sábado, 15 de febrero de 2014

El callejón para los profesionales

A propósito del despropósito que se ve en la Feria del Sol
No hay duda alguna que la pandemia de atiborrar de gente el callejón de una plaza de toros no solo es costumbre de nuestras plazas venezolanas. Es un lugar de trabajo y riesgo para los profesionales del toro, que en su mayoría es mal considerado un sitio de relaciones o pago de favores… En nuestra plaza merideña es vergonzosa tal situación, producto de la larga actitud viciada de la recién ratificada por el joven alcalde Carlos García, CTM del municipio Libertador. Foto: RDV
Tener la ocasión de contemplar una corrida desde el callejón es siempre una experiencia sugerente para cualquier aficionado. Ver los toros en el mismo plano es impresionante y emocionante. Advertir las idas y venidas estresantes de subalternos y mozos de espadas y las indicaciones de apoderados y hombres de confianza llama sobremanera la atención cuando suceden ante ti. Y no digamos cruzar la mirada con los admirados héroes de oro, eso es el súmmum. Si además se tiene la oportunidad de intercambiar con ellos unas palabras uno se siente tocado por la varita divina.

Hay quien busca la suerte de hacerse con un pase de callejón para sentir todo eso. Y los hay que lo que más les gusta no es tanto ver cómo ser vistos. Que a uno de reconozcan en el callejón y que se lo canten luego en el bar o en el trabajo les confiere una notoriedad que hace que se auto consideren gente importante. Admitiendo que, como dijo 'El Gallo', "hay gente pa tó", son comprensibles ambas actitudes, que no lícitas.

El callejón es para los profesionales y para quienes, por imperativo legal, deben ocupar ese lugar; al menos así debería ser. Pero parece que en los últimos tiempos ese espacio divino se ha convertido en codiciada entrada para demasiada gente que nada pinta ahí. Cada vez se amplían más los burladeros interiores para que quepa mayor número de políticos. Cada vez son más los representantes de los aficionados que consiguen colocarse en el mágico pasillo y cada vez son más los periodistas que toman sus notas en el callejón al tiempo que ríen junto a los empresarios y toreros que luego, en su crónica, deberán evaluar. No es su sitio, ni el de los aficionados ni el de los periodistas. Me lo dijo un prestigioso crítico hace ya bastantes años, y yo le di la razón.

En aquella ocasión me pidieron que acompañase en un burladero a una reconocida presentadora de televisión a la que habían invitado. Yo le debía instruir en los entresijos de la corrida, pues ella, que acudía por primera vez a los toros, poco sabía de la materia. Al terminar el festejo mi compañero llamó mi atención desde su localidad: "Si quieres dedicarte al periodismo taurino ese no es el lugar. Ahí o aquí, tú elijes", refiriéndose a que mi sitio debería ser el tendido. Yo, aunque aquel día no tenía ningún trabajo que realizar ni había salido del mencionado burladero para saludar a nadie en toda la función, lo entendí perfectamente.

Desde entonces me fijo mucho en quienes están "ahí", y compruebo que son demasiados los que nada pintan en un lugar que debería estar mucho más libre y diáfano para que los que visten alamares puedan realizar su trabajo con la rapidez y precisión necesaria. Por cierto que veo continuamente a aquél que fue mi consejero, no sé por qué habrá cambiado su forma de pensar. El callejón es para los profesionales, y quienes expenden los pases pertinentes deberían tenerlo en cuenta, que parece que también ellos quieren dárselas de importantes repartiendo la zona VIP según sus intereses. / Carlos Bueno – www.burladero.com

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