miércoles, 28 de enero de 2015

Castaño corta la única oreja de la tarde en San Cristóbal

Poco más de media plaza en la primera corrida. *** Pulcritud sin eco en el tendido de parte del francés Juan Bautista, mientras que voluntad y entrega para el venezolano “Maravilla”.
La única oreja de la tarde ayer en Pueblo Nuevo la cortaría el salmantino Javier Castaño, ante toros dispares de Hugo Domingo Molina. Foto: EFE
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz

En lidia ordinaria estrenó feria el francés Juan Bautista Jalabert, aprovechando la nobleza y recorrido del burel, llevándole muy templado y limpio en el trazo del muletazo, ayudándole a embestir, nunca mejor dicho. Le despachó de estocada caída, para ser silenciado. Serio y más cuajado su segundo del lote, el cual dosificó sus endebles fuerzas, labor que no conectó en el interés de los aficionados. Fue silenciado tras despacharlo a las mulillas.

Javier Castaño aprovecharía a plenitud la dulzona embestida del berrendo en negro que cupo en suerte en primer lugar, del hierro de La Consolación, de nombre «Tunante» N° 184 de 460 kilos, animal de generoso recorrido, exprimiendo a placer por ambos pitones su nobleza, incluso excediendo más de la cuenta su trasteo. El espadazo tendido y un descabello para el corte de una oreja, además de vuelta al ruedo al toro, los premios asomados desde el palco presidencial. Poco pudo hacer ante el complicado jabonero que completó su lote, donde hizo alarde de voluntad con escaso lucimiento, siendo silenciado.

Gran ambición de triunfo y enorme facultades lo demostrado en capote y banderillas por parte del venezolano Gregorio Torres “Maravilla” a lo largo de la tarde. Muy artístico ante el cuarto astado de la función, en la medida de lo permitido por el astado de Rancho Grande, el cual supo meter en la muleta, pulseándole con tino lo realizado por ambos manos. El espadazo perpendicular dejo su trasteo en sonoras palmas, tras petición de oreja. En el que cerró plaza, nuevamente alardes y efectividad en banderillas, para iniciar trasteo muleteril por estatuarios, y poco más pues el toro no colaboraría ante su corto recorrido. Fue silenciado tras espadazo tendido.

Abrió plaza el rejoneador yaracuyano Francisco Javier Rodríguez, quien pechó un ejemplar de la ganadería española de “El Niño de la Capea”, astado de escaso recorrido y distraída atención a las grupas de los caballos y jacas toreas del jinete venezolano, donde a pesar de su intenciones por agradar poco transcendió de cara al tendido, siendo silenciado tras aviso.

Este jueves, la segunda corrida de feria, donde se estarían lidiando astados españoles del hierro de Hermanos García Jiménez, para el rejoneador Diego Ventura, y los coletas españoles El Fandi e Iván Fandiño, así como el venezolano Fabio Castañeda.

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