La falta de comprensión, mando y tino de la
terna, desaprovechó cuatro buenosmozos
muy toreables de Achury Viejo.
JORGE ARTURO DÍAZ REYES
Los
sabaneros de Felipe Rocha, medidos de tonelaje y armas, vinieron a prender fiesta, pero no
encontraron con quien. Tres nobles
probados, otro que fue liquidado en
varas y dos mansos. Ninguno bravo, cierto. Sin embargo, los boyantes desplegaron franca fijeza,
repetición y tranco para darse gusto con
ese toreo de ahora. Humillaban, volvían
al trapo y no acosaban. Mas apenas atisbaban las tablas parecían desearlas. Calidad al filo de
la mansedumbre. La cual taparon con su
primer ataque a los caballos. Como nunca
se citó el segundo, nos quedamos sin
saber si iban solo por curiosidad.
Se
ovacionaron los arrastres del primero, cuarto y sexto. Se dividió la opinión con el abusado quinto.
Aplaudieron los enterados, mientras los
cómplices del picador pitaron. Pasa el
histórico hierro, como triunfador de la tarde. Claro que alejado de sus antiguos blasones, el
enorme trapío y esa fiereza dramática
que otrora les dio tanta respetabilidad.
La del
pequeñín sexto era la faena de lo que va de feria. El salmantino Juan del Álamo, picado y forzado
por los tres avisos que devolvieron vivo
su primer toro, echó trapo y pata por
delante, citó de largo y embarcó tres tandas
diestras de alto voltaje. Parando, templando, mandando, cargando y ligando. Vaya y venga. Como es,
como debe ser. Ole, palmas y pasodoble a
ritmo de muletazo. Rumba caliente. Ya
con la roja en la mano de torear, (la derecha es para matar, decían) la faena cobró prestancia
mayor y superiores aspiraciones. Media
docena de manoletinas ¿No son muchas?
Pusieron la clientela en trance. La
espada se fue toda, con exclamación colectiva de triunfo. Pero quedó tendida. No hizo nada. Tres
tardos descabellos, dos avisos y casi el
tercero, convirtieron el casi triunfo en
casi vergüenza.
Manuel
Libardo, hizo pensar en que a veces la buena
suerte es de mala suerte. Los toros buenos desnudan más a los toreros que los malos. En Cali, hace
una semana larga, se le fue el toro de
la feria "Solterón” de Paispamba, y
hoy aquí, por debajo de las posibilidades del mejor lote, se fue con un saludo exigido por quienes
confundieron las bondades del Achury con
las calidades que no tuvo la brega.
Pidieron la oreja como si en ello les fuera la vida, pero el serio palco restableció el orden. De
todos modos le dieron el saludo de
consolación. El cuarto fue manso pero
qué clasuda embestida tenía. Incluso en las tablas donde se refugió. El doble pinchazo, los tres
crucetazos y el aviso, libraron a Don
Bernardo Gómez Upegui de otra bronca
pues aseguro que no habría otorgado la oreja que ya se aprestaban a pedirle, ni por el...
El
manizaleño Santiago Naranjo, sorteó un manso
marmolillo sin un pase, el segundo. Tras una honrada y estéril porfía se lo quitó con una espada
delantera. Nada que criticarle. Pero le
salió partiendo plaza un alegre quinto
que tomó su capote con sinceridad. Parecía bueno, parecía el mejor, y Torres, quizá motivado,
pues el cuarto acababa de costalear y
mandar inconsciente a su colega Clovis,
le puso trasera una revara, larga, cruel y protestada durísimo de la cual salió inútil para la
lidia. Lo del uno se puede atribuir a
mala pata en el sorteo, pero lo de este…
¿Quien manda al picador? ¿No es el espada?
Otra tarde
magnífica, de sol, de calor, de aforo casi total y de ilusiones rotas. Pero esta vez no le
podrán echar la culpa a los toros ¿No?
FICHA DEL
FESTEJO
Miércoles 7, enero
2015. Plaza Monumental. 3ª de feria. Sol y calor. Más de tres cuartos de aforo.
Seis toros de Achury Viejo (Parladé), bien
presentados, nobles pero bajos de raza. Apaludidos 1°, 4° y 6°, división en el
5° y pitados los otros.
Manuel Libardo, saludo y silencio tras aviso.
Santiago Naranjo, silencio y silencio.
Juan del Álamo, silencio tras tres avisos y silencio tras dos avisos.
Incidencias: El picador Clovis Velásquez, fue tumbado por el 4° y trasladado inconsciente a
la enfermería, de donde se remitió al Hospital Universitario para observación
y estudio neurológico.
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