El gobierno de Carabobo juega al
surrealismo al amparar el incumplimiento de la Empresa Grisolía para con el
púbico aficionado en la Feria del Socorro de Valencia.
EL VITO
La surrealista figura de “postergar indefinidamente” la
temporada taurina de la Feria del Socorro, surgió incomprensiblemente avalada
por las autoridades taurinas y políticas de Carabobo.
Más parece una acción de autodefensa que la que se supondría
respetar al público aficionado, como respira en la letra el Reglamento. Con
esta acción incomprensible, las autoridades del Gobierno de Carabobo amparan el
incumplimiento de las obligaciones de la Empresa Taurina Fabio Grisolía, con
los ganaderos españoles anunciados para los festejos feriales que debieron
realizarse los días 8, 9, 15 y 16 de noviembre, castigando –insistimos- al
público aficionado.
Aunque personeros del gobierno estadal de Carabobo
anunciaron este martes que mañana miércoles informará cuándo se realizarán los
festejos, se sabe que la decisión ha sido tomada y que la razón y motivo de la
suspensión de los festejos no son otros que el fiador que existió en enero para
San Cristóbal, a quien aún no le han pagado los dólares con los que apoyó la
inversión, se negó amparar a la empresa que le dejó mal en la anterior
experiencia.
Esta organización, la Empresa Grisolía, es la misma que en
el pasado enero organizó la Feria Internacional de San Sebastián en San
Cristóbal. Feria que en la apariencia del éxito le sirvió de aval, cara al
gobierno regional de Carabobo, para tener credibilidad en la oferta del
proyecto de la Feria del Socorro con tres corridas con toros españoles a los
que había que pagar "a puerta de corral y en euros" antes de mover
una pata fuera de su finca ganadera.
Sin que les temblara el pulso y con la prepotencia del que
presume del poder político, anunciaron toros de García Jiménez, Victorino
Martín, Zalduendo y una corridas con toros pertenecientes a las ganaderías de
Rancho Grande y El Prado propiedad de los Hermanos Molina Colmenares.
Aunque los nubarrones que anunciaban la tormenta se
manifestaron cuando Iván Fandila “El Fandi” anunció públicamente y de viva voz
en la emisora Onda Cero de Madrid en el espacio de Pedro Javier de Cáceres que
“no incluiría Venezuela en el calendario de su temporada americana”, por
razones y motivos que se resumen en la política del Control de Cambios del
régimen que provoca la insolvencia en las empresas contratantes.
Los voceros, áulicos y funcionarios de la Empresa
Grisolía en vez de aclarar la engorrosa
situación lo que hicieron fue poner a la venta las entradas y no darle la cara
a los abonados a la feria. Antes que cayeran las primeras gotas del chaparrón
se supo que no vendría Diego Ventura, atractivo para la tarde inaugural. Ni pío
informar a los abonados. El Fandi, seguía siendo anunciado como también
Castella quien el lunes de esta semana ya estaba en Madrid.
¿Sabría el francés de lo que no se habían enterado los
abonados? ¿Estarán enterados de los proyectos de postergar indefinidamente Iván
Fandiño, Alejandro Talavante, Morante y
Manzanares? ¿Se respetará el derecho a revisión y protesta que ampararía al
público taurino en caso de cambio de fechas, carteles de toreros y de
ganaderías?
A la hora de escribir esta nota para la Revista ZETA la
Empresa Taurina Fabio Grisolía o la Comisión Taurina del Municipio Valencia nos
enteramos que la Gobernación de Carabobo “convino” con la Empresa que gerencia
el Ing. Nelson Grisolía, apoyar las corridas los días 22/23, 29/30 de noviembre
en la arena de El Palotal.
Imaginamos que la solución habrá estado en conseguir la
plata para pagarle a los ganaderos españoles, y luego averiguar las fechas
libres de los toreros invitados para organizar el puzzle de los carteles con
los fijos, es decir los toreros nacionales como son Rubén Darío, Manolo Muñoz,
Eduardo Valenzuela y César Valencia.
Si con lo de “postergación indefinida” pretenden hacernos
creer que han actuado dentro de las leyes, les diremos desde esta tribuna que
lo que ha ocurrido es que una vez más se comprueba que “el rey está desnudo”.
¿Verdad, señor Moliere?
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