Con la concesión de polémico indulto en el que cerró plaza
Al final el ganadero y empresario Ricardo Ramírez y “El Califa de Aragua” en hombros… |
Cuatro orejas paseó por el
redondel merideño el espada maracayero, ante dos faenas donde se vació frente a
ejemplares de distinto talante. Por su parte Leonardo Benítez cortaría una
generosa oreja, mientras que Morante de la Puebla decepcionó ante lote a
contraestilo que pechó en suerte.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: José León
Ayer llegaba a la redacción del diario y daba vuelta en la
cabeza como podíamos hilvanar de ideas tantas vicisitudes negativas en una
tarde de toros, sin herir susceptibilidades en un lio de toro en franca
decadencia como estamos siendo testigos en esta edición Feria del Sol, que
literalmente se están cargando quienes corresponde responsabilidad.
Que te consigas en la máxima plaza de toros merideña que
salgan, uno a uno, un rosario de astados de anovillada presencia, lo cual es
una falta de respeto al soberano, que aparte de ello venga avalado por las
autoridades municipales que dicen defender al aficionado, y que resulta que son
un compendio de intereses los que se aferran a costa incluso de la credibilidad
de lo que se ve en la arena, y que aparte de ello incluso falten a preceptos
durante la lidia fundamentales en la lidia como el dejar sin picar un toro ante
la incredulidad de todos los presentes, o que se inventen un indulto a fines de
complacer caprichos oscuros, vaya usted a saber amigo lector como estamos tan
podridos por dentro en esto que nos une pero cada vez más nos decepciona.
Toros de Los Ramírez, hierro titular de la actual empresa
que regente el coso monumental merideño. Cuando todos pensamos que se traerían
lo mejor de sus camadas por ser los anfitriones de su feria, vaya sorpresa que
nos llevamos, deslastre amparado primero por toreros y luego por la cadena que
implica ganaderos, autoridades e incluso nosotros mismos los medios, donde poco
somos los que nos atrevemos a decir ciertas verdades que no gustan a cierto
sector de supuestos taurinos. Una pena.
La soleada tarde que nos acompañó hicieron marco para lo que
preveíamos una gran tarde. Pero uno a uno la expectación se trucaría en decepción.
Muy por encima de las cinco orejas y toro indultado que registra el balance
artístico del festejo. Una cosa es esto y otra cosa como sucedieron las cosas.
Leonardo Benítez en su segundo paseíllo abrió plaza, en
labor condicionada por el viento, el cual no dejo estar a gusto al torero en
series con la muleta donde las noblotas embestidas del ejemplar no tendría eco
suficiente en el tendido, que aunado al irregular juego del animal dejaron en
solo intenciones y voluntad lo realizado por el veterano espada, el cual se le
observa con más reservas y precauciones que otrora, cuando “rugía como un león”
de valor y entrega ante la cara del toro. Al tercer viaje con el acero
despacharía el toro, para ser silenciado.
Sin el ser el mismo Benítez de siempre, una oreja cortaría “El Torero de La Vega”. |
Mayor entrega y disposición se le vio en su segundo, animal
el cual a pesar de su rebrincada embestida y limitadas fuerzas supo meter en su
veterana muleta, abusando del toreo de perfil y el pico de la muleta para
vaciar las embestidas. Previo a ello, la curiosa anécdota del palco
presidencial cambiar el tercio de varas sin ni siquiera el piquero de turno
Segundo Salgado haya recibido en el peto al toro, fue digno de toda
reprobación, pues sin duda alguna demuestra a qué nivel estamos en nuestra
plaza merideña, en la que ni la suerte de varas se le respeta como parámetro
para medir la bravura. Algo jamás visto, avalado por los vicios que acongoja
actualmente la que es nuestra fiesta brava merideña. La estocada entera en buen
sitio, fulminante avaló la petición de la generosa oreja que para un torero que
es y ha sido estandarte del la torería nacional, debe saberle a poco y colocar
en vereda de reflexión.
Vaya decepción nos hemos llevado esta feria como el genio
sevillano “Morante de la Puebla”. Tanto esperarle para tan poco. Así se puede
resumir su paso por nuestra plaza en esta edición, ante el abecerrado, no
anovillado que ya es censurable, ejemplar de Rancho Grande, que pasaportó en
primer lugar, el cual dejaría listo para las mulillas en la excesiva sangría
que en varas propinó. Visto así, y tras la mole que en el caballo consintió, no
se complico la papeleta y le despachó de estocada entera, para ser silenciado,
como de la misma manera ocurriría en su segundo, jabonero astado que lanceó con
el percal soltando los brazos, lo que nos hizo pesar en el milagro. Pero nada
que ver, pues una vez visto en varas el toro, este dictaría sentencia,
parándose y convirtiéndose en un marmolillo el cual intentó pero no pudo hacer
gran cosa el mencionado diestro, siendo silenciado tras dos avisos, al cual le
queda como anillo al dedo la frase, «El arte no tiene miedo» pero tampoco vergüenza… ante el género
bovino que exigió por la mañana quienes le llevan por su famoso tour.
Sin pena ni gloria ha pasado, como ave que lleva el viento “Morante de la Puebla”. |
El destacado de la función fue el maracayero “El Califa de
Aragua”. Ambición y garra la que ha expresado este torero en sus dos toros,
totalmente distintos uno del otro. El primero otro vulgar novillote, Hassan Rodríguez
–nombre de pila bautismal- entendió a la perfección la nobleza y tranco del
noble astado, llevándole a media altura, templándole y midiéndole distancia y
terrenos para aprovecharlo al máximo. El súmmum de la faena vendría en dos
tandas por naturales, que crujieron la cintura del alegre espada, quien
previamente había pasado apuros en clavar banderillas, en tercio compartido al
lado de Leonardo Benítez. La decisión con la que se fue tras la espada, dejo un
espadazo en lo alto, para lograr tras fuerte petición de los presentes, que el
palco presidencial mostrara desde lo alto de su “pajarera” el par de pañuelos,
asegurando la Puerta Grande.
El cornalón astado que cerró plaza imponía respeto, más que por
sus astas, por lo que traía dentro. Echando las manos por delante y con un
constante y molesto calamocheo al tomar el engaño, “El Califa” hubo de
emplearse al máximo, pues el toro requería de un temple y valor a prueba, así
como una claridad de ideas que el joven espada supo sacar partido, desde los
torerísimos doblones que fueron cardinales para el resto de faena. Nuevamente a
pesar de haber dejado por la diestra muletazos aislados de gran calado, la
zurda vendría ser el pitón donde mejor se le vio, en series de aguante, siempre
con el toro midiéndole pasos para no quedar a merced de su malaje intención de
no perdonarle error alguno.
Temple y entrega la del diestro maracayero “El Califa de Aragua” quien corona triunfo a tomar en cuenta. |
El teatro de entrar y no entrar a matar, hizo que la plaza
tomara partido por el toro, para que de nuevo se desatara la confusión, pues
pregunto yo, de que le puede servir a su hierro Ricardo Ramírez un toro, aparte
de feo de hechuras y con la versión mala de la mansedumbre que es el genio. En fin,
que de esto ni puñetera idea les interesa a los que están allá arriban
supuestamente dirigiendo e imponiendo orden en este lio que se llama corrida de
toros en la Plaza de Toros de Mérida, no vacilando en otorgar un nuevo indulto
que viene ser un nuevo y triste capitulo de descredito a lo que una vez este
coso tuvo como lo es categoría y respeto por el toro, torero y aficionado, y en
especial, mostrando la cara más opaca de lo que bien puede ser el comienzo de
una decadencia franca en cuanto a seriedad y prestigio a una feria que muestra
visos manifiestos, sino se toman los correctivos pertinentes ante las
autoridades municipales, entiéndase alcalde o cámara municipal. De manera
inmediata una vez que culmine hoy mismo la feria.
Emotivo brindis y posterior vuelta al ruedo de “El Califa de Aragua” y José Rujano, quien ayer, hizo acto de presencia en la plaza. |
Por cierto la paliza que se llevó el torero en toda la
Puerta de Arrastre cuando le llevaba al astado a los corrales una vez perdonado,
teniéndolo a merced de sus buidas astas, no fue más que un milagro de salvarse
de un percance mayor, y que ratifica la condición de un toro de genio y peligro
no del todo entendido por gran parte de una plaza de toros sin rumbo ni norte
en lides taurinas, tal y como están las cosas.
Al salir de la plaza me preguntaba, como se puede crear
afición y educar a la misma con tardes como estas, donde no todo lo que
aparenta es lo que realmente sucedió en el ruedo. Allí queda la reflexión, para
que después no sea tarde el remedio a la enfermedad, el cual tiene claros
responsables… los mismos ya los sabemos.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros de Mérida. Lunes 16 de febrero de 2015. V corrida de
feria.
Poco más de dos tercios de plaza (aproximadamente 11000 personas), en
tarde soleada y ventosa, se han lidiado cinco toros de Los Ramírez y uno de Rancho Grande (2º), en su conjunto mal
presentados, faltos de remate y muy dudosos de pitones, donde el cornalón y
geniudo que cerró plaza fue el más destacado sin grandes ribetes, de nombre
«Albardo» Nº 220 de 492 kilos, el cual fue indultado. Los demás, de irregular
comportamiento ante los engaños, además de flojos de remos.
Pesos: 478, 435, 445, 442, 490 y 492 kilos.
Leonardo Benítez: silencio y oreja.
Morante de la Puebla: silencio y silencio tras dos avisos.
“El Califa de Aragua”: dos orejas y dos orejas simbólicas tras indulto.
Incidencias: Destacaron en la brega Mauro David Pereira. *** Para hoy
en la mañana está pautado llevarse a cabo la novillada suspendida el pasado
jueves, en la que con reses de la ganadería Bellavista estarán actuando los
novilleros Carlos Sulbarán, José Antonio Salas, Francisco “Chico” Paredes,
Alejandro Mejías y Joselito Vásquez, totalmente gratis a partir de las 10 de la
mañana.
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