Juan Sebastián Hernández |
VICTOR DIUSABÁ
@vdiusaba
La
novillada de la Feria de Manizales se este martes hoy con todos los dividendos a
favor de la ganadería de Paispamba, que envió un encierro de lujo, tanto en la
presentación como en el comportamiento. Los
tres alternantes Gitanillo, Andrés Bedoya y Juan Sebastián Hernández, se fueron
en ceros.
A
una feria a la que le faltaba el toro le cayó una novillada con barba de
Paispamba que dejó plantadas las banderas de la bravura y de la nobleza, sin
encontrar las mejores respuestas de la terna. Igual,
las palmas de los tendidos a cinco ejemplares en el arrastre premiaron lo que
no se dio con los pañuelos.
Dos
tiempos tuvo el primero de la tarde. El inicial, en el capote, hecho de bondad
y recorrido largo. Y el segundo, cuando se refugió en los adentros. Frente a
ambas facetas, Gitanillo estuvo digno y con voluntad. Espada delantera. Palmas.
El
segundo de la familia Álvarez cumplió con lujo en todos los tercios. Fue
generoso para ir al capote de Andrés Bedoya y se dejó ver en el caballo. Pero
sobretodo en la muleta enseñó cualidades de son, prontitud y fijeza. Además en
los medios. El aspirante y torero local acertó en el planteamiento aunque las
cosas pudieron ser mejores. Palmas tras aviso.
Bueno,
en la extensión del término taurino, fue también el tercero, a pesar de la
prolongada lidia que le dieron en banderillas. Fue franco y tuvo duración, en
especial por el pitón derecho. Hernández
hizo lo más torero hasta ese momento con series templadas en el trapo rojo y un
quite que la plaza coreó con el alma. Petición tras aviso.
Y
Gitanillo no le encontró la horma al cuarto, más exigente que sus hermanos.
Hubo en ese turno más tropezones que pasos finos. Quizás la mano baja hubiera
sido la fórmula eficaz. Palmas al toro.
El
castaño que brotó en quinto lugar no tuvo el gas de los anteriores, pero sí la
calidad. Bedoya
no encontró las distancias y por lo tanto a la faena le faltó ese ritmo que
calienta los tendidos. Larga penitencia con la espada y silencio tras dos
avisos.
El
sexto no desentonó. Por el contrario, impuso respeto y las embestidas le
salieron largas hasta dejar huellas de su larga y noble andadura. A Hernández
le sobraron ganas y le faltó temple. Palmas al toro. / EFE
FICHA DE LA NOVILLADA
Seis novillos de Paispamba, bien presentados, bravos y nobles, a excepción del
primero que se apagó en la muleta y buscó las tablas.
Gitanillo
de America, sangre de toro y oro. Espada
delantera y saludo. Tres pinchazos y espada entera. Silencio.
Andrés
Bedoya, malva y plata. Pinchazo caído y
entera. Palmas tras aviso. Dos pinchazos y uno más, hondo. Siete golpes de
descabello. Silencio tras dos avisos.
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