En una novillada de Gabriel Rojas en su mayoría con pinta de corrida de toros de los que solo el sexto dio muy buen juego y los demás carecieron de fuerza y de casta, tres aspirantes cuasi desconocidos pegaron un serio petardo con la excepción de lo que hizo Víctor Barrio con el sexto y mejor novillo con mucho de la tarde del que cortó una oreja tras una faena simplemente estimable que cerró con una estocada atracándose. A Francisco Montiel le echaron el cuarto al corral tras escuchar los tres avisos. Y el de mejor estilo de los tres, Alberto Durán, no tuvo suerte y anduvo fatal con los aceros.
JOSÉ ANTONIO DEL MORAL
Francisco Montiel nació en Cieza (Murcia). Alberto Durán, en Zamora. Y Víctor Barrio en Grajera (Segovia). Ninguno de los tres tiene antecedentes taurinos en su familia. Autodidactas, pues, y por ello con enorme mérito porque querer y hacerse torero así es sumamente difícil. Los tres ya habían actuado en Madrid. Pero yo no había visto a los dos primero y del tercero no me acordaba. Así que vayan estas líneas como primera impresiones.
A Francisco Montiel le desarmó el primer novillo en el primer capotazo. El burel cumplió en varas flaqueando y se tumbó en la primera chicuelina del quite. Intervino en otro por gráciles delantales el segundo actuante, Alberto Durán, y el novillo se mostró obediente. Pero hubo que esperar a la faena para ver como se comportaban ambos contendientes. Montiel brindó y, al tantear por alto y a derechas, el novillo se pegó un volantín. En los redondos, recetados con buena intención, el burel se defendió en corto por falto de fuerza. Apenas pudo dar luego dos más y el de pecho con el animal casi parado. Y con la zurda, al menos pudo dar dos naturales largos. Una pena la poca fuerza del novillo porque llevaba cosas muy buenas dentro. Demasiado tardó en matarlo Montiel.
Se tuvo que apartar en la larga a porta gayola y el novillo arrolló a un banderillero en una oleada sin haber tomado el primer puyazo. Montiel quitó por chicuelinas otra vez y bien. Y el novillo, con más fuerza y mayor brío en banderillas. Vamos a ver. No estuvo mal, pero tampoco lo que se dice bien. ¿Uno más? Uno menos dría yo. Con la espada volvió a fallar tan estrepitosamente, que sonaron los tres avisos y el novillo volvió vivo a los corrales.
Buenas maneras con el capote ya había apuntado en el quite Alberto Durán y volvió a acreditarlo en el recibo y en el quite al noble aunque también flojo segundo novillo. No tan poca como el anterior y menos mal porque también éste empujó al caballo. Entro en quites el tercero en discordia, al altísimo Víctor Barrio, por limpias gaoneras. Si midiera unos 30 centímetros menos, su toreo no estaría nada mal… Montiel también brindó la faena y la verdad es que quiso torear como Dios manda, pero el novillo le embistió con tanta nobleza como falto de energía y de casta. Nos quedamos con las ganas de verle ante otro animal más encastado y fuerte. Con los aceros ya vimos que es otra calamidad.
Viendo la poca fuerza con que salió el quinto y con lo que ya llevábamos visto, se nos vino un tanto abajo el ánimo. Ya en el quite que hizo Montiel por tafalleras citando de espaldas, vimos que el animal tampoco iba a valer demasiado por casi parado. No se dejó banderillear con facilidad y a la muleta llegó muy tardo y sin ninguna codicia. Se dejó sin más. Y Montiel se pasó más tiempo colocándose y citando que toreando. A este habrá que verle otra vez aunque, con la espada, estuvo a poco de pegar otro petardo.
Cuando le tocó turno a Víctor Barrio, empecé a acordarme de él. Pero no por lo que hizo sino por la altura que tiene. Con la capa toreó como quien quita la ropa del tendedero del jardín. Sería por lo flojo que fue también este novillo, temiendo que se cayera. Pero la impresión fue fatal. Y el volteretón que se pegó el novillo tras la primera vara, mortal de necesidad. Y otros brindis. Qué manía de brindar para luego quedarse en un toreo deslavazado e inoperante a base de mantazos. Menos mal que mató a la primera. Ni una palabra más.
Antes de que saliera el sexto, la gente empezó a marcharse de la plaza. Y es que ya habíamos tenido bastante. No sé por qué a esta primera tarde de la Feria de Otoño trajeron a estos tres. El novillo, también blando pero el mejor con mucho de los seis, arrolló a un peón. Y luego, Barrio empezó su faena de rodillas para seguir con estatuarios y con la mano derecha bastante bien para lo inevitablemente deslavazado que torea y abusando de todas las ventajas. Sobre todo con la izquierda. Pero levantó la tarde cuando ya estaba muerta. Muy por bajo en todo caso de la calidad de su oponente, la gente se agarró al digamos más dulce final y hasta pidieron el indulto del novillo. Se tiró a matar volcándose sobre los pitones y en animal dobló en los medios. Barrio cortó una oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Madrid. Plaza de Las Ventas. Jueves 29 de septiembre de 2011. Primera de feria. Tarde veraniega con dos tercios aparentes muy espulgados.
Seis novillos de Gabriel Rojas, más bien toros y muy bien presentados los tres primeros y el sexto. Normales cuarto y quinto. Nobles pero sin fuerza ni casta a excepción del sexto que fue extraordinario.
Francisco Montiel (grana y oro): Dos pinchazos y no sé cuantos descabellos, dos avisos y silencio. Tres pinchazos, media estoca muy trasera e incontables descabellos, tres avisos y novillo al corral.
Alberto Durán (caña y oro con remates negros): Casi entera atravesada y no sé cuantos descabellos, aviso y silencio.
Víctor Barrio (marino y oro): Estocada, silencio. Estocada, oreja. Estocada atracándose, oreja.