sábado, 14 de noviembre de 2020

RECONSTRUCCIÓN / PRIMERA NOVILLADA - La disposición de Rafael González, herido; la categoría de Tomás Rufo

Los dos novilleros echan para delante una tarde complicada por la lluvia y, cada uno a su manera, la cuajan. Muy bien presentada la primera novillada de la Reconstrucción, de Luis Algarra, de la que destacó el 3º, premiado por el jurado.
Rafael González con tres orejas y cornada cerró su saldo
 
JUAN DIEGO MADUEÑO
@juandimc
Diario EL MUNDO de Madrid
 
Al final se dio la novillada. Diluviaba en Herrera del Duque y siguió lloviendo cuando se suponía que no llovía. Los chavales tenían ganas de torear. Es lógico. Alguien debió pararles los pies pero quién, a ver quién les dice a los novilleros que se queden en el patio de cuadrillas por cuatro gotas en el año de la pandemia. Los boletines de su gente, la oportunidad que se esfumaba, el veneno por comprobar que sí, que ellos también pueden ganar dinero toreando. Los alguacilillos salieron refugiados bajo los chubasqueros mientras Cristina Sánchez, patrono de la Fundación, miembro de su comité de crisis que ha organizado la gira de la reconstrucción, comentarista del canal Toros que la sufraga y jurado del Premio Nacional de Tauromaquia que recientemente ha premiado a la entidad de la que forma parte, explicaba la importancia de las novilladas en la gira de la reconstrucción. Bueno, la importancia de la gira a secas.
 
Ojalá fuese a secas porque los novilleros hicieron la cruz sobre el barro. Las ganas pueden con todo. Rafael González y Tomás Rufo estaban liados antes de que retiraran las lonas empadadas. Mucho mérito embarcarse en el agua, con lo desagradable que es todo lo que gira alrededor de torear si está mojado y frío. Sin la cal pintada, estiraron los capotes en la primera novillada de la gira.
 
Rafael González abrió la tarde. Está claramente sobrado, para bien y para mal. Era su segunda novillada en 2020 y no se le notó. Hizo lo que quiso con el novillo desde las largas cambiadas con las que recogió a Lentejito encima de un charco. Se dejó el utrero, que permitió a González desfogarse por ambas manos. El novillo se le arrancó en el brindis al público. Se lo pasó por la espalda como si fuera Neo y esquivara una bala. Los pases de pecho fueron largos. Le metió la mano con solvencia, haciendo la suerte eficaz y sin pensárselo demasiado, igual que toreó.
 
Rufo recibió al segundo muy tranquilo con una cordobina. Templó la verónica y cuando hay temple es como si saliera el sol. Ese rayo lo acompañó en toda la faena, esa primera piedra del temple. Hubo un lance muy bueno. Y la tarde se elevó desde la medianía. A veces no hay público, la banda suena mal, llueve, la decadencia se asoma, pero una media como la de Rufo hace olvidar las mediocridades. Lo bordó después en el quite. Al novillo era complicado redondearle la embestida. Ensillado, era un tacazo, embestía por fuera. Tan noble como soso. Ideal. Con la izquierda, Rufo se metió en su terreno. Se agradece que quiera torear despacio. Acabó la faena con luquesinas, el gran legado de Daniel Luque. Y enterró la espada.
Tomas Rufo el novillero en mejor forma, dos orejas en la primera de la gira
 
Rafael González se estiró de inmediato a la verónica con el tercero. Quizá "de inmediato" no le haga justicia porque intentó desmayarse. El novillo le punteó el capote. El remate fue lo mejor, tiene tendencia el novillero por soltar la mano en los remates. Burraco, el algarra tenía el lomo recto, un poco más alto que los anteriores. Volvió a soltar una mano con el capote después del puyazo y el toro lo desarmó. Una chicuelina le pasó cerca. Para el olvido el inicio de faena por banderas. Hasta el novillo se desentendió. Por abajo lo agradecía. Tanto, que Rafael González se puso de rodillas. Se escuchaban los andas del callejón. Luego, volvió a ponerse de pie y al natural hubo muletazos buenos. Trataron de entenderse. Por momentos se acoplaron. A veces se odiaban. En una de esas le echó mano el novillo. Chimpún hizo la música. Y esa fue la mejor tanda, herido en el gemelo y en silencio. Lo dejó sin puntilla tras pasar como un rayo por el morrillo del mejor toro de la tarde, según el jurado.
 
Era un toro el cuarto. Tomas Rufo volvió a sacudir el capote sin las prisas que atenazan al resto. Brindó la faena al alcalde socialista del pueblo agradeciéndole "el apoyo". Rufo inició la faena a dos manos. El mismo temple que tuvo toreando le faltó para espaciar la faena, darle importancia a cada tanda. Rápidamente volvía a la cara el novillero. Un trincherazo fue extraordinario. Ese pulso ancló la faena, que tuvo categoría. Gusto, clasicismo, las cosas que al final terminan funcionando. Prefiero cuando torea vertical. Para tirar líneas están los demás. En los remates se veía otro torero. La comparación con su compañero era tremenda. Se puso prosaico con las bernadinas. Calentando hasta la estocada, que no fue, o fue a la segunda porque pinchó y luego cayó la espada tendida y trasera. Suficiente: se echó el novillo.
 
FICHA DEL FESTEJO
 
Herrera del Duque. Gira de la reconstrucción. Sábado, 14 de noviembre de 2020. Utreros de Luis Algarra, 1º se dejó, muy noble el 2º, bueno el 3º, 4º exigente.
 
Rafael González, gris marengo y plata. Espadazo (oreja). En el tercero, gran estocada (dos orejas).
Tomas Rufo, de verde botella y oro. Buena estocada trasera (oreja). En el cuarto, pinchazo y espadazo tendido y muy trasero (oreja).
 
PARTE MÉDICO: Rafael González sufre un puntazo superficial de cuatro centímetros en la pierna izquierda del que fue operado en la plaza de toros. "No reviste gravedad", según el medico de la plaza de toros de Herrera del Duque.

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