ZABALA DE
LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL
MUNDO de Madrid
José María Manzanares devolvió una de las dos orejas
del último toro de Garcigrande -ridículamente premiado en el arrastre- en
solidaridad con El Juli, a quien el palco quitó la segunda del quinto. Es más:
el primer pañuelo que se vio en el palco fue el azul para el toro, de nombre
Abades, pero a todas luces innominado.
Después Manzanares lo explicó en los micrófonos de
Canal Toros: "En el palco solo pedimos sensibilidad. Por supuesto que
tiene que haber exigencia, faltaba más. Pero sensibilidad. He disfrutado hoy, y
muchos días de mis compañeros. Hoy lo he hecho con Julián, que se merecía las
dos orejas de forma clara. Y, sin embargo, me ha dado vergüenza la segunda mía.
Yo he sido educado así desde chico, en el respeto y la sensibilidad. Pido eso,
sensibilidad, que nos exijan, pero hay toros que, muchas veces cuesta estar,
tratamos de hacer esfuerzos y quizá hasta se ven mejores". Ahí quedó el
'zasca', que no fue el único.
Respecto al toro premiado con la vuelta al ruedo
en el arrastre, incluso el propio ganadero Justo Hernández dijo que no se la
merecía. La corrida no fue buena, más bien mala; y el lote de Morante,
infumable.
El Juli, que había cortado una oreja en cada toro,
y Manzanares salieron andando, abrazados y entre risas cómplices. Hay gestos y
detalles que marcan.
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