Ayer en el marco de la tradicional Corrida de la Feria de
la Virgen de Las Mercedes
César Vanegas, se alza como el triunfador de la tarde ayer en Zea, tras el corte de una de las orejas del festejo. |
Tarde de
entretenido contenido la que tuvo lugar, donde los astados de Rancho Grande
dejaron estar a los toreros, una pena que nuevamente el retraso en el inicio
del festejo condicione con la escasa iluminación el desarrollo final del festejo.
RUBÉN
DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos:
José León / Archivo
Par de orejas, fueron las que se pasearon ayer
en el ruedo del portátil coso El Progreso, en el marco de la corrida de feria.
Una por parte del veterano espada tachirense César Vanegas, y otra, por parte
del rejoneador Rafa Rodríguez, en síntesis el balance artístico del festejo,
donde así mismo hicieron el paseíllo el diestro tovareño Rafael Orellana y el
novillero valenciano Cristian Valencia.
Abrió festejo –irreglamentariamente por demás-
Cristian Valencia, reciente triunfador de Bailadores y Tovar en fechas
recientes, quien bajo imposición de los matadores del cartel aperturó la tarde,
haciendo alardes del repertorio característico de su padre. Breve con el
capote, eléctrico en banderillas –incluido el par de la silla- y variado con la
muleta, en trasteo voluntarioso que si no llega ser por el manejo erróneo de la
espada, hubiese cortado la oreja que bien merecida tenia en el esportón.
El fornido torero de Seboruco, César Vanegas,
ha dejado constancia de su veteranía ante el ejemplar que lidió, ejemplar el
cual pasó de capa y muleta con ligereza de pies. Previamente en banderillas
clavaria farpas con eficacia saliendo comprometidos de cada uno de los pares,
dadas las circunstancias de un ruedo de limitadas dimensiones e irregular
preparación del terreno. El certero espadazo con la que le despachó fue factor
a que se le premiara con una más que justa oreja, pese a la insistente petición
de los villamelones de más trofeos.
Trasteo de altibajos, pero no exento de merito
fue el que desgranó Rafael Orellana, quien ante otro ejemplar de Rancho Grande
tuvo momentos de gran plasticidad. A reconocer el detalle de invitar en quite
al espigado novillero tovareño Reymer Arellano. Una pena que el acero y más
escandalosamente con el verduguillo, haya emborronado dicha labor, lo que a la
postre hizo que el publico perdiera interés por lo realizado.
Un becerrote fue el que despachó el rejoneador
Rafa Rodríguez, siendo protestada su presencia por los aficionados. Con dicho
animal, se ocupo el jinete emeritense en clavar con facilidad rejones y
banderillas, ante las nobles y codiciosas embestidas del astado. El certero
rejonazo con la que mandó a las mulillas le valió para que se le premiara con
una oreja.
Al final del festejo el triunfador fue
considerado César Vanegas, reconocimiento entregado por parte de la Fundación
Cultural Girón.
Rafael Orellana no las tuvo consigo con las espadas, lo que pudo haber sido actuación de triunfo. |
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