Modificaciones entre “gallos de medianoche” al Reglamento Taurino en Mérida
Entre los novedosos cambios están
el hecho por mutuo acuerdo entre los toreros actuantes, no realizar sorteo, así
mismo se menciona la potestad exclusiva del palco presidencial de conceder la
primera oreja (¿?) como de la misma manera sonar el primer aviso luego de tres
pinchazos, así no se haya cumplido el tiempo de faena reglamentario.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Sin duda alguna que la fiesta de los toros debe adecuarse a
los nuevos tiempos que impone tanto la sociedad como de la misma manera el
propio toro que se lidia, producto de las exigencias de público y toreros. Si
pero no. Entendiéndose el hecho que del mismo modo el toreo sigue una liturgia
y tradición que le hace mantener su esencia como espectáculo enigmático e
impredecible.
La pasada semana, el portal taurino mundotoro.com hacía
mención de las reformas que la actual y “vitalicia” Comisión Taurina del
Municipio Libertador del Estado Mérida hizo a la que había estado vigente desde
1989.
En este sentido, por ejemplo, la polémica se puede desgranar
con el artículo 119, la cual permite la potestad a los toreros actuantes –de
mutuo y total acuerdo- no sortear las reses a lidiarse el día del festejo. Es
decir, cada quien escoge sus toros, y “palabra santa”. No está menos señalar
que esto permite la rendija para toreros o apoderados de aviesas intenciones,
de imponer este supuesto “acuerdo mutuo” en punto de las 11 de la mañana al
momento de sortear o incluso enlotar los toros del día, como bien se recuerda
recientemente, cuando los diestros Manuel Díaz “El Cordobés” y Juan José
Padilla, hicieron “el cajón” al tercero del cartel, en este caso Rafael
Orellana, ante la catadura de los toros del hierro de Juan Bernardo Caicedo que
se corrieron aquella tarde. En resumen, vaya usted a saber amigo lector,
cuestión de perderle la seriedad y respeto –y van reiteradas ocasiones pero en
esta oportunidad bajo el consentimiento de un reglamento- que no merece una
plaza de toros y afición de denostada primera categoría, incluso antes de
realizarse el festejo, tras similares intentos de esta magnitud puntuales
recientemente en plazas como Málaga o Sevilla, con la consabida polémica que
generó.
Otro de las novedades tiene que ver con la concesión de
orejas. En tal sentido, la concesión de la primera oreja sería bajo la potestad
“exclusiva” del palco presidencial, algo redundante si nos atenemos a las
funciones que deben de cumplir quienes deberían estar en funciones de
autoridades de plaza. Otra modificación “progre”, el hecho de al tercer
pinchazo, así no se haya cumplido el tiempo reglamentario de faena, escucharse
el primer recado presidencial, así como no permitirse más de 3 intentos con el
descabello, una vez realizada dicha suerte.
En fin, vale la pena hacer análisis de los cambios que el
toreo pueda asimilar. Pero otra cosa puede ser, las repercusiones que esta
puedan contener en el contexto del desarrollo de la lidia. Por cierto,
modificaciones estas a las que incluso se desconoce si para tal efecto hubo
consulta o asesoramiento de personas duchas en la materia, aun cuando para tal
efecto, supuestos taurinos que si conocían de ellas, a poco que se han
manifestado. Como dice el refrán, “el que calla otorga”.
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