, cae bien (además, tiene
un equipo de comunicación que funciona de maravilla). Pero también es un torero
que se la juega a carta cabal, con emoción y tiene una muleta más poderosa de
lo que se canta. Para mí, en Valencia, con aquel fiero Damasco de Fuente Ymbro
estuvo sensacional. Solo le falló el comienzo, el toro no estaba para arrucinas
de rodillas. Pero, ya de pie, estuvo bien. Lució al toro y encauzó sus
violentas embestidas. Que no toreo despacio, claro, aquel toro no permitía
toreo desmayado. No fue una faena exquisita, pero la emoción de ese toro era
plantarle cara, no ponerse bonito. Se suele decir que, tal y como está la
fiesta, hay que subirle la casta al toro, aun a expensas de que el toreo no sea
tan perfecto; pues estas fueron las claves de la lidia de Damasco. Podemos
reflexionar si esto es el camino para el toreo, pero por ahora me quedo con el
concepto de Román. Lo echo en falta en Sevilla.
José Garrido es, de los jóvenes, el torero que menos tiempo
tenga para su asalto a la cumbre. Su gran tarde con los “parralejos” en Bilbao
queda lejos y aún tengo la sensación que no ha definido su concepto. Al menos,
yo tengo dificultad en encasillarlo. Por un lado creo que puede cuajar en un
torero poderoso, pero, todavía parece que él quiere dejar algún retazo de
artista que no llega a plasmar del todo.
Le quedan pocos cartuchos que quemar, y no va demasiado bien colocado ni
en Sevilla ni Madrid. Pero lo importante es que esta anunciado en estas dos
ferias, y tendrá alguna feria en el verano para poder enderezar su carrera.
Tiene que ponerse las pilas porque quedan pocos aficionados que siguen
esperándole.
Las Ilusiones de la Afición
Emilio De Justo se podría definir como un veterano joven –
muchos años de alternativa con la frescura de una novedad. Lleva años tapado,
escondido en un rinconcito de Extremadura con cierto ambiente entre aficionados
pero sin oportunidades en la plaza. En los últimos años este ambiente
finalmente se ha convertido en oportunidades y Emilio se ha mostrado como un
torero con una proyección importante. Sin ir más lejos, no pudo comenzar su
temporada de mejor manera. En Vistalegre pudo con el toro duro de Victorino, y
también, con el más enclasado de Parladé cuajó un faenon. Esta combinación de
capacidad lidiadora y clase le hacen un torero interesantísimo. Una pena que la
lesión de escafoides, sufrida en Vistalegre, le haya robado del comienzo de
temporada que tenía firmado. Sus corridas de Sevilla y Madrid tienen variedad,
tres encastes en cuatro corridas. Este detalle es de agradecer, si es que
muestra el toreo que le se le intuye, se le puede poner de cara el verano.
Paco Ureña pudo reaparecer en Valencia de su terrible
cornada de Albacete el septiembre pasado. Se reafirmó como un torero de una
pureza deslumbrante. A pesar de cierta irregularidad en su carrera es un torero
al que se debe esperar. Para romper hacia lo más alto le ha faltado la
habilidad de triunfar a golpe cantado y encadenar esos triunfos. Su guerra es
otra. Él es de pata y pecho pa’lante, compas abierto, remater el muletazo
detrás de la cintura y pasarse los toros cerca. No llevará el peso de la
temporada, pero cuajará un par de toros para recordar.
Diego Urdiales es otro torero que se puede explicar en
función de sus grandes tardes. La temporada pasada toreó apenas un puñadito de
corridas, pero quedan en su haber dos faenas maravillosas. Primero la faena del
arte y el ensueño, en Bilbao, y segunda, una faena más épica en Madrid. Como
los otros toreros de este grupo (a excepción, quizás, de Emilio De Justo, que
se está montando al primer tren de su carrera) Urdiales no está para mandar en
esto. Su papel es de acompañante de lujo. Sin embargo, su situación es
precaria. Necesita cuajar un par de faenas grandes para poder seguir con en
este rol. En fin, como debe de ser.
Antonio Ferrera se ha convertido de un torero bullidor y
populista a otro más templado, más artista y con buen fondo de lidiador. No sé
si me acaba de encajar esta vuelca de concepto. Es cierto, que Antonio ha
cuajado un par de faenones a toros de Victorino en Sevilla en los últimos años
que han sido verdaderas cumbres de arte. También ha sabido lucir en la lidia
con toros en los cuales no era posible hacer una faena completa. Sin embargo a
veces trata de vender su nueva mercancía de una forma que no funciona. Ha
dejado de banderillear cuando esto era un punto fuerte, también le he visto
tratar de lucir sus muletazos como si cada uno fuera una obra de arte, cuando
la verdad es que sus muletazos lucen más por sus manierismo que su profundidad
(salvo en contadas ocasiones como esas faenas a los Victorinos). Por lo pronto va bien colocado en Madrid,
aunque tenga yo la sospecha que quizá hayamos
visto lo mejor de este torero.
Curro Díaz es un torero de una clase exquisita. Siempre me
caen bien los toreros de buen gusto, y Curro es de los toreros con más gusto
del escalafón. Cada tarde deja algún destello que se queda en la retina. Sin
embargo tiene una limitación concreta que le mantiene al margen de las grandes
batallas: es un torero de detalles no de rotundidad. Lo de Curro es el torero
cambiado, mejor en los remates y toreo accesorio, pasándose el toro por un
pitón y por el otro en sus comienzos de faena que quedándose quieto para ligar
el toreo en redondo. Esto no ha sido óbice para poder hacerse un hueco en el
escalafón, el problema está que en sus dos actuaciones desconcertantes esta
temporada en Valdemorillo y La Flecha. Se ve a un Curro más movido de la cuenta
y falto de una pizca de confianza para poder sacarle todo el toreo que sus
oponentes llevaban dentro. Este no es el nivel, y más teniendo en cuenta la
dimensión que están dando De Justo, Urdiales y Ureña.
Las Duras
Manuel Escribano es la cara alegre del miedo. Se las ve con
los toracos imponentes del circuito duro y mientras alguno tomaría un trago de
aguardiente, él sonríe y le busca las vueltas a su oponente para sacar
espectáculo. Su toreo es variado y bullidor, comprometido en todos los tercios,
con unos tercios de banderillas particularmente arriesgados. Pero no debemos
pasar por alto su poder con la muleta. Escribano no es el típico torero
banderillero que “baja en la muleta”, su muleta es capaz. Capaz para encauzar
la gran embestida de Cobradiezmos y capaz para despachar una corrida de Miura
con maestría (el último ejemplo siendo
su actuación en Valdemorillo). Con este abanico de cualidades no es de extrañar
que, en esta primavera del 2019, es la figura de la corrida dura ¿Y su menú
para Sevilla y Madrid? Pues Victorino, Adolfo y Valdellán, casi ná.
Octavio Chacón es la prueba fehaciente que la carrera de
torero es una carrera de fondo. Después de años en el olvido, y en el Peru,
lidiando con el toro de los Andes, Octavio Chacón empezó a destacar en las
corridas duras del Valle del Terror, culminando en la corrida de Saltillo en la
última Feria de San Isidro. A partir de
su vuelta al ruedo en esta corrida se le abrieron los puestos en el circuito
duro y finalizó su temporada con otro toque de atención en Otoño ante un duro
Fuente Ymbro. Sobrio, capaza y de un gran valor seco, Octavio está llamado a
lidiar con los toros más duros del campo y sacar brillantez del carbón torista.
En Valencia estuvo cumbre con un Victorino que le mandó al hule, y además, lo
mató de un gran espadazo. Los toros de Miura, Victorino, Cuadri y Pedraza (una
rama dura de encaste comercial) le esperan esta primavera para consolidarse
como figura de las duras.
Pepe Moral es un torero que, por concepto, no encaja en las
corridas duras. Su obsesión es imponer su mano izquierda de seda para sacarle
el natural más largo a los toros. Quizá le vendría bien un toro más enclasado,
más comercial (por buscar la frase fácil), pero la vida, y el toreo, es la que
es y le ha tocada matar la miurada cada abril para poder entrar en Sevilla, y
en Madrid le espera una corrida de Baltasar Ibán.
Rubén Pinar quizá sea el más tapado de este grupo. Su nombre
no contó para las quinielas de Sevilla, y se juega Madrid a una sola carta en
la corrida de La Quinta que abre feria. Pero no podemos olvidar su serio toque
de atención ante los toros de Partido de Resina el octubre pasado en Las
Ventas. Esto le sirvió para empezar la temporada con cierto ambiente y ha
ratificado este ambiente con una actuación muy seria, rayando a brillante en La
Flecha. Su forma de cuajar a dos Victorinos, con muletazos que fluyeron de su
muleta con suavidad y largura, deslumbraron por su calidad. Merece un hueco en
las duras este verano. Un apunte, su actuación en La Flecha ganó en dimensión
por ser televisada, no es lo mismo ver rotundidad a que te lo cuenten. La
fiesta está pidiendo a voces un plan estratégico de televisión.
Rafaelillo ha sido el torero de la corrida dura durante la
última década. Entre su difícil 2018 y
el grupo jóvenes que vienen apretando en este circuito, creo que tendrá pocos
huecos esta primavera. Sin sitio en Sevilla, este torero aguerrido se juega
mucho con la corrida de Cuadri en San Isidro.
Los Populistas
El Fandi es quizás el último torero populista que nos queda.
Tiene un concepto del toreo, y un planteamiento de la lidia, muy definido que
no sorprende al aficionado. Pueda que alguna que otra vez nos entusiasme con un
detalle o un tercio de banderillas emocionante, pero su público no es el
aficionado. Su público es el pueblo, el espectador casual (muy necesario para
la economía de la fiesta y nuestro arraigo popular) que va a la plaza por
inercia para festejar la fiesta de su pueblo o ciudad. Este público se
encuentra con un torero espectacular, que busca el lucimiento en todo
momento. Cada vez que llevo a espectador
nuevo a la plaza, procuro llevarlo a ver El Fandi. No es un concepto que encaje
muy bien conmigo, pero no suele defraudar a su público y su estilo le entra por
el ojo al neófito. Así que espero que esta temporada, más allá de las grandes ferias, que El Fandi se
prodigue por los pueblos como nuestro profeta popular. Un apunte, con el capote
tiene mucha más calidad que se suele cantar, aparte de sus quites pirotécnicos,
tiene una verónica suavísima.
López Simón no es un torero popular en el sentido estricto
de la palabra. No creo que el espectador casual tenga muy claro quién es. Pero
tiene un toreo que llega a la gente con facilidad, sin ser un toreo depurado.
En su mejor vertiente, su torero ligado, con quietud es tiene una verdad
desnuda. Pero ese torero se ve perdido, aún pesa como una losa la sombra de su
viejo apoderado y ese mano a mano fallido bilbaíno. Así que, aun con todas
estas lagunas, triunfa con aparente facilidad. Se queda quieto, liga el toreo y
mata bien. Y esto le ha servido salir un par de veces por la puerta grande de
Madrid estas últimas temporadas, y más recientemente en Valencia. A lo peor
puede parecer un torero mecánico, pero llega a la gente, y esto le hace un
torero populista.
Conclusiones
La conclusión de este análisis del escalafón después dela
primera vuelta de la temporada debe ser
que el nivel lo está marcando Roca Rey. Está muy bien de hablar de renovación
del escalafón, pero para poder renovar, los renovadores han de tener un nivel
superior. Y ahí está el reto de los jóvenes.
He incluido en este relato una veintena de toreros, una
veintena de los toreros que pueden dar algo que hablar esta temporada. Seguro
que me dejo a alguno afuera. Mantengo la esperanza que algún torero que no
suena en abril salga para ser uno más a quien contar en esta temporada que se
antoja de renovadora. Pero también estoy cierto que me he pasado de nombres.
Porque estoy seguro que de los toreros que he incluido, un buen puñado no dará
la talla que necesitan dar para mantener su posición en la mente del
aficionado. He aquí el problema de la fiesta, aun sabiendo el nivel exigido, se
toleran, en el escalafón y en los carteles, a toreros que no llegan.
Así que, desde aquí hago un llamamiento. A los toreros,
ánimo. Ánimo porque su profesión es muy difícil, y más si se quiere llegar a
los más alto. También un llamamiento a los empresarios. No sé si hay un sistema
opaco que rige el toreo a su antojo, pero sí que hay intereses más allá de los
méritos en la plaza para confeccionar los carteles, solo hay que ver los
carteles nefastos de Jerez de la Frontera. Que estos sean lo de menos y sepan
el nivel de cartel que hay que montar para poder dar el mejor espectáculo. En
fin, que los empresarios puedan jerarquizar el escalafón acertadamente.
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