domingo, 24 de agosto de 2014

Cristian Valencia a hombros en Bailadores

Ayer sábado ante escaso público. *** Así mismo “toco pelo” Rafa Rodríguez, donde se lidiaron par de ejemplares de las divisas de El Rocío y trio de utreros de Los Marañones.
Largo y templado el trazo del muletazo del novillero Cristián Valencia, triunfador en Bailadores, el pasado sábado. Foto: RDV
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz

La mala información que propició el que se adelantara de fecha el festejo taurino de la Feria de Bailadores, ha dado al traste finalmente con la asistencia de público. Escasamente, en tarde fresca y nublada, se dieron cita poco menos de cuatrocientas personas en los tendidos de la portátil plaza de toros La Esperanza.

Ante tal panorama se lidió un dispar lote de astados de la joven vacada de El Rocío, para los matadores; y trio de utreros de Los Marañones. Los pupilos del Dr. Cesar Villanueva –como sucedió en Zea poco menos de un año- pasaportados por los matadores Rafael Orellana y “Maravilla” han dejado mucho que desear en cuanto a presencia se refiere, amoruchados y fuera de tipo, ya con sus apariencias no presagiaban nada bueno en su lidia. Por su parte los exponentes de Andrés Miguel Velutini sí que han contado con estampa de “toritos”, lo que ha propiciado mayores cotas de interés a los respectivos lidiadores.

Orellana abrió tarde con un acaballado ejemplar de la que pudo extraer escasos momentos de lucidez, el cual lamentablemente por el mal uso del acero no fueron resarcidos con la oreja que bien hizo méritos. Fue aplaudido. Como de la misma manera lo fue “Maravilla” ante otro astado de censurable presencia, donde hizo el esfuerzo pero poco fue el eco transmitido en los desolados tendidos.

El rejoneador Rafa Rodríguez reaparecía tras un paréntesis de varios meses fuera de los ruedos. Lo ha hecho sacando a relucir nuevas cabalgaduras, lo que ante las boyantes embestidas del “marañón” que le correspondió hizo lucir en rejones de castigo y banderillas. Fue premiado con una oreja. Mismos méritos que hizo el veterano novillero maracayero César Altuve, quien ha sacado partido por la diestra de series de mérito y exposición ante un ejemplar de aviesas intenciones. La espectacular voltereta que recibió en uno de los trances de labor, hizo que abreviara tras la limitación funcional del hombro izquierdo y pérdida temporal del conocimiento que hizo evidente tras el auxilio del peonaje, para ser ovacionado tras pasaportar el Cristian Valencia el ejemplar, siendo trasladado a centro médico para su valoración.

Y sería Cristian Valencia el que llevaría “el gato al agua” luciendo de principio a fin las nobles y alegres embestidas de su antagonista que cerró función, utrero que pasó por ambas manos con firmeza y ambición de triunfo –a pesar de la escasa iluminación como ya se ha hecho costumbre en este tipo de festejo-, como lo demostró siempre su padre, el recordado Bernardo, del que guarda rasgos y formas parecidas en el ruedo. Se fue como un jabato tras el acero, para de esta manera cortar las dos orejas, dársele la vuelta al ruedo al bravo astado de Los Marañones, y con ello salir por la Puerta Grande, ante la soledad de los tendidos con la noche villorra presente como testigo.

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