viernes, 13 de noviembre de 2020

OBSERVATORIO TAURINO - Eran las seis en punto de la tarde...

Las nuevas restricciones en material de movilidad podrían afectar a la finalización de la ‘Gira de Reconstrucción’ y volver a modificar el programa de actos del centenario de Gallito
 
ÁLVARO R. DEL MORAL
Diario EL CORREO DE ANDALUCÍA
 
Las nuevas restricciones en materia de movilidad –ese toque de queda nombrado con todas sus letras por el presidente Moreno- no van a modificar demasiado el guión languideciente de esta extraña temporada. La programación se ha prolongado en el tiempo, cruzando el rubicón habitual de San Lucas, a remolque de esa ‘Gira de Reconstrucción’ que está salvando los muebles a costa de cambiar de escenario cuando ha sido necesario burlar al virus. Eso sí, no hubo forma de evitar las suspensiones de Ubrique, cercado con el cierre perimetral que se amplía este mismo martes aunque los festejos del último fin de semana en Estepona –trasladados desde Sanlúcar de Barrameda- sí se han podido celebrar dentro de la relativa normalidad que ahora se estila.
 
En la agenda de la Fundación del Toro de Lidia aún figuran las tres novilladas de Fuengirola del próximo fin de semana y la traca final torista –se lidian ‘victorinos’ y ‘miuras’- que tendría que poner fin a este peculiar ciclo entre los días 21 y 22 de noviembre en el coso cubierto de Logroño. ¿Podrán celebrarse los festejos más inmediatos? A tenor de la letra y el espíritu del BOJA lo más sensato sería aplazar a mejor ocasión esas tres novilladas antes de darlas sin público. Es el mismo clima que ha llevado a la empresa ‘Lances de Futuro’ a desestimar la celebración de la novillada coral que ya tenía fecha, cartel y ganado en la plaza de Los Califas de Córdoba. La pandemia campa a sus anchas mientras médicos y epidemiólogos temen la llegada de esos fríos que se están haciendo esperar. Podría dar el definitivo acelerón a esta segunda ola que, si Dios no lo remedia, acabará convertida en tsunami moral, político, social, económico y hasta sentimental...
 
Mientras tanto, en estos días se ha hablado de la demorada concesión de esas ayudas a los profesionales del toro que habrían sido impuesta por la facción socialista del (des)gobierno a la numantina resistencia de morados y comunistas. Era una discriminación inaudita –muestra de la ideologización de los que deberían gobernar para todos- que ya había sido señalada con el dedo desde la oficina del Defensor del Pueblo. Uribes sigue siendo el interlocutor más señalado por las gentes del toro aunque el asunto afecta más a la cartera de la muy podemita ministra Yolanda Fíaz. En cualquier caso hay que reconocer que la perseverancia de Victorino Martín al frente de la Fundación del Toro de Lidia ha conseguido abrir una línea de comunicación con Rodríguez Uribes, ese ministro de Cultura que no recomienda ir a los toros. En el último encuentro conocido se habló de cerrar algunas de las vías de agua del planeta taurino a través de los fondos europeos después de haber quedado excluido de la lista de subvenciones del propio ministerio de Cultura. Habrá que verlo.
 
Joselito, patrimonio inmaterial macareno
 
La Hermandad de la Macarena presento días atrás el libro ‘Las diez figuras del Patrimonio Inmaterial Macareno’ que ha escrito Bosco Gallardo. La publicación no deja de ser la punta de lanza de un proyecto mucho más amplio que recoge y reconoce “el conjunto de prácticas, expresiones, saberes, técnicas, valores afectivos y simbólicos en torno a la devoción de la Virgen de la Esperanza y su Hermandad producidos a lo largo del tiempo” tal y como explica la propia Hermandad que ha resumido en diez personajes clave esas aportaciones a la idiosincrasia macarena.
 
En la lista figuran Juanita Reina, Pepe Garduño, Marta la saetera, Pepe Hidalgo, Miguel Loreto, Luis León, Ramitos, Abelardo Barranco... y por supuesto Juan Manuel Rodríguez Ojeda y José Gómez Ortega, el gran Joselito. Conviene resaltar, una vez más y las que hagan falta, la simbiosis creativa de dos personajes sin los que no se puede entender la propia iconografía de la Virgen de la Esperanza y hasta el desarrollo de la Semana Santa en el siglo XX. Gallito regaló las famosas mariquillas de cristal verde; financió la corona de Reyes e inspiró a Muñoz y Pabón el regalo de esa fundamental pluma de oro que sirvió para firmar tantos afectos. 2020 ya empieza a dar la vuelta pero sigue siendo un terreno abonado para evocar la figura de José, torero y macareno, al cumplirse un siglo exacto de su trágica muerte en Talavera.
 
Un programa gafado por la pandemia
 
Mientras tanto, la corporación de la Madrugada sevillana aguarda las correspondientes indicaciones de la autoridad para mantener, aplazar o suspender algunos de los actos rescatados del programa cultural que debía haber rodeado la conmemoración de ese centenario. Sin ir más lejos, este mismo jueves tendría que presentarse el libro ‘Joselito El Gallo, rey de los toreros’ de Paco Aguado. El acto, convocado en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla, contaría con las intervenciones del profesor Juan Carlos Gil, el matador de toros Pablo Aguado y hasta el mismísimo alcalde Espadas. ¿Podrá celebrarse finalmente?
 
La inauguración del monumento de Martín Nieto en la plaza de la Esperanza Macarena sí se escaparía por ahora de la batería de restricciones impuestas por la Junta de Andalucía. Concluyen el 23 de noviembre, festividad de San Clemente y aniversario de la conquista de Sevilla por el santo rey Fernando a la morisma, que debe ser una cosa incorrectísima en estos tiempos de estupidez y corrección política. ¿Se prolongarán los rigores del confinamiento algún tiempo más? Apuesten a que sí. No queda otra. José no tuvo suerte en la vida. Tampoco la tiene cien años después.

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