JORGE
ARTURO DÍAZ REYES
@jadir45
Culto, rito, tradición, espectáculo, negocio,
industria... Sí, el toreo es todo eso y más. Pero la corrida su ceremonial, su
liturgia, levantada sobre la lidia y sacrificio del animal sagrado, simboliza
en esencia la comunión original de la especie humana con la naturaleza,
retrotrae a ella.
Una vez dentro, nadie puede abstraerse a esa carga
que yace en el fondo genético.
"Cavernario
bisonteo,
tenebroso
rito mágico,
introito
del culto trágico
que
culmina en el toreo..."
Así lo definió don Miguel de Unamuno en su poema
"La cueva de Altamira". ¿Vamos a contradecir? Bueno, yo no, aunque
cada quien es libre de entender y verter en el toreo sus personales
percepciones, sentimientos, conceptos, pulsiones, filias, fobias. Con devoción,
asombro, curiosidad, compasión, interés, ambición, morbo, tolerancia,
intolerancia… Igual a como cada quien puede hacerlo en o fuera de cualquier
otra expresión cultural propia o ajena.
El público de la corrida, nunca todo aficionado,
ni siquiera mayoritariamente, agrupa cada vez vivencias múltiples de ella.
Tantas como individuos, los cuales reaccionan tocados en sus particulares
afectos, instintos, gustos, preferencias, prejuicios. Pero al final responden
colectivamente, como masa (incluidos los críticos), en una gama y una
intensidad emocional muy amplia. El silencio, el ole, las palmas, la ovación,
la bronca, la procesión en andas…
Los hay, (muchos), que se decantan por el tipo de
toro, la personalidad de un torero, la norma, la importancia de cada tercio,
las diferentes formas de lidiar, la valoración estética, técnica o funcional. Y
no pueden sufrir las opuestas. Toristas, toreristas, reglamentaristas,
enterados, ignorantes, villamelones, chalados, puristas, fundamentalistas,
frívolos… se llaman unos a otros.
Me ha divertido ver algunas veces al
"Rosco" de pie en su tendido siete de "Las Ventas",
contando burlonamente con el índice a quienes aplauden un evento inadmisible
para él; unas banderillas a toro pasado, una tanda con el pico, un pase
trompicado, el arrastre de un dócil.
Identificación del otro, rechazo, aceptación,
exclusión, inclusión, afecto, desafecto. Comportamiento propio de nuestra
condición animal gregaria, la cual también es desnuda en un ritual tan hondo
como la corrida. Nadie escapa.
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