miércoles, 9 de enero de 2019

LXIV FERIA DE MANIZALES – NOVILLADA DE ABONO: Gran novillada de Paispamba que se marcha con las orejas

Juan Sebastián Hernández
VICTOR DIUSABÁ
@vdiusaba

La novillada de la Feria de Manizales se este martes hoy con todos los dividendos a favor de la ganadería de Paispamba, que envió un encierro de lujo, tanto en la presentación como en el comportamiento. Los tres alternantes Gitanillo, Andrés Bedoya y Juan Sebastián Hernández, se fueron en ceros.

A una feria a la que le faltaba el toro le cayó una novillada con barba de Paispamba que dejó plantadas las banderas de la bravura y de la nobleza, sin encontrar las mejores respuestas de la terna. Igual, las palmas de los tendidos a cinco ejemplares en el arrastre premiaron lo que no se dio con los pañuelos.

Dos tiempos tuvo el primero de la tarde. El inicial, en el capote, hecho de bondad y recorrido largo. Y el segundo, cuando se refugió en los adentros. Frente a ambas facetas, Gitanillo estuvo digno y con voluntad. Espada delantera. Palmas.

El segundo de la familia Álvarez cumplió con lujo en todos los tercios. Fue generoso para ir al capote de Andrés Bedoya y se dejó ver en el caballo. Pero sobretodo en la muleta enseñó cualidades de son, prontitud y fijeza. Además en los medios. El aspirante y torero local acertó en el planteamiento aunque las cosas pudieron ser mejores. Palmas tras aviso.

Bueno, en la extensión del término taurino, fue también el tercero, a pesar de la prolongada lidia que le dieron en banderillas. Fue franco y tuvo duración, en especial por el pitón derecho. Hernández hizo lo más torero hasta ese momento con series templadas en el trapo rojo y un quite que la plaza coreó con el alma. Petición tras aviso.

Y Gitanillo no le encontró la horma al cuarto, más exigente que sus hermanos. Hubo en ese turno más tropezones que pasos finos. Quizás la mano baja hubiera sido la fórmula eficaz. Palmas al toro.

El castaño que brotó en quinto lugar no tuvo el gas de los anteriores, pero sí la calidad. Bedoya no encontró las distancias y por lo tanto a la faena le faltó ese ritmo que calienta los tendidos. Larga penitencia con la espada y silencio tras dos avisos.

El sexto no desentonó. Por el contrario, impuso respeto y las embestidas le salieron largas hasta dejar huellas de su larga y noble andadura. A Hernández le sobraron ganas y le faltó temple. Palmas al toro. / EFE

FICHA DE LA NOVILLADA
Seis novillos de Paispamba, bien presentados, bravos y nobles, a excepción del primero que se apagó en la muleta y buscó las tablas.
Gitanillo de America, sangre de toro y oro. Espada delantera y saludo. Tres pinchazos y espada entera. Silencio.
Andrés Bedoya, malva y plata. Pinchazo caído y entera. Palmas tras aviso. Dos pinchazos y uno más, hondo. Siete golpes de descabello. Silencio tras dos avisos.
Juan Sebastián Hernández, celeste y oro. Espadazo y golpe de descabello. Petición tras aviso. Vuelta. Cuatro pinchazos y silencio.
Andrés Bedoya

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