El tachirense Cadavid en Lanteira y Valencia en Vic-Fezensac
César Valencia, cuajándose como un torero a tomar en cuenta, ante su inminente doctorado de lujo en Valencia en noviembre próximo. Foto: Cortesía |
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
En el remate de la campaña taurina española, dos nombres de
toreros venezolanos han tomado protagonismo este fin de semana por arenas tanto
españolas como francesas. Ellos son el tachirense José David Cadavid y el
valenciano César Valencia, ambos con importantes actuaciones.
Por orden de importancia destacamos la del próximo matador
de toros, César Valencia, quien este domingo actuó en la ciudad gala de
Vic-Fezensac, con poco más de un cuarto de plaza, en novillada de feria, al
lado de los espadas españoles Tomás Angulo (silencio en ambos) y Vicente Soler
(silencio en ambos). Por su parte la única vuelta al ruedo ante los serios y
complicados utreros del hierro salmantino de Barcial, fue para el venezolano César
Valencia, con fuerte bronca al palco presidencial tras no conceder la oreja
solicitada. En su segundo fue ovacionado nuevamente.
Por su parte el destacado novillero José David Cadavid,
encartelado como sobresaliente del festejo sin picadores realizado en la
localidad granadina de Lanteira, hizo el paseíllo al lado de los diestros
Javier Berjillos (tres orejas) y Manuel Cuenca (ovación, pasando a la enfermería).
Circunstancias múltiples las que se han dado en el
desarrollo previo y durante dicho festejo, pues Berjillos sustituía al
anunciado Eugenio Martín “El Mani”, mientras que Cadavid tuvo que despachar el
tercer utrero del festejo –del hierro de Castillo de Montizón (propiedad de
Samuel Flores)- tras lesionarse Manuel Cuenca luego de recibir fortísimo
varetazo en el pecho, logrando el corte de los máximos trofeos ante el serio y
cornalón ejemplar del ganadero manchego.
Cadavid se le recuerda por haber actuado en la pasada Feria
de San Sebastián de San Cristóbal en enero pasado, donde a pesar de no haber
cortado trofeos en aquel matinal festejo, los ramalazos de su buen toreo no
quedaron en vano, pese al estrepitoso uso de los aceros.
José David Cadavid |
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