El
Juli y Talavante bordan dos faenas de alta estética y personal expresión. Gran
juego de los Ernesto Gutiérrez, todos ovacionados, e indultado el sexto.
JORGE ARTURO DÍAZ
REYES
@jadir45
Fueron diferentes, pero todos buenos para el
toreo. Al toque, al trapo, el morro abajo, haciendo el avión, regresando,
regresando, y regresando por derecho, sin dobleces, leales, dejando estar,
dejando hacer. Los tres primeros, pastueños, quisieron tablas, pero en medio de
sus grandes bondades pareció apenas un desvarío. Los otros cuatro tuvieron más
acentuada raza. La plaza casi llena, se les entregó, premio los arrastres y le
salvó la vida a “Cañonero” el sexto, quizá el más codicioso.
Sebastián Vargas, veroniqueó con son, quitó por
caleserinas, banderilleó a tres estilos y dos pitones, y luego muleteó con
finos modos, controlando las intenciones evasivas. Dos pinchazos, una estocada
y un aviso, le privaron del inminente premio.
El Juli, abrió su libro frente al muy capacho
segundo. De su capa brotaron las verónicas, las medias, las orticinas, las
largas con una calma y naturalidad, con una facilidad y un regusto, con un
dibujo y una rima que se extendieron a la muleta, ambidiestra, honda y larga.
La faena pasó de redonda a circular, matizada con trincheras, molinetes,
arrucinas. A todo embestía el bombón, en medio de un jaleo sin fin que casi
ahogaba el pasodoble Feria de Manizales (Para faenas excepcionales). Estoque
total, dos orejas y vuelta con prendas.
El Cid, lanceó con primor al tercero, de saludo y
quite. Luego sacó la carta fuerte de su tauromaquia, el pase natural y lo
prodigó. La faena fue de izquierda, en tandas generosas, de a seis con sus
broches, pero el animal buscó tablas y aunque allí continuó atacando, el nivel
emocional bajó. El pinchazo, la espada pasada y los tres golpes de verduguillo
solo permitieron un saludo unánime.
Sebastián Castella, bregó a dos manos para parar
al cuarto. Luego paseó chicuelinas alegres. De una la gente con él. Lo quieren.
Genuflexo de tablas a medios inició una faena de predominio derecho que tuvo
detalles y música, y que llegó hasta la noria de tres vueltas con paroxismo,
pero que al final perdió ilación, temple y se hizo larga, Un pincho arriba, una
estocada y la parcial dieron la oreja.
Andrés de los Ríos, con capote decidido reclamó el
aval de sus paisanos y cuando al remate de una tanda gaonera lo tenía todo, fue
desarmado. No lo perdió, y su laboriosa y meritoria brega quizá con el menos
dulce de los novillos fue acompañada pese a una que otra descolocación. Solo se
le quedaron callados cuando los pinchazos, el espadazo pasado y contrario, y el
aviso alargaron el tiempo.
Alejandro Talavante, con una barba que bajó su
cordobés le daba un aire Far West, tomó la capa y como si nada ligó doce
verónicas ganando terreno y rematando con una larga pinturera. El desparpajo,
la verticalidad, la quietud, el temple, el son, el abandono, casi el desdén
dominaron la obra y la plaza. Como una plomada, su lineal figura era eje de la
rotación del toro, solo su brazo y su muleta. Mando total, sin el menor
esfuerzo, sin un gesto de más, ni de menos, y la gente y la banda dele que
dele, a todo pulmón. Y otra vez en la noche, el “excepcional” Feria de
Manizales, y “Cañonero” ligado sin tregua. Un intento de igualada provocó uno
de motín, y el palco sacó el pañuelo perdonavidas y los de las orejas.
Pablo Hermoso, cerró el festival, y la noticia es
que hoy no salió a hombros, aunque por poco lo hace. Si de la concurrencia
hubiese dependido lo habría logrado, pero el presidente atesó. Tal vez por la
colocación del rejón letal, trasero y contrario. Con sus egregias monturas,
entre las cuales como siempre descolló Pirata, había cumplido con aseo y
aclamación los tercios. El encastado novillo también puso lo suyo y la gente se
la pasó en grande.
El público masivo, el ganadero, los toreros y la
empresa le dieron al hospital infantil, beneficiario del festival, no solo un
generoso apoyo económico sino un homenaje de toreo.
FICHA DEL FESTEJO
Viernes 9. Casi lleno. Siete reses de Ernesto Gutiérrez (Santa
Coloma-Murube), para festival, encastados y nobles, todos aplaudidos, indultado
el 6° “Cañonero” N° 358, negro cornicorto de 410 kilos.
Sebastián
Vargas, silencio.
El
Juli, dos orejas.
El
Cid, saludo
Sebastián
Castella, oreja.
Alejandro
Talavante, dos orejas simbólicas.
Andrés
de los Ríos, silencio.
Pablo
Hermoso de Mendoza, oreja.
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