REPRODUCIMOS LA CARTA ENVIADA AL ALCALDE DE QUITO POR PARTE DEL EX PRESIDENTE DE PLAZA, QUE SE EXPLICA POR SÍ SOLA Y QUE DEMUESTRA LA IRRESPONSABILIDAD CON LA QUE EL CABILDO QUITEÑO TOMA LOS TEMAS TAURINOS.
Desde el albero.com
“Oh, ciudad española en el Ande,
Oh, ciudad que el Incario soñó
Porque te hizo Atahualpa eres grande,
y también porque España te amó”.
Quito, 25 de agosto de 2011
Doctor Augusto Barrera G.
Alcalde del Ilustre Municipio del Distrito Metropolitano de Quito
Presente
Señor Alonso Moreno. Presidente del Comité Taurino
Ilustre Municipio del Distrito Metropolitano de Quito
Desde el primer instante en que tuvimos el privilegio de ser sus representantes en todos los asuntos relacionados con la actividad taurina en el Distrito, hemos venido ejerciendo nuestras funciones hasta la presente fecha, en estricto apego a lo dispuesto en la Ordenanza Municipal 106 que rige a los Espectáculos Taurinos en la capital, orientando nuestras actuaciones de manera especial a la defensa de los derechos de los miles de aficionados Quiteños que consideran a la tauromaquia como parte de su vida y cultura fundamental.
La ciudad de Quito tiene una riquísima y maravillosa tradición taurina ininterrumpida de más de 438 años, pues los primeros registros históricos documentales del Cabildo, demuestran que en nuestra ciudad capital ya por el año 1573, se celebraban corridas de toros como parte de la vida cultural.
Por este motivo, el propio Código Municipal para el Distrito Metropolitano de Quito, en su Libro IV, publicado en el Registro Oficial No. 226, del 31 de diciembre del año 1997, en su Artículo IV. 196 recogió la importancia que tiene la fiesta brava para la capital, disponiendo literalmente que: “Se reconoce a los espectáculos taurinos a la usanza española, como tradiciones inalienables de los quiteños, siendo deber del Municipio fomentarlos y difundirlos como acervo cultural y elementos irrenunciables de la identidad histórica de Quito”.
El carácter eminentemente popular adquirido por la fiesta brava a lo largo de los últimos siglos en nuestra capital, sumado a la importancia internacional que fue adquiriendo la realización de la Feria Jesús del Gran Poder desde el año 1960, hicieron que en su momento el Ilustre Municipio de Quito, tomara así mismo conciencia sobre la necesidad de normar el desarrollo de este extraordinario espectáculo de masas, en beneficio de la colectividad.
El prestigio alcanzado por la Feria Jesús del Gran Poder a la que se ha llegado a calificar como la mejor de América, no es únicamente consecuencia del trabajo, afición, cariño y apego a las tradiciones culturales de autoridades, empresarios, ganaderos, toreros, prensa especializada y público aficionado en general, pues en gran medida esto ha sido posible gracias a haber contado con un robusto marco normativo, amplio, rígido, exigente que ha estado expresado a través de las sucesivas Ordenanzas Taurinas emitidas por el Ilustre Municipio de Quito, orientadas a precautelar la integridad y pureza del espectáculo, en beneficio del público aficionado y en defensa de sus derechos. Por eso el Municipio reguló entre otros aspectos, desde cómo debe efectuarse la confección de los carteles de la Feria de Quito, hasta los requisitos mínimos que debe cumplir una res para poder ser lidiada dentro de una corrida de toros. De esta forma, el espectador que adquiere una entrada a una corrida de toros, tiene la total certeza de que su Municipio ha revisado previamente, que el espectáculo al que asistirá, será en todos los aspectos posibles, de primera calidad.
Sin embargo, toda esta importancia cultural, histórica, social e incluso económica que tiene la fiesta brava en la ciudad de Quito, se ha visto simplemente trastocada por la realización de una consulta popular, en la que inconstitucionalmente se preguntó de forma totalmente discriminatoria, si los Quiteños estábamos de acuerdo con eliminar los espectáculos taurinos que tengan como finalidad la muerte del animal.
Independientemente del hecho de que nunca una corrida de toros tiene como finalidad la muerte del animal, pues si así fuera, la gente pagaría por entrar a ver el faenamiento de reses en el camal, en vez de asistir a la plaza de toros (y daría exactamente lo mismo que venga “El Juli” en diciembre o simplemente cualquier carnicero), este proceso electoral implicó en la práctica, un ataque directo al carácter pluricultural, diverso, libre y tolerante que caracteriza nuestra ciudad, sin que lastimosamente el Ilustre Municipio de Quito y de manera particular, su Comisión Especial Taurina, hayan adoptado acción alguna para impedirlo, conforme era su verdadero deber histórico y en correspondencia a lo deseado por los más de 500 mil Quiteños que votaron NO en la pregunta 8 de la Consulta Popular.
Pese a dicha triste omisión, el Equipo de Autoridad de Plaza, conformado por quienes suscribimos, en un esfuerzo adicional por tratar de proteger en lo posible la integridad de las corridas de toros y los intereses del público aficionado, formalmente presentó con fecha 08 de agosto del 2011 al Presidente de la Comisión Especial Taurina, un proyecto de reforma a la Ordenanza 106, que dando cumplimiento irrestricto al resultado de la Consulta Popular , mantenía no obstante al mismo tiempo, los cánones, principios básicos y elementales que deben regir la realización de un espectáculo taurino. En dicha reunión se nos había ofrecido conformar mesas de trabajo para analizar las diversas propuestas de reforma.
Sin embargo y para sorpresa nuestra, sin que hayan tenido previamente lugar las ofrecidas mesas de trabajo, el día jueves 18 de agosto del 2011, en la sesión de Concejo Municipal, se presentó por parte del Concejal Alonso Moreno a primer debate, el proyecto de nueva Ordenanza taurina, elaborado por la Comisión Especial Taurina.
Con total desconsuelo, hemos podido constatar que en dicho proyecto de Ordenanza no solo que no se incluyó aporte alguno de las reformas presentadas previamente por el Equipo de Autoridad de Plaza, así como tampoco incorporó las observaciones y sugerencias del resto de sectores involucrados con la fiesta que fueran formuladas en la reunión de la Comisión Especial Taurina celebrada el 08 de agosto, sino que además; y, lo que es más grave y preocupante aún, dicho proyecto elimina prácticamente todas las regulaciones que contiene la Ordenanza 106 actual, que han revido de sustento para precautelar los legítimos derechos de los aficionados y que han permitido con su vigencia el que la Feria de Quito llegue a ser considerada internacionalmente como la más importante de América
Por estas y otras consideraciones que no vienen al caso profundizar en la presente comunicación, tenemos a bien presentar nuestra colectiva renuncia con el carácter de irrevocable, a las delicadas funciones como miembros del Equipo de Autoridad de Plaza, no sin antes agradecerle por la confianza depositada en nosotros y seguros así mismo, de haber cumplido a cabalidad con el encargo que nos fue encomendado.
Terminamos la presente comunicación, haciendo una cordial invitación a la Alcaldía de Quito, a efectos de que la misma recupere la verdadera importancia que siempre ha merecido la Fiesta Brava en la ciudad, como parte del patrimonio cultural inalienable de los Quiteños, herencia de nuestra estrecha relación histórica con España y del propio mestizaje que tanto nos caracteriza. No por nada, el propio himno de nuestra ciudad capital en su parte pertinente señala:
“Oh, ciudad española en el Ande,
Oh, ciudad que el Incario soñó
Porque te hizo Atahualpa eres grande,
y también porque España te amó”
Atentamente,
Santiago Terán Peñaherrera
Presidente de Plaza
José María Morán Iturralde
Presidente de Plaza Alterno
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