miércoles, 5 de noviembre de 2014

"Postergadas indefinidamente" las corridas en la Feria de Valencia

El gobierno de Carabobo juega al surrealismo al amparar el incumplimiento de la Empresa Grisolía para con el púbico aficionado en la Feria del Socorro de Valencia.
 
EL VITO

La surrealista figura de “postergar indefinidamente” la temporada taurina de la Feria del Socorro, surgió incomprensiblemente avalada por las autoridades taurinas y políticas de Carabobo.

Más parece una acción de autodefensa que la que se supondría respetar al público aficionado, como respira en la letra el Reglamento. Con esta acción incomprensible, las autoridades del Gobierno de Carabobo amparan el incumplimiento de las obligaciones de la Empresa Taurina Fabio Grisolía, con los ganaderos españoles anunciados para los festejos feriales que debieron realizarse los días 8, 9, 15 y 16 de noviembre, castigando –insistimos- al público aficionado.
 
Aunque personeros del gobierno estadal de Carabobo anunciaron este martes que mañana miércoles informará cuándo se realizarán los festejos, se sabe que la decisión ha sido tomada y que la razón y motivo de la suspensión de los festejos no son otros que el fiador que existió en enero para San Cristóbal, a quien aún no le han pagado los dólares con los que apoyó la inversión, se negó amparar a la empresa que le dejó mal en la anterior experiencia.

Esta organización, la Empresa Grisolía, es la misma que en el pasado enero organizó la Feria Internacional de San Sebastián en San Cristóbal. Feria que en la apariencia del éxito le sirvió de aval, cara al gobierno regional de Carabobo, para tener credibilidad en la oferta del proyecto de la Feria del Socorro con tres corridas con toros españoles a los que había que pagar "a puerta de corral y en euros" antes de mover una pata fuera de su finca ganadera.

Sin que les temblara el pulso y con la prepotencia del que presume del poder político, anunciaron toros de García Jiménez, Victorino Martín, Zalduendo y una corridas con toros pertenecientes a las ganaderías de Rancho Grande y El Prado propiedad de los Hermanos Molina Colmenares.

Aunque los nubarrones que anunciaban la tormenta se manifestaron cuando Iván Fandila “El Fandi” anunció públicamente y de viva voz en la emisora Onda Cero de Madrid en el espacio de Pedro Javier de Cáceres que “no incluiría Venezuela en el calendario de su temporada americana”, por razones y motivos que se resumen en la política del Control de Cambios del régimen que provoca la insolvencia en las empresas contratantes.

Los voceros, áulicos y funcionarios de la Empresa Grisolía  en vez de aclarar la engorrosa situación lo que hicieron fue poner a la venta las entradas y no darle la cara a los abonados a la feria. Antes que cayeran las primeras gotas del chaparrón se supo que no vendría Diego Ventura, atractivo para la tarde inaugural. Ni pío informar a los abonados. El Fandi, seguía siendo anunciado como también Castella quien el lunes de esta semana ya estaba en Madrid.

¿Sabría el francés de lo que no se habían enterado los abonados? ¿Estarán enterados de los proyectos de postergar indefinidamente Iván Fandiño, Alejandro Talavante,  Morante y Manzanares? ¿Se respetará el derecho a revisión y protesta que ampararía al público taurino en caso de cambio de fechas, carteles de toreros y de ganaderías?

A la hora de escribir esta nota para la Revista ZETA la Empresa Taurina Fabio Grisolía o la Comisión Taurina del Municipio Valencia nos enteramos que la Gobernación de Carabobo “convino” con la Empresa que gerencia el Ing. Nelson Grisolía, apoyar las corridas los días 22/23, 29/30 de noviembre en la arena de El Palotal.

Imaginamos que la solución habrá estado en conseguir la plata para pagarle a los ganaderos españoles, y luego averiguar las fechas libres de los toreros invitados para organizar el puzzle de los carteles con los fijos, es decir los toreros nacionales como son Rubén Darío, Manolo Muñoz, Eduardo Valenzuela y César Valencia.

Si con lo de “postergación indefinida” pretenden hacernos creer que han actuado dentro de las leyes, les diremos desde esta tribuna que lo que ha ocurrido es que una vez más se comprueba que “el rey está desnudo”.

¿Verdad, señor Moliere?

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