Más de
tres décadas desde su estreno en los ruedos
Preciosos ejemples los que se crían a 2800 msnm, donde predomina la capa castaña, colorada, burraco y negro mulato, propios de su tronco de origen, encaste Torrestrella. |
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Es visible que la hermana república de
Colombia se haya convertido en el curso de los últimos años en toda una
referencia del toro bravo en Suramérica. Las importaciones españolas realizadas
a mediados de la década de los ´90, sangre en su mayoría Domecq, ha servido para convertir
las ganaderías neogranadinas en santo y seña de calidad de exportación, tal y
como lo puede hacer ver los principales ciclos feriales del Perú, Ecuador y ni
se diga en Venezuela, donde más se ha acentuado la necesidad de rematar
carteles en nuestras ferias a razón de lo limitada que ha convertido la situación
económica y política del país nuestra cabaña de bravo.
Una de las ganaderías que mejor ha sabido
entender ese binomio tan importante como es la seriedad aunado al trapío armónico,
es la vacada caleña de Paispamba,
el cual lleva sus destinos el aficionado taurino e Ingeniero Agrónomo español,
radicado desde hace muchos años en Colombia, Don Enrique Álvarez.
Ha sido este vallisoletano de raíz pero colombiano
de corazón, un apasionado artesanal de la cría del toro bravo, labor que ha
dedicado más de 33 años de su vida al fomento y desarrollo de un hierro que se
ha hecho con un nombre y sitial entre la afición venezolana, en especial la
tovareña, el cual ha visto en los últimos años lidiar el toro integro en su
plenitud para toreros hechos y derechos…
Y fue precisamente la amistad de un gran
ganadero –con su personalidad recia- como lo fue Don Abrahán Domínguez Vázquez,
quien lidió y ahora lo hacen sus herederos con el nombre de Fuentelapeña, el mejor espejo para
el aprendizaje por parte de Don Kike, de una labor que amerita mucha paciencia,
esmero, decisión y en especial, afición para sobrellevar los momentos buenos y
los malos que ofrece el toro en la plaza.
Esa amistad sincera hizo que Don Enrique entrara
de lleno a lo que es la selección, cría y escogencia del toro de lidia, para lo
cual a finales de los años ´70 se hizo de una punta de vacas de la propia Fuentelapeña, procedencia Samuel Flores, y sementales encaste Conde de la Corte y Carlos Núñez, siempre bajo la atenta
mirada y consejo de Don Abrahán Domínguez Vázquez, el cual dio pie a que
el 1º de noviembre de 1980 se fundara como tal la ganadería y hacienda con el nombre
de Paispamba, ubicada en el
municipio de Sotará, departamento del Valle del Cauca, a 2800 msnm, luciendo
los colores azul y grana como divisa.
No sería sino hasta comienzos de la década de los
´90 cuando Don Kike Álvarez decidiera eliminar gran parte de la línea que
a través de Fuentelapeña para
iniciar de nuevo la andadura en esta ocasión con la adquisición de 130 vacas procedencia
Guachicono, que para aquel
entonces estaba viendo resultados de lo que fue su apuesta al encaste Torrestrella y Jandilla, decisión que mantuvo entre
el Dr. Luis Fernando Castro –propietario de Guachicono- y Don Enrique un nexo en común desde 1991
hasta el 2004, en la cual padrearon varios de los sementales estrellas de Guachicono, que hizo de Paispamba un rico banco en
diversidad de caracteres que definen en bravura al toro de lidia.
Imponente trapío, armónico en hechuras el toro que desde tierras caleñas lidia Paispamba. |
Esto ha permitido que solapadamente en el
curso de los últimos años la ambición por conseguir ese toro “idóneo” para el concepto de toreo que
quiere verse ante los aficionados más exigentes tenga referencia en ese tipo de
animal de inmaculado trapío –el cual ha sido santo y seña de Álvarez-,
de peso acorde a sus hechuras, fiel a su encaste de origen como es Torrestrella, con nobleza, recorrido
y durabilidad en sus embestidas durante la faena, el cual se manifiesta de
menos a más, tal y como queda evidente en sus salidas abantas de toriles, que
poco a poco se van arriba tanto en vara, banderillas y por supuesto, en el
tercio de muleta, donde se entregan a fondo, siempre y cuenten para ello con
toreros que sepan entender virtudes y defectos durante la lidia.
Sus éxitos se cuentan por varios, entre ellos
el que marcaria su debut en suelo venezolano en 1992, en la recordada Feria de
la Virgen de la Divina Pastora en Barquisimeto donde José Antonio Valencia
lidió a «Rosquero», considerado uno
de los toros más bravos lidiados ese año en la temporada venezolana; luego
vinieron la vuelta al ruedo a «Milenio»
en la Plaza de Toros de Cali lidiado por el espada caleño Alejandro Gaviria,
en la corrida pre-feria de 1999, «Jabato»
indultado por Paquito Perlaza en este mismo ruedo en el 2003 o «Solitario» igualmente indultado por Cristóbal
Pardo en El Tambo en 2009.
Su presentación en una plaza que ha sido talismán
de éxitos como es el Coliseo El Llano de Tovar fue en diciembre de 2008, Corrida
de Toros Extraordinaria benéfica que despacharon Bernardo Valencia, que
sería su última tarde en este ruedo, Paquito Perlaza y Rafael Orellana,
para luego volver formalmente en el 2011 con serio lote de astados en su mayoría
castaños y coloraos, lidiados magistralmente por una terna de toreros entregadísima
como fue el caso de Leonardo Benítez, Manuel Escribano y Oliva Soto,
donde se cortaron cuatro orejas y un indulto del bravo «Caramelo», por parte de Escribano, con salida en hombros compartida
para este último con Benítez, como triunfadores de la histórica corrida,
que le valió todos los premios en disputa como el de Fabula Ganadera y Mejor
Toro, otorgados por el Circulo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida-Capitulo
Tovar, cuya entrega tuvo lugar en Madrid en mayo del 2012.
Tanto en las ediciones del 2012 como del 2013,
sus toros han sido elemento de interés para los carteles de las ediciones de la
Feria de Tovar, en ambos repitiendo triunfo consecutivo absoluto en sus
renglones, en el 2012 propiciando el corte de cinco orejas, tres de ellas por
parte del espada tachirense Marcos Peña “El
Pino” en especial al segundo suyo, de nombre «Caramelo», el cual desorejó, lo que le valió ser triunfador del
ciclo.
Este presente año al madrileño Gabriel
Picazo le correspondió las mieles del éxito al desorejar a «Soltero», premiado a su vez con la
vuelta al ruedo, uno de los serios pupilos lidiados en septiembre pasado, que
colocó a prueba a toreros y cuadrilla, imponiendo el respeto y seriedad el cual
debe de ser norma en el toro de lidia.
Es por ello, además del valioso aporte económico
que el propio Don Enrique Álvarez ha hecho a la Escuela Taurina de
Tovar, así como ese nexo de afinidad creado por sus triunfos en los últimos años,
el que sin duda alguna se reconozca esta ganadería como un ejemplo de lo que
debe de ser un hierro de toros de lidia, donde no se impone el toro manipulado
ni mucho menos bobalicón… se presenta el toro con la edad y el trapío que
impone respeto y merito a lo que toreros hagan delante de sus pitones.
Enhorabuena ganadero, y que siga así… por el
bien de la afición seria que anhela que su actitud sea la norma y no la excepción.
Don Enrique Álvarez, asiduo triunfador de la Feria de Tovar, donde por tres años seguidos ha arrasado en la premiación final. |
Les agradecería que no cortaran la marca de agua de mis fotos, están violando los derechos de autor.
ResponderEliminarGracias.