La
retirada del torero fue el mayor deseo de Paloma Cuevas cuando eran matrimonio,
pero Ponce se cerraba en banda a cortarse la coleta. Por eso ha extrañado tanto
su anuncio a quemarropa.
CONSUELO
FONT
Diario EL
MUNDO de Madrid
Por segundo año consecutivo Enrique Ponce (49) ha
vuelto a liarla con la llegada de julio. Si el año pasado fue su inesperada
separación de Paloma Cuevas y la irrupción pública de Ana Soria (22) en su
corazón, este 2021 ha sido su sorpresiva retirada de los toros. Curiosamente
fue el mayor deseo de Paloma cuando eran matrimonio, pero Ponce se cerraba en
banda a cortarse la coleta. Por eso ha extrañado tanto su anuncio a quemarropa
del pasado lunes, vía Twitter, cortando de cuajo su temporada y plantando a la
afición burgalesa, en cuya plaza estaba anunciado el martes con Roca Rey. Su
propia cuadrilla se encontraba camino de Burgos para la corrida. "He
decidido hacer un alto en el camino y retirarme por tiempo indefinido"
afirmaba.
Un bombazo que ha desatado todo tipo de
conjeturas, entre ellas, que Ana Soria pudiera estar embarazada, algo que ella
misma desmintió. También, según el digital Look, que había roto su relación con
el torero tras una gran bronca en Castellón, donde cenaron juntos el sábado
pasado en el restaurante Eleazar después de la corrida, algo que de nuevo Ana
ha negado categóricamente.
Los rumores de crisis les han perseguido
últimamente, nada extraño habida cuenta de los numerosos frentes personales que
actualmente acosan al diestro y repercuten en su relación. Entre ellos, ese
divorcio que se está enconando y no acaba de rubricar y que, aunque Cuevas
insiste en que será amistoso, le impide formalizar su unión con Ana. También el
acoso de la prensa rosa desde que saltó a la palestra la veinteañera y que ha
empañado su imagen de torero serio, llevándole a eliminar su Instagram y
empujando a su novia a imitarle. Esto se suma a las reticencias de sus hijas, a
las que adora, a su relación con Ana; de hecho a la comunión de la pequeña,
Bianca, que fue aplazada en junio, y que por vez primera reunirá públicamente
al diestro con su ex familia política, la almeriense no acudirá.
Un explosivo cóctel que ha provocado, como recogía
LOC recientemente, que el maestro de Chivas, con 30 temporadas liderando el
escalafón, ande menos inspirado que de costumbre en los alberos. "Veo a
Enrique descentrado, es un torerazo, pero ahora se le están escapando toros a
los que antes hubiera cortado las orejas", afirmaba un ganadero íntimo
suyo.
Opinión compartida por los taurinos y que avalan
sus últimas actuaciones de mayo en Madrid, donde tres tardes seguidas se
saldaron con significativos silencios y algún "Vete ya". Tampoco en
junio ha acabado de remontar: contempló cómo Roca Rey, Manzanares y Cayetano
salían a hombros de los cosos de Granada y Alicante mientras él lograba un
único apéndice; se cayó del cartel en Istres, donde en 2016 arrasó cortando
ocho orejas y dos rabos; y el sábado pasado logró un trofeo poco unánime en
Castellón tras un descabello. Se sacó la espinita el domingo 27 en León, donde
salió a hombros, imagen antes habitual en Ponce. "Creo que ese 'alto en el
camino' es una decisión inteligente. Enrique tiene que solucionar sus problemas
personales y estabilizarse en su nueva vida; ha tenido cambios demasiado
bruscos y eso le ha pasado factura delante del toro ", asegura el citado
ganadero.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿Cómo va a
afrontar el diestro su nueva existencia fuera de las plazas? Una incógnita
difícil de desvelar ya que torear es su pasión y prácticamente lo único que ha
hecho desde que con nueve años lidió su primera becerra y se estrenó como
novillero en Baeza con 15. Esto le impidió disfrutar de una juventud normal,
pues incluso su romance con Paloma Cuevas se gestó en el hotel La Perdiz, en
Jaén, donde su apoderado, Juan Ruiz Palomares, les presentó antes de un
festival donde Ponce toreaba. "No se cómo va a manejar ese vacío; para
Enrique los aplausos y ese protagonismo de sus tardes triunfales es una
droga", asegura otro allegado.
Los planes más inmediatos del diestro son
descansar este verano y aprovechar para practicar golf, deporte que le relaja
mucho. Una afición que descubrió hace seis años y le enganchó tanto que muchos
días de corrida madrugaba para jugar si en la ciudad había un campo cerca.
También le divierte practicar fútbol. Incluso
cuando a principios de los 90 se trasladó a vivir al campo en Jaén se federó en
el equipo de Navas de San Juan y disputó algún encuentro en Preferente. En su
finca Cetrina construyó un campo de fútbol, aunque ahora prefiere el fútbol
sala, menos exigente físicamente. Y últimamente ha descubierto el esquí, de
hecho pasó la Nochevieja con Ana en Sierra Nevada. Ya retirado podrá
desmelenarse bajando pistas sin tanto miedo a lesionarse.
Asimismo, disfruta mucho del campo en Cetrina
ocupándose de su ganadería brava, que estrenó en 1990 comprando 30 vacas a
Salvador Domecq, y donde aparte de comercializar aceite también cría caballos
de pura raza. Allí organiza tentaderos con amigos o se acerca a entrenar a
fincas de ganaderos íntimos, como los Arauz de Robles, Daniel Ruiz o Samuel
Flores. La pega es que ahora Cetrina, que compró antes de casarse con Paloma
Cuevas, parece haberse convertido en una de las manzanas de la discordia en su
divorcio.
Con todo, la faceta que mas atrae a Ponce después
del toro es la canción. Ha hecho algunos pinitos en el escenario entonando
algún bolero o ranchera y lo hace bastante bien. Tiene el proyecto de grabar un
disco producido por sus íntimos del grupo Materia Prima que incluirá un dueto
con Julio Iglesias, lo que se llevará a cabo, según se ha publicado, en un
estudio de Miami.
No se descarta que el diestro ponga tierra por
medio con su novia para huir del foco mediático y cruce el charco para pasar
una temporada en Miami o algún país de Iberoamérica, como México, donde tiene
grandes amigos, entre ellos Miguel Alemán hijo del ex presidente mexicano, la
ganadera Laura Herbet, cuyo rancho de Potosí ha frecuentado, la familia del
pintor Botero o el cantante Luis Miguel.
Estímulos no le faltan, más desde que recuperó la
ilusión sentimental con su joven novia, con la que convive en un ático
alquilado de Almería aunque muchos de sus amigos no conciben verle instalado en
la tranquila ciudad prescindiendo de la vida social que tanto parecía disfrutar
en Madrid con Paloma y sus amigos. Además a Enrique, que es muy animado, le
divierte la capital, tiene que emprender largos viajes para ver a sus hijas en
Madrid o Cetrina, pues Paloma (13) y Bianca (9) no se desplazan a Almería, por
lo que no se descarta que la pareja cambie de aires.
Ahora, al terremoto que provocó la irrupción de
Ana Soria se une a su retirada de los toros, algo que según su entorno será un
vació difícil de llenar. El ganadero antes citado asegura: "No creo que su
adiós sea definitivo, pienso que Enrique volverá cuando se encuentre
psicológicamente preparado al menos para despedirse como Dios manda. Ha sido la
mayor figura del toreo de los últimos tiempos. Solo espero que su amor por Ana
le haya compensado tanta renuncia. Siempre he visto complicado el futuro de esa
relación por la diferencia de edad y sus dispares formas de vida".
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