MANOLO
MOLÉS
Redacción APLAUSOS
Llega el invierno. La temporada ha sido pequeña y
meritoria. No era fácil dar toros con tantos problemas. Y bueno, pues ahí está
una mini campaña que tiene su mérito pero que deja en escaso valor la
temporada. Al menos en cuanto a creación y mantenimiento del espectáculo. Yo
agradezco el esfuerzo de empresarios a los que algunos llaman “menores” pero
que han sido los héroes que pusieron algo de música a este silencio taurino. Y
los esfuerzos hay que premiarlos. Pero la pregunta es: ¿Con esto salvamos la
temporada? Desde luego que no y tras darle las gracias a los que pusieron algún
movimiento en este desierto no queda otra que mirar al futuro.
Este año ha sido un año menor para la Fiesta. Sin
ferias que son el sostén del espectáculo, sin Castellón, sin Valencia, sin
Sevilla, sin Madrid, sin Pamplona, sin todo el norte, con el 90% de la campaña
confinada en el armario. Y yo tengo que ser claro: si el próximo año por culpa
de la pandemia o por culpa del gran sector empresarial que no mueve un dedo si
no puede meter la mano, no hay toros en esas ferias, apaga y vámonos. Porque
estamos dando motivos a los antis con esta debilidad manifiesta. Hay que abrir
las plazas grandes porque solo dando las ferias importantes cobra sentido el
que haya plazas de segunda, tercera y de cuarta. Pero si al puzle le cortas la
cabeza y la cabeza con las grandes ferias, estamos dando motivos para que los
antis se sientan felices.
¿Hay un rayo de esperanza? Debe existir. Todo, la Fiesta y el
mundo entero cambiaría sin esas vacunas que dicen que están ya al caer y son de
verdad la solución. Dependemos todos y también la Fiesta, de que el próximo
marzo haya desaparecido el bicho este y todo vuelva a la normalidad
Y hay otro punto clave: las ganaderías. ¿Cómo se
llama este espectáculo? La fiesta de los toros. Sin toros esto no existe. Y la
cornada que llevan los ganaderos con este año terrible es profunda. Hay
tragedia en el campo. Hay ganaderos que van a reducir la ganadería, otros que
se van a quedar con la muestra y algunos que cierran por defunción de la
ganadería. Y esta es gorda. Que las figuras, excepto Ponce, toreen una, dos,
tres o ninguna, es un cataclismo. Pero que la ganadería se mengüe y se va a
menguar en un veinte por ciento, es una pérdida grande de futuro. Pero las
habrá que perderán el treinta o el cuarenta, o dejarán la ganadería en la mitad
o acabarán cerrando porque cuando todo va cuesta abajo, el desastre económico
de un criador de toros es brutal. Y me gustaría saber, con dolor, claro, en
cuánto se va a achicar la ganadería de bravo para el futuro inmediato e
incierto.
¿Hay un rayo de esperanza? Debe existir. Todo, la
Fiesta y el mundo entero cambiaría sin esas vacunas que dicen que están ya al
caer y son de verdad la solución. Dependemos todos y también la Fiesta, de que
el próximo marzo haya desaparecido el bicho este y todo vuelva a la normalidad.
Lo que sí sería un cataclismo es que hubiera que esperar un año más. El 2021 tiene
la palabra. Y los empresarios grandes también. Los pequeños ya han cumplido.
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