El
espada caleño logra el indulto del segundo de su lote, mientras el rejoneador
yaracuyano desoreja al que cerró plaza. *** Rafael Augusto “toca pelo” mientras
que Benítez se va de vacío de la plaza.
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
MÉRIDA
(Especial).- Una tarde un poco densa en su desarrollo, pero que al final
tuvo un emotivo cierre con las actuaciones de los rejoneadores. Así podemos definir
lo sucedido la corrida de feria de este domingo, en el marco de la segunda
corrida del serial emeritense, donde lo más destacado de la función dominical recaería
en la actuación del diestro colombiano Luis Bolívar, quien lograría cuajar la
faena más emotiva de la jornada, empañada por la inexplicable concesión de un
indulto del que gran parte de los presentes ni siquiera había solicitado tal
premio, pero la premura del palco presidencial, nuevamente deja entredicho el
criterio y resero de esta plaza de toros.
Por su parte las interesantes actuaciones de los
rejoneadores Rafael Augusto y Francisco Javier Rodríguez, destacarían por la
solvencia y en especial emoción que lograron conectar a los tendidos, ante par
de ejemplares de tosca bravura, que permitieron lucir las respectivas
cabalgaduras. El más afortunado, por lo efectivo del rejón de muerte, Francisco
Javier, desorejando el que cerró plaza. Por su parte Leonardo Benítez no contaría
con lote propicio para mayores florituras, frente a animales que no le dejaron
a estar a gusto.
La tarde comenzaba con un clima frío, que se contagiaría
con el talante demostrado con el juego ofrecido por los primeros astados de los
respectivos coletas. Benítez pecharía con un animal poco dado a seguir las
telas, tras paulatinamente ir quedándose corto de viaje, protestando a los
engaños y con las fuerzas limitadas. No caló el esfuerzo por agradar Leonardo,
quien solventó la papeleta tras dos viaje con el acero, para ser silenciado.
A pesar de no contar con toros a modo, la espada en parte jugó también para que Leonardo Benítez se fuera de vacío. |
Más opciones, mientras se pudo, las tuvo Benítez
con su segundo del lote, bello ejemplar, al que a primeras le lució con
propiedad y seguridad en largo toreo de capa, para en banderillas así mismo exponer
facultades. Pero en la muleta el toro perdería esa chispa, tras paulatinamente
quedarse corto y protestar ante las telas ofrecidas por el veterano espada
caraqueño. Los mejores momentos sin duda alguna, algunos muletazos por la zurda
que levantaron las palmas de los presentes, lo que hizo que el trasteo oscilara
en ritmo e intensidad de cara al aficionado. El pinchazo hondo, y luego la
estocada entera ligeramente traserita, además de dos descabellos dilató y
enfrió los ánimos para lo que pudo haber sido una oreja.
Similares cotas se encontraría Luis Bolívar con su primero del lote, astado al que hubo de sacarle partido en terrenos de tablas, las mismas que marcó desde un comienzo de faena muleteril el mansurrón animal. Le extrajo todo lo que se podía por ambos pitones entre la puerta de arrastres y toriles de esta plaza, en labor un poco más larga que otras manos, lo que justificó su valor y deseos de agradar. El espadazo tendido y trasero del mismo valió para que se le silenciara.
Pero lo mejor vino con su segundo, castaño
tostado, anovillado, pero de una nobleza cantada desde el capote, al que saludó
con larga cambiada en el tercio. Le mediría en el peto castigo, en puyazo
trasero, para en la muleta decantarse por lucirlo Bolívar en imperterrito
inicio, a pies junto en pases cambiados por la espalda, que luego sobre la derecha
y en especial por naturales degustaría el torero en mención en ofrecer recital
de toreo caro, basado en la exacta colocación, precisión en los cites y
conocimientos de terrenos, elementos que acrecentaron las virtudes del noble
burel, que pasó por la diestra y zocata con magisterio. Justo cuando el torero
se iba a perfilar para despacharle, algunos aficionados comenzarían a pedirle
el indulto, lo que hizo vacilar al torero en irse tras la espada, para
nuevamente tras las bernardinas finales, disponerse a entrar a matar, y vaya
sorpresa, asomarse de manera imprevista el pañuelo naranja del indulto al toro,
que ni el mismo torero imaginaba iba a ser tan diligente el palco presidencial
merideño en concederlo, para sorpresa de muchos, no tanto para algunos, quienes
conocemos el ambiguo y rocambolesco criterio que se maneja en esta plaza, uno
de los canceres que lamentablemente aun le aqueja, y que viene desde hace
varios años a la fecha. Al final torero, público y ganaderos contentos, con el
indulto del toro, que para ser sinceros sí acaso calificaba de vuelta al ruedo
en un caso extremo.
En rejones vibrante seria la actuación de Rafael Augusto Rodríguez, estrenando cuadra de caballos, destacando la seguridad con los tres rejones de castigo que colocaría, para en banderillas lucirse ante los arreones de un ejemplar que le media constantemente. Meritorios las banderillas “al violín” con las que remató labor que así mismo contaría con una excelente pega por parte del cabo del grupo de forcados Amadores de Elva, limpia y de enorme mérito. Tras dos pinchazos y un rejón contrario, doblaría el animal y con ello la concesión de una oreja.
Así mismo la actuación de Francisco Javier Rodríguez
ha tenido su cuota de emoción, con otro toro de tranco y temperamento bronco ante
las monturas, exigiendo al máximo las yeguas del jinete en mención, tanto en
los cuatro rejones de castigo que colocó como en el recital con las banderillas
que ofreció el rejoneador yaracuyano. Especial momento el par “a dos manos” que dejaría en todo lo
alto el vástago del maestro Javier Rodríguez, para cincelar una de sus mejores
actuaciones en esta plaza. Por cierto, trabajosa la pega de parte de los
forcados ante este toro, quienes hasta en cuatro ocasiones tuvieron que ponerse
por delante de un astado, que de la misma manera, pegó arreones a favor de su
querencia. El certero rejonazo de muerte, valió para que el toro se entregara a
las mulillas y con ello el corte de las dos orejas, las que jubiloso y
exultante de emoción paseó por la arena del redondel emeritense.
Similares cotas se encontraría Luis Bolívar con su primero del lote, astado al que hubo de sacarle partido en terrenos de tablas, las mismas que marcó desde un comienzo de faena muleteril el mansurrón animal. Le extrajo todo lo que se podía por ambos pitones entre la puerta de arrastres y toriles de esta plaza, en labor un poco más larga que otras manos, lo que justificó su valor y deseos de agradar. El espadazo tendido y trasero del mismo valió para que se le silenciara.
Gran momento el que está atravesando el espada colombiano Luis Bolívar. |
En rejones vibrante seria la actuación de Rafael Augusto Rodríguez, estrenando cuadra de caballos, destacando la seguridad con los tres rejones de castigo que colocaría, para en banderillas lucirse ante los arreones de un ejemplar que le media constantemente. Meritorios las banderillas “al violín” con las que remató labor que así mismo contaría con una excelente pega por parte del cabo del grupo de forcados Amadores de Elva, limpia y de enorme mérito. Tras dos pinchazos y un rejón contrario, doblaría el animal y con ello la concesión de una oreja.
Oreja de mucho mérito la que igualmente cortaría el rejoneador Rafael Augusto Rodríguez, al igual que par de apéndices por parte de Francisco Javier. |
Emotivo homenaje al rejoneador retirado, Javier Rodríguez, al cumplirse 42 años de su presentación en este ruedo |
FICHA DEL
FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo
Sandia”.
Domingo 27 de febrero de 2022.
II corrida de la LI Feria del Sol.
Con poco más de media plaza (aproximadamente
6 mil personas) en tarde fría, nublada con ligeras ráfagas de viento, se han
lidiado toros de la ganadería CAMPOLARGO (Herederos de don Juan Campolargo) en su
conjunto correctos de presentación, pero con el común denominador de la falta
de raza, casta, sin peligro evidente, destacando por su bondad el corrido en 4º
lugar de lidia ordinaria, de nombre «Triunfador» N° 254 de 445 kilos, el cual
fue indultado.
Pesos: 430, 450, 515, 445, 450 y 450 kilos
LEONARDO
BENÍTEZ (Azul añil y oro con
remates en blanco): Silencio en ambos.
LUIS BOLÍVAR (Verde esmeralda y oro con remates
blancos): Silencio y dos orejas simbólicas.
RAFAEL
AUGUSTO RODRÍGUEZ (Chaquetilla
vinotinto) Oreja.
FRANCISCO
JAVIER RODRÍGUEZ (Chaquetilla
negra) Dos orejas.
INCIDENCIAS: Antes de comenzar el festejo se hizo reconocimiento
por parte de las autoridades de COREMER, al rejoneador retirado Javier Rodríguez,
por estarse cumpliendo 42 años de su debut en esta plaza. *** Destacaron en la
brega Gerson Guerrero, Ramón Contreras y José Linares “El Yonny” y en banderillas
Abraham Graterol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario