ZABALA DE LA SERNA
Fotos: EFE
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VALLADOLID.- Tiempo de vueltas septiembre. Tiempo
de regresos. Tiempo de esperanza. Volvían las cámaras de TVE a una plaza de
toros seis años después (Zaragoza, 14 de octubre de 2006) y regresaba José María Manzanares a los ruedos tras
un parón del verano entero (Burgos, 29 de junio de 2012). Manzanares hizo el paseíllo con las dos manos vendadas, pero para
torear se deprendió de las protecciones. Para torear o lo que pudo con un toro
de Victoriano
del Río que hizo sonar el estribo, atacó hacia los adentros en dos
pares excepcionales de Curro Javier
y se vació a plomo en la muleta de su matador. Ni con los tiempos concedidos
remontó, ni con el afán de prolongarle el viaje en rueda para que no parase.
Pero se paraba.
El
Juli ya había
cortado una oreja de ley de un toro del ganadero de Guadalix al que se dejó
enterito en el caballo. La media del
saludo y una cordobina del quite
destellaron en el repertorio con el capote. Mezcla extraña de calibrar la de
una embestida de escaso poder y sin embargo con el nervio vivo. Un equilibrio
que Juli
consiguió: torearlo largo sin apretarlo para que no perdiera las manos pero a
la vez con la suficiente fibra para que las repeticiones no punteasen. La clase
no apareció en la embestida. Juli expuso. Solucionó prontas
venidas con improvisados molinetes y otros de apertura de series. El órdago
final derivó a unas manoletinas con
aires de giraldillas y recuerdos de Mondeño
que cortaron el aire por la ausencia de espacios. Bárbaro el arrimón. La
estocada trasera -sello de la casa- necesitó del refrendo del verduguillo. El
presidente se frenó ante la petición de la segunda.
Igualado
el premio luego por Talavante con
una estocada caída, como de diferente peso el pañuelo. Alejandro de Extremadura se entendió bien sobre la mano derecha con
un toro degollado, cornidelantero, con más movilidad que calidad y el
motorcillo del genio más que el de la bravura carburando. Genio de tornillazo a
izquierdas. Y de más agradecida respuesta en redondo. Reculaba el toro entre
series como diciendo nones aunque luego se arrancaba. Las manoletinas enfrontiladas de Talavante
hicieron luego la competencia a las julistas
por su ajuste.
Todo
el pulso que le puso El Juli al débil cuarto de recogida
cara se transfiguró en un puñetazo mortal con el estoque sin paliativos. Juli
a pura yema después de un banderazo que dio con los huesos de 'Cetrero' en un costalazo. Cosida la
embestida a la mano, y a partir de ahí, sujetado el toro, se convirtió en el
puto amo hasta el tramo final de péndulos e hipnosis. Cayeron las dos orejas, y
uno que es don contrarias las hubiera
preferido en el anterior de su lote a similar solicitud y con mayores méritos
por todo lo que hubo que resolver.
El
parón de José María Manzanares de
todo un verano afloró con el simplón, rajado y noble quinto. Tardó en hallarle
el sitio, como si la embestida se le venciese por dentro y encima, hasta
mediada la faena, cuando una serie de naturales se constituyó en lo más bello.
Los empacados redondos se concentraron en dos cortas series. Pero falta el
ritmo lógico y a lo peor una preparación más intensa, porque de piernas a Manzanares se le vio torpón y
desbordado. Lo que hubo de toro fue antes; después, una fuga prolongada. Al
hilo de las tablas, quiso matar al encuentro. Pinchó. Y en el siguiente envite
cazó un espadazo defectuoso. El premio no merece mayores comentarios.
Un
sobrero de Garcigrande sustituyó a un sexto que no valía ni por fuera ni
por dentro. Y a la postre sería el de más notable empleo. Única y
exclusivamente, eso sí, por el pitón derecho. Alejandro Talavante sufrió una voltereta cantada al natural. Mirón
y avisado por ese lado 'Milagrero'.
Pero retomó el rumbo Talavante que
ya había emprendido sobre la mano derecha desde el principio de la faena. Un
rumbo con interferencias a veces del viento. Rumbo emotivo y repetido una y
otra vez el de la embestida incansable, como de no rendirse ni entregarse
nunca. Rumbo personal por la manera de retorcerse de Talavante, sólo enhiesto las bernadinas
últimas. Acompañaría a El Juli por la puerta grande.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Valladolid. Martes,
5 de septiembre de 2012. Segunda de feria. Tres cuartos de entrada largos, casi
lleno. Toros de Victoriano del Río,
de diferentes remates y seriedades, 1º y 2º rompían por arriba la corrida;
todos con el guarismo del 9; pobres de poder, fondo y clase, con sus aristas de
genio como el degollado 3º o su punto de nervio como el flojo y reponedor 1;
rajado y noble el simplón 3º, que se metía por dentro; devuelto el 6º; de
extraordinario pitón derecho el incansable sobrero de Garcigrande (6º bis).
El
Juli, de grana y oro. Estocada trasera y
descabello (oreja y petición). En el cuarto, espadazo fulminante (dos orejas).
José
María Manzanares, de azul marino y oro. Estocada algo
tendida (saludos). En el quinto, pinchazo al encuentro y estocada trasera y
desprendida. Aviso (oreja).
Alejandro
Talavante, de caña y oro. Estocada caída y
pasada (oreja). En el sexto, estocada perpendicular y descabello. Aviso
(oreja). Salió a hombros con El Juli.
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