domingo, 24 de noviembre de 2013

Puerta Grande para “El Victoriano” y Valencia

En la novillada de cierre de la Feria de Valencia 
Importante triunfo de “El Victoriano” y Valencia (en la grafica), frente a un muy interesante encierro en el cierre de la Feria de Valencia. 
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Aníbal García Soteldo

La entrega y garra del diestro maracayero Edgar Díaz “El Victoriano Hijo” en séptimo de regalo, así como la ambición del triunfo ante un gran novillo de Laguna Blanca por parte de Cristian Valencia, son los puntos de inflexión que tuvo la novillada de la Feria de la Virgen del Socorro, donde poco más de 1500 personas se han dado cita en el imponente redondel valenciano en el cierre oficial del periplo taurino.

Novillada de lujo la que se han permitido presentar los ganaderos Euclides Sánchez y Orlando Echenagucia en este duelo de ganaderías que significó ver utreros de las divisas de Laguna Blanca y La Cruz de Hierro, en una clara demostración de importancia a la plaza, afición y toreros. Qué pena que esta no tuvo el eco que merecía si se hubiese llevado a cabo el pasado fin de semana en el marco central del serial. Caprichos inauditos de algunos dirían por allí…

“El Victoriano” se ha trabajado una tarde que dé comienzo no tuvo suerte en su haber. El novillo de Laguna Blanca, « Cacaíto» de nombre, que abrió plaza se lesionaría tras estrellarse en el burladero, por lo que las buenas maneras en el capote y el caballo se diluyeron, tras ser apuntillado. Frente al cuarto de La Cruz de Hierro, este se vino a menos en el engaño, para rajarse y literalmente “agarrarse del piso”. No estuvo certero con el acero, por lo que tras descabellarlo, se le silenciaria tras un aviso.
Con el que cerró plaza, un sobrero de regalo, anunciado como «Maderero» de Laguna Blanca se cubrió de entrega delante de un ejemplar de noble recorrido el cual cubrió totalmente su lidia, saludándole de capa, picándole, banderilleándole, toreándole de muleta con variedad y firmeza, para finalmente despacharle de soberbio volapié, para ser premiado con las dos orejas.

Valencia ha dejado nuevamente constancia de la raza que le adorna, aun cuando su firma y estado físico deja mucho que desear. Con el que hizo segundo de la tarde, «Quita Pesares» de La Cruz de Hierro, voluntad y tesón desplegaría en el ruedo, en un trasteo en las cercanías de tablas donde su aún poco pulida técnica le hizo estar por los aires hasta en cuatro ocasiones, sin mayores consecuencias por fortuna. Le despachó con brevedad, permitiéndose una vuelta al ruedo.

Con el quinto, de Laguna Blanca, nuevamente las limitadas facultades para resolver la papeleta en momentos de apuro delante de los pitones le paso factura en una dramática voltereta de la que volvió grogui de la enfermería para armarle una faena “riñonuda”, más de aguante, ante un animal que le midió en cada pase que le instrumentó. El soberbio volapié con la que se fue tras el estoque hizo que la pañolada unánime se hiciera presente, no quedando motivos al Sr. Julio Lozano, sacar los pañuelos y conceder par de orejas.

Detalles de interés los que ha dejado en el tintero el novillero merideño Carlos Sulbarán, el cual despacho en primeras instancias un ejemplar encastado de La Cruz de Hierro, el cual basó en su mayoría por la mano diestra. Al segundo viaje con el acero le envió a las mulillas, para dar una merecida vuelta al ruedo.
Con el que hizo sexto, de Laguna Blanca, nuevamente Sulbarán ha dejado motivos para considerársele el alumno más aventajado con que cuenta la Escuela Taurina “Humberto Álvarez” de Mérida, frente a un astado que se fue acabando el gas de su recorrido, exponiendo en cercanías el mencionado espada, que incluso que fuese volteado en las postrimerías de actuación. El fallo con el acero nuevamente hizo que al final saludara desde el tercio tras escuchar un aviso.

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