Juan Andrés Hermoso de Mendoza
FUSILERO, una de las leyendas de la cuadra del navarro, falleció el pasado 31 de mayo en la finca de Pablo Hermoso de Mendoza, en Estella cuando contaba con veintisiete años de edad. Estaba retirado desde la temporada 2009, cuando toreó su última corrida en la mexicana Plaza de Toros El Pinal, en Teziutlán (Puebla). Después de esto, FUSILERO gozó de un apacible retiro en los campos de Estella, donde compartía praderas con su inseparable LABRIT y donde ejercía de maestro para los primeros pasos de equitación de los hijos de Pablo.
El caballo, nacido en Portugal, en la ganadería de Río Frío, propiedad del rejoneador José Samuel Lupi, llegó a poder de Pablo, entonces ubicado en Acedo, en la temporada 1999, proveniente de la cuadra de Joao Salgueiro, quien se lo ofreció al navarro junto con otros caballos de su cuadra, como la yegua CHAVELA. Pablo probó a FUSILERO en casa y las primeras tomas de contacto no le satisficieron del todo, pero sabía que el caballo tenía enormes posibilidades, porque lo había visto torear con Salgueiro y era uno de los mejores caballos de Portugal de esa época. El problema mayor que Pablo veía era adaptarlo a su monta, a su doma, a su forma de trabajar…
No obstante Pablo adquirió a FUSILERO y el 22 de mayo de 1.999 lo haría debutar en la plaza de toros de Cabeza la Vaca , en Badajoz. Pronto consiguieron caballo y jinete adaptarse, porque a lo largo de esta temporada, FUSILERO ya toreó cerca de cincuenta, de los ochenta y cuatro festejos que Hermoso de Mendoza cumplió ese año en España. FUSILERO era esos momentos un caballo que necesitaba un toro que se le viniera, que tuviese movilidad y por esta razón se acoplaba mejor al toro de Portugal, sin castigar, o como se demostraría posteriormente al toro de México. Esa fue una de las razones por las que a pesar de ser nuevo en la cuadra de Pablo, el 5 de agosto de 1999, ambos formaron un autentico alboroto en la Plaza de Campo Pequeño. La catedral del toreo a caballo lisboeta se rindió ante una lidia total. Una faena a un toro de Vinhas en la que FUSILERO copó el tercio de banderillas y donde cumplió con todo su repertorio: piruetas, galopes de costado, banderillas de plaza a plaza. Puso en pie al tendido en varias ocasiones en la que posiblemente haya sido la faena de su vida.
A finales de esta temporada, Pablo realizó su temporada americana más maratoniana hasta entonces. No fue la más larga por el número de festejos, pero sí, por el número de países que visitó. Así FUSILERO cumplió con los compromisos de Lima (Perú), Quito (Ecuador) y Cali y Manizales (Colombia). México fue el único país que aunque visitó de vuelta hacia España, no debutó en ese año.
Comenzó el año 2000 y mientras el grueso de la cuadra permanecía haciendo temporada en México, FUSILERO viajaba de Colombia a España, para esperar el comienzo de la temporada europea. Una temporada más corta en festejos para el caballo que actuó en veinticinco de las cincuenta y seis corridas celebradas. No eran años fáciles para el tordo, porque delante tenía caballos tan importantes como CAGANCHO, CHICUELO, GALLO, ALBAICIN… caballo importantes, pero sobre todo que se habían hecho en las manos de su jinete y con los que se encontraba mucho más acoplado.
Esto hizo que FUSILERO actuara en varias corridas en el tercio de salida, sorprendiendo al público en buena medida porque hasta entonces nunca se había visto a un caballo hacer piruetas de salida. Actuó en los principales compromisos, como Zaragoza, Madrid, Arles, Nimes, Sevilla, Málaga, Granada, Santarem…
No había sido una de sus temporadas más regulares en cuanto a actuaciones y desde luego lo que no tuvo fue un final feliz. Era el 1 de octubre de 2000, plaza de toros de Zafra y Pablo montando a FUSILERO recibía a su primer toro, un astado del hierro de Diego Puerta. La montura encelaba de salida al astado, el cual en un momento dado, tocó la grupa de FUSILERO, desplazándolo y en la siguiente acometida, ensartándole el pitón junto delante del estribo. El toro levantó la cabeza y con ella a FUSILERO, sujetándolo durante unos interminables segundos en el aire y sin mover un pelo. Pablo con el rejón en la mano, acertó a clavárselo al toro, lo que le hizo hacer un ademán y soltar al caballo. El resultado fue una enorme cornada, muy cercana al corazón y que llegó a perforar uno de los pulmones. El caballo fue trasladado a la Facultad de Veterinaria de la Complutense de Madrid, donde fue intervenido y donde finalmente acabaría por recuperarse, pero varios meses después, perdiéndose, como es natural, la temporada mexicana.
Sería el 19 de mayo de 2001, en la plaza de toros de Jerez de la Frontera , donde FUSILERO volvería a torear seis meses y medio después del percance. Málaga, Bilbao, Moita y la propia corrida de Jerez de la Frontera fueron las plazas más importantes de las diecisiete en las que Pablo decidió utilizarlo. Todavía FUSILERO tenía que seguir abriéndose camino en la prodigiosa cuadra del de Estella.
En esa temporada, FUSILERO viajó a México, y aquí sí que comenzó la perfecta conexión entre caballo y jinete. Debutó en Durango, el 20 de octubre de 2001, ante toros de Mariano Ramírez y a partir de ahí, serían treinta y nueve de los sesenta y cinco festejos que se cerraron esa temporada 2001-2002 en el país azteca y entre las que se produjo su debut en la Plaza México , el 9 de diciembre de 2001.
Fuerte fue el comienzo de la temporada 2002 en Europa para FUSILERO, porque tras su primera actuación el 1 de abril en la Plaza francesa de Arles, fue elegido por la crítica como el mejor caballo torero de la feria y premiado por ello. Fue actuando con regularidad y ya tenía un puesto seguro entre las estrellas, cuando de nuevo un percance le cortó momentáneamente el vuelo. San Sebastián (Guipuzcoa), 14 de agosto, FUSILERO resbala en el centro del ruedo, quedando con las patas hacia arriba y a merced del toro. La monumental paliza que recibe, afortunadamente, “solo” le produce una cornada interna en la zona de la “barriga” que afortunadamente lo tuvo apartado de los ruedos apenas doce días, reapareciendo con una muy buena nota el día 31 de agosto en Linares. Pablo toreó setenta tardes, contando con FUSILERO en treinta y siete de ellas, y donde todavía lo seguía alternando como caballo de salida y de banderillas.
Dieciseis festejos de treinta y cuatro totales fueron los que actuó en México en la temporada 2002-03, que fue precisamente la de la despedida de CAGANCHO. Nuevamente continuaba el caballo de Río Frío a la sombra de sus compañeros de cuadra y sobre todo de un CHICUELO que seguía siendo el titular como caballo de piruetas.
Finalizado el periplo mexicano, nuevamente en Europa, comenzó una temporada, la 2003, que iba a estar marcada por la irregularidad. Comenzó toreando con asiduidad, hasta que llegaron dos festejos, uno en mayo en la plaza de toros de Vista Alegre, en Carabanchel y sobre todo otro en junio en Badajoz, en los que Pablo sacó a FUSILERO ante dos toros muy parados y el caballo no superó esa circunstancia, incluso tuvo que cambiarlo sin colocar un solo palo. Este último festejo de Badajoz fue el que hizo que FUSILERO descansara varias corridas y Pablo perdiera un poco la confianza en él. Afortunadamente para los dos, todo se arregló para el tramo final de la temporada y FUSILERO volvió a actuar con regularidad en veintisiete festejos, ganándose nuevamente el pasaporte para México, donde entraría ya, como caballo importante. Así lo atestiguan los números, porque de sesenta y un festejos que lidió Hermoso, FUSILERO solo dejó de actuar en siete. Era hasta la fecha su temporada más regular y el comienzo de lo que iba a ser en el futuro un entendimiento pleno entre FUSILERO y la afición mexicana. Esta temporada, Hermoso se presentó también en los EEUU, concretamente en cuatro festejos en California, a los que FUSILERO no fue desplazado.
Pero tras la gran temporada mexicana del caballo, nuevamente de vuelta a Europa, el caballo volvió a vivir una temporada casi, casi en blanco. Solo dieciséis actuaciones en una temporada en la que Pablo firmó sesenta y tres festejos, se nos antoja un bagaje muy escaso. Esta temporada fue la eclosión de caballos como SAMURAI, CHENEL, CURRO y DE PAULA, y todavía seguían a muy buen nivel CHICUELO, CAMPO GRANDE, NATIVO o LABRIT. Para FUSILERO fueron pocas actuaciones, todas ellas como caballo de salida, pero si vemos la importancia de las plazas donde actuó, podemos hacernos idea de la confianza que Pablo tenía depositada en él en las grandes citas. Sevilla, San Sebastián, Zaragoza, Jerez de la Frontera , Madrid, Barcelona, Bilbao o Málaga fueron algunas de sus actuaciones.
La gran paradoja volvió a ser la temporada mexicana 2004-05 donde FUSILERO solo se perdería ¡¡cinco!! festejos de los cuarenta y siete que se realizaron esa temporada. FUSILERO se había convertido en el consentido de la afición mexicana, que con sus piruetas se volvían locos. Pablo lo utilizó toda la campaña de caballo de banderillas y el tordo respondió perfectamente todas las tardes.
México fue fundamental para que Pablo y FUSILERO terminaran de acoplarse el uno al otro y de que firmaran temporadas tan redondas como la 2005 con cuarenta y cinco festejos en Europa, de un total de sesenta y nueve, y con treinta y tres, de cuarenta y una, en México. O la 2006 con cuarenta y siete de las sesenta y siete tardes que el navarro hizo el paseíllo. Fue una temporada que compartió tercio de banderillas, con caballos como CHENEL, MERLIN, NAPOLEON, RONDEÑO, LABRIT o SILVETI y donde se habían producido las retiradas de otros caballos emblemáticos como CHICUELO o CAMPO GRANDE. FUSILERO ya se había asentado en la cuadra de Hermoso de Mendoza y se había confirmado como una de las principales bazas en sus actuaciones y eso se reflejaba sobre todo en México, donde esta temporada actuó en treinta y dos de las treinta y tres corridas que se celebraron.
Comenzó la temporada 2007 y Pablo lo dejó descansar las dos primeras citas, comenzando su particular campaña en Arles el 9 de abril. A partir de aquí actuó casi ininterrumpidamente en cincuenta y cinco festejos hasta que el 19 de septiembre, en la plaza de toros de La Ribera , de Logroño, el jinete decidió descansarlo para la venidera temporada mexicana, que como no, sería plena para el caballo. Treinta y dos actuaciones, de treinta y tres festejos, lo convirtieron en el caballo de la temporada, firmando varias tardes en las que actuó ante dos toros, como sucedería en Morelia, Motul, Jalostotitlán, Tijuana o Torreón.
El año 2008 fue una nueva temporada brillante para FUSILERO que ya pasaba de los veinte años y presentaba una madurez en la plaza y una compenetración con Pablo que lo hacían indispensable en la mayor parte de los festejos. Apenas descansó en diecinueve festejos, actuando en cuarenta y nueve tardes. Se da la circunstancias que esas fechas de ausencia lo fueron al principio de la temporada, cuando Pablo decidió darle descanso del reciente viaje por México. Luego, a partir del mes de junio, FUSILERO apenas se perdió cinco festejos. Y ni si quiera cinco serían los que dejó de actuar en México en la que sería su última temporada. De las veinticuatro tardes de Hermoso de Mendoza, utilizó a FUSILERO en veinte, siendo la última de ellas, la ya mencionada de Teziutlán (Puebla), donde sin programarlo, ni plantearlo con anterioridad, FUSILERO se retiraría de los ruedos en silencio. Cabe reseñar en esta temporada, la primordial intervención del caballo en el triunfo de rabo, que Pablo obtuvo en la Plaza México. Con dos banderillas y dos series de hasta tres piruetas seguidas, FUSILERO enloqueció a la México y de paso se despidió de ella en silencio, pero por la puerta grande, con el público puesto en pie ovacionándole y Pablo desde el ruedo, descabalgado, agradeciéndole toda su carrera.
A partir de ahí, una vida placentera en las praderas de Estella, junto a su inseparable LABRIT y compartiendo carreras con vacas, yeguas y potrillos. Sus únicas jornadas de trabajo consistían en las prácticas de monta de Paula, Guillermo y Alba, los hijos de Pablo que aprendían a lomos de FUSILERO. Volvió a pisar alguna plaza de toros, como las de Estella o la de Ejea de los Caballeros, pero lo hizo para hacer el despeje o paseíllo, montado por los niños.
Ahora FUSILERO con seiscientos cuarenta y cuatro festejos (cuatro en Colombia, dos en Quito, dos en Perú, trescientos sesenta y ocho en Europa y doscientos sesenta y ocho en México) sobre sus lomos, con siete países visitados (Colombia, Perú, Ecuador, México, Francia, España y Portugal), con más de dos mil embroques con los toros, con una cornada gravísima a la altura del corazón, con diversos sustos sin consecuencias graves (San Sebastián, Montijo, Torreón, San Juan del Río….), con numerosos triunfos importantes (Lisboa, Madrid, Pamplona, Montijo, México D.F., Quito, Arles)…… pero sobre todo con diez temporadas formando parte de la familia equina de Pablo Hermoso de Mendoza.
FUSILERO, junto con LABRIT, fueron el puente entre generaciones tan importantes de caballos como CAGANCHO, CHICUELO, GALLO o MARTINCHO, pasando a los ALBAICIN, NATIVO, GAYARRE, SARMATA o MARIACHI, hasta los actuales, hijos de aquellos primeros compañeros, CURRO, CHENEL, RONDEÑO o SILVETI.
En estos momentos, FUSILERO, estará compartiendo parte en el firmamento de los caballos toreros salidos de esta gloriosa cuadra, con MARIACHI, SARMATA, TABASCO, SILVERIO, CAFETERO, PEZANHA, VILLA, ALDABICA, RONCAL, MONTERREY, NAPOLEÓN… Todos grandes caballos, todos grandes recuerdos, todos grandes estrellas, pero solo FUSILERO entrará en ese firmamento con un adjetivo: LEYENDA.
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