Santa Bárbara es Domecq, pero aquí tiene clientela torista, y esa fue la que ocupó el medio aforo de la Santamaría hoy. Aficionados al toro, de varias ciudades, muchos de Cali, vinieron. Y se dieron gusto, aplaudiendo salidas, no así arrastres. Porque todos trajeron leña, cuajo y estampa, pero no trajeron nobleza, condición sine qua non del toreo esteticista de nuestra época, casi exclusivo para el toro "que se deja".
JORGE ARTURO DÍAZ REYES
BOGOTÁ (Colombia).- Por supuesto la terna, pese a llevar dos valerosos traga toros, pasó las de San Quintín. Paradójicamente, arrastrado el sexto, el triunfador era el más novel, que para colmo tiene chapa de torero artista, el bogotano Juan Solanilla, quien cuando salió el último le había cortado la única oreja de la tarde al toro de más entidad de la corrida, un castaño astifino de 554 kilos. Fue ahí cuando apareció el regalo.
Iván Fandiño confirmó con Trajerroto # 638, negro, astinegro, de 470 kilos. Muy encastado y serio. Tres verónicas y media enjundiosas, decorosa pelea con el caballo, y un señor par al cuarteo de Andrés Herrera, encunado y perseguido, que se llevó gran ovación. La tarde fue de banderilleros, saludaron seis y con justicia. Parece una exageración.
Pero volviendo al confirmante, tras la ceremonia, se fajó de verdad, verdad con el imponente. Convicción y decisión, es su divisa. Tres por alto, tres tandas derechas a fondo, con sus dignos remates pusieron fervor, coro y música. La embestida era codiciosa y poderosa, el aguante sincero y el mando de verdad, no simulado. Emoción auténtica, no simulada, porque toro y torero iban en serio. La mano izquierda no desmereció nada, y después de las manoletinas finales la plaza hervía en la llama del vasco. Pero lo que son las cosas. La decisión de la faena desapareció en el volapié. Dos pinchazos saliéndose de la suerte, seis golpes de cruceta con un desarme y un aviso emborronaron todo.
El cuarto, el más liviano, fue un problema de alta complejidad. Muy agresivo de cara, incierto, arreador no le dio tregua ni oportunidad. Con breve macheteo lo igualó y le puso una recursiva estocada delantera y vertical. Pero le hicieron saludar. Pura simpatía, me imagino.
Entonces, como devolviendo atenciones, mientras picaban el sexto, de Solanilla y este se hallaba en los medios capote en mano, Iván salió al ruedo sin siquiera pedirle permiso, y dedo en alto anunció el regalo, llevándose la atención del público y la ovación, por supuesto.
Fue un chorreado de 500 kilos, de poca codicia, que pronto se rajó. Soso y carialto despreció la porfía en tablas, y tal vez la estocada pudo ser el argumento esgrimido por el palco para girar la oreja deseada sin faena. Se vuelve a generalizar en Colombia la folklórica costumbre del obsequio que rompe abusivamente la equidad impuesta por don Luis Mazzantini con el sorteo hace bastante más de un siglo. Eso no es serio.
Diego Urdiales volvió a Bogotá porque se lo había ganado y bien ganado, con toro, toro, el año pasado. Pero desgraciadamente creo que hoy quemó su digno cartel aquí. Cierto, su lote fue casi que infumable, pero es que además, él estuvo fatal, y el público se las cobró juntas, las culpas suyas y las de sus toros, y encima con intereses, con saña y con hostilidad, abroncándolo cuando mal mató al segundo en la puerta de toriles y ya se insinuaba el tercer aviso, y jaleando los lances de auxilio de su peón cuando no pudo parar al cuarto.
Todo toro tiene su lidia, dicen. Luego no hay toros ilidiables, lo que hay es toreros que no tienen tauromaquia para ellos. Diego ha demostrado tenerla, muchas veces y en condiciones más exigentes que las de hoy, pero esta tarde no la encontró por ningún lado.
Cuando salió el tercero para Juan Solanilla, una ovación, y el cometario radial de César Rincón "este toro pasa en Madrid, en Bilbao y en Pamplona". Las cuatro y media, verónicas, las tres chicuelinas galleadas y la revolera exacta al caballo, y el quite por navarras airoso, tuvieron además del merito que sustentaba el trapío del toro, buen gusto y hasta tronío. Torea bonito Juan. En el platillo, por estatuarios abrió el último tercio con gran estruendo, acrecentado por las tres buenas tandas diestras que siguieron. Pero Artillero salió suelto y se afincó en tablas. Juan le siguió y le dejó escoger el sitio para continuar la batalla de dos manos y dos pitones, cambiando exposición por arremetidas, quizá más de lo necesario para dejar sentada su entrega. Pero si la faena ganó mérito, perdió consonancia. Por fortuna el estocadón de padre y señor mío redondeó, e hizo ver la oreja como un premio mezquino.
El sexto se llamaba IIusión, jabonero. La pinta, y quizá la reata sostenían el nombre, no así el talante, fue áspero y rajado. El bogotano se le sentó en el estribo y luego se dobló con él rodilla en tierra (no acurrucado) luego se lo llevó a los medios y le hizo pasar, pero su sosería y su renuncia no deban oportunidad. Cuando no hay emoción en el toro no la puede haber en el toreo, y si este se alarga en busca de lo imposible, como sucedió, se cae al oscuro precipicio del tedio. Eso pasó, y la esperanza de puerta grande también cayó por allí.
Barbero sigue mereciendo reconocimiento y gratitud de la afición por su vocación de toro auténtico. Hoy ha echado uno de los encierros mejor presentados de la temporada, si no el más. Eso es importante, mucho. Además encastado. Mis respetos Carlos. Pero el toro de lidia necesita un tris de fijeza y certidumbre. Aunque si hay que escoger entre los dos prefiero lo primero, el trapío. Yo creo que se pueden combinar, es lo ideal.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Santamaría, 6ª de temporada. Nubes y sol. 16 ºC . Media plaza. 6 toros de Santa Bárbara, bien presentados, con lámina, romana, cuajo, y poder, pero broncos. Aplaudidos de salida:1º, 2º, 3º, y 5º.
Iván Fandiño, saludo tras aviso, saludo y oreja del regalo.
Diego Urdiales, bronca tras dos avisos y silencio.
Juan Solanilla, oreja y silencio.
Incidencias: Saludaron: Andrés Herrera tras parear al 1º El Popis y Víctor García tras parear al 2º, El Piña tras parear al 5º, e Ignacio Páez y Ricardo Santana tras parear al 6º. Iván Fandiño lidió el 7º de regalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario