La
artista Cathy Beringuier ha diseñado el cartel anunciador de la encerrona de
Morante de la Puebla con toros de Prieto de la Cal en El Puerto de Santa María
JESÚS
BAYORT
Diario ABC
de Sevilla
El cartel de la encerrona de Morante de la Puebla
en El Puerto de Santa María ha alborotado a la afición taurina. Un diseño que
retorna a lo clásico, tratándose de una postal con aires costumbristas:
caballistas custodiando a los cornúpetas jaboneros de Prieto de la Cal, la
bandera nacional entrelazada con un estoque y una montera, un retrato del
maestro de la ribera del Guadalquivir, la fachada de la Plaza Real...
Que Morante es un estudioso y un apasionado de
épocas remotas es sabido por toda la afición. Siempre hay un guiño en su
estética o en su toreo. Está convencido de la necesidad de rescatar antiguas
suerte y usanzas. Un ejemplo es la montera que ha estrenado en esta
temporada,de estilo dieciochesco, más habitual en la etapa de Lagartijo y
Frascuelo que en el siglo XXI.
Suya va a ser la corrida de mayor expectación del
año: seis toros en solitario de la histórica ganadería de Prieto de la Cal, uno
de los últimos vestigios de la sangre vazqueña, que es una de las castas
fundacionales del toro de lidia. Y para adornar la gesta, un cartel de época.
El diestro cigarrero le encargó la obra a la
artista parisina Cathy Beringuier, diseñadora que lleva ejerciendo casi dos
décadas en la esfera taurina. La ‘alternativa’ se la dio el rejoneador y
empresario Luc Jalabert, encargándole la filmación y edición de cada feria de
Arlés. Y actualmente continúa trabajando para el mismo coso, con los hijos de
éste: Juan Bautista y Lola.
Fue precisamente la composición que hizo para esta
temporada arlesiana la que encandiló a Morante. Un cartel de un estilo muy
similar al que finalmente ha realizado para la corrida portuense. Es nieta del
cuerpo: su abuelo materno fue novillero de la localidad toledana de La Puebla
de Almoradiel.
El genio de La Puebla le dio unas pautas muy
sencillas: «Quiero que tenga un estilo de cartelería antiguo, que aparezcamos
la Plaza, los toros y yo».
Según señala la artista, «no quise reflejar un
combate, sino un símbolo de encuentro. El encuentro. Toros blancos que parten
desde el campo. Desde el origen, y en dirección a Morante, que estará frente a
seis de esos toros, pero que también estará frente a él mismo».
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