El navarro celebra sus 25 años de alternativa con cuatro mano a mano
mixtos: el originario con Ponce en Vista Alegre, dos con El Juli (este domingo
en Huesca y en Nimes en septiembre) y
con José Tomás en Málaga.
Con Pablo Hermoso de Mendoza, la historia del toreo a caballo
tiene un antes y un después. El navarro, escuela de sí mismo, será el espejo de
generaciones futuras que le recordarán como el gran revolucionario del rejoneo,
como un maestro irrepetible. En el año del 25 aniversario de su alternativa,
Pablo ha querido anunciarse en Bilbao con otro 'devorarécords' como Enrique Ponce el próximo 19 de agosto.
Una fórmula de cartel mixto copiada después para repetir 'duettos' con El Juli (en Huesca este domingo y en
septiembre en Nimes) y con José Tomás el 23 de agosto en Málaga.
Suelo hacer las celebraciones de forma íntima pero este año pensamos
hacer algo especial en Bilbao. Ponce y yo hemos superado las 2.000 corridas,
estamos en los 25 años de alternativa, es una plaza que nos ha dado mucho y
ambos nos sentimos un poco bilbaínos... Por eso lo planteamos y se llevó a
cabo.
- ¿Los demás llegaron después?
Sí, y en ellos yo no intervine en absoluto. En unos han sido las
empresas y en otros, como el caso del de José Tomás, ha sido el propio torero.
Va a ser un mes de agosto muy celebrativo para mí.
- En Bilbao, para colmo, lidiará un toro de Victorino Martín.
No lo he hecho nunca y para mí es todo un reto, pese a que me aleje de
lo artístico y sea una situación más complicada. He toreado muchos toros de saltillo
en México pero el toro de Victorino es diferente a todos, es mucho más difícil
en rejoneo. Una vez vi una corrida en Vitoria y aquello fue una auténtica pesadilla para mis compañeros.
- Esta tendencia de los mano a mano entre un rejoneador y un torero a
pie está recibiendo más de una crítica. ¿Cómo las encaja?
Respeto a todo el mundo. Lo que pasa es que muchos ven en un mano a mano
una pelea. Entonces habría que llamarlo 'duetto' porque en el toreo no es todo
como en el boxeo de «a ver quien gana». Aquí se van a mezclar dos clases de
arte, se van a compaginar dos tipos de públicos y eso también es positivo. Se
habla siempre que hay que hacer cosas nuevas y cuando las haces siempre salen
detractores.
- Con la de Vitoria del viernes sumó 2.114 corridas. Y parece estar como
al principio....
¡Es que se me ha hecho corto! Jamás pensé llegar a torear tanto pero la
vida te lleva por un camino y, de repente, te encuentras con estas cifras. Sólo
queda mirar atrás y recapacitar sobre lo hecho.
- ¿Da vértigo?
No. Vivo el día a día y lo pasado quedará como un gran recuerdo.
- ¿Soñó algún día ocupar el puesto que ocupa hoy de dueño y señor del
rejoneo?
En mis inicios soñaba mucho pero soñaba despierto. Por encima de lo
económico o de la popularidad, de niño soñaba con conseguir algo diferente, algo
más mítico, algo que se saliera de lo normal.
- ¿Y está satisfecho?
De lo que más orgulloso que estoy es de haber sido siempre yo mismo. He
seguido la conducta que ha mandado mi alma. Nunca me he dejado llevar por una
moda. Incluso en los consejos: los he escuchado pero siempre he seguido mi
camino.
- Con el paso del tiempo, ¿le gustaría que se le recordase como el
revolucionario que cambió el rejoneo?
He vivido una etapa con muchos movimientos, con muchos cambios... Quiero
que me recuerden como un torero sincero, que siempre lo dio todo, que se dejó
llevar por sus sentimientos y que 'a raticos' pudo transmitir cosas bonitas al
público.
- ¿Y cuál es la pócima mágica de Pablo Hermoso de Mendoza para mantener
el trono 25 años después?
El único secreto es la afición. El gusto de vivir tu profesión, de no
aburrirse, de levantarse cada día con ganas de montar a caballo, de mejorar...
Ese es el secreto, no hay otro.
- Y sentir la competencia...
Por supuesto. En esta vida no quieres nunca que te arrinconen y por eso
hay competencias de todo tipo, muy satisfactorias. A mí me agrada medirme con
un compañero, estar mejor que él... Eso es positivo.
- ¿Contra quién disfrutó más?
La competencia más bonita que he tenido ha sido con Joao Moura. Porque
cambió la historia, porque marcó un antes y un después... Fue mi maestro, fue
mi espejo y después fue mi competidor. Juntar todas esas sensaciones cuando me
medía a él en la plaza fue algo precioso.
- Sus cifras, en cuanto a festejos, son muy cercanas a las de Ponce
(2.114 por 2.197). ¿Son comparables?
Enrique y yo tenemos muchas cosas en común. Los dos hemos superado esa
cifra, tenemos una trayectoria muy limpia, cargada de dedicación, de afición... Pero en lo que más nos parecemos
es en la regularidad; hemos tenido pocos altibajos.
- Y como él, ídolo en México...
México es mi segunda casa. Ha sido un país que le ha dado una dimensión
mayor a mi carrera. La de México es una afición puramente pasional. Te pueden
pitar, te pueden aplaudir, en un segundo cambian... Lo que sienten en cada
momento, lo expresan. En España la afición es más estudiada, más respetuosa, te examina más...
- ¿Piensa en el final?
Cuando toreaba 140 tardes al año por mi cabeza rondaba irme en el mejor
momento... Pero ahora lo pienso menos que nunca. Me gustaría no retirarme nunca
y de aquí a 10 ó 15 años hacer como el maestro Antoñete, torear una o dos
corridas extraordinarias o festivales.
- Lo que está claro es que Pablo Hermoso tiene sucesor en la figura de
su hijo Guillermo...
Es algo que me ilusiona mucho. Tiene mucha afición y para mí sería un
sueño aguantar hasta compartir un día cartel con mi hijo.
DE 'CAGANCHO' a LA 'HERMOSINA'
Cuando en 1990 Pablo Hermoso de Mendoza compró a 'Cagancho' a su amigo
Brito Paes por 400.000 pesos, jamás imaginó que aquel potro feo, mal cuidado,
con heridas en sus extremidades y múltiples úlceras producidas por un parásito,
iba a lanzar su carrera hasta ocupar el trono del rejoneo del que jamás se ha
bajado. Con él, Hermoso tocó el cielo durante una etapa gloriosa e irrepetible
del toreo a caballo pero en 2002, con el caballo en plenitud, el navarro decició
retirarle para «regalarle un tiempo placentero en vida». Después vinieron
'Chenel', 'Disparate', 'Ícaro' o 'Pirata', capaz de lanzarse a morder al toro
para hacer el quite a su dueño en apuros. A gran nivel, ninguno fue como
'Cagancho', un punto y aparte en la historia del rejoneo. Como para la historia
también quedará la 'hermosina', una suerte propia del navarro en la que el
caballo, a dos pistas, torea con uno y otro perfil, como si virase una muleta
imaginaria, de ciencia ficción... Una vuelta de tuerca más del mejor rejoneador
de todos los tiempos. / LUCAS PÉREZ – Diario ELMUNDO de España
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