Luis Bolívar, después de César Rincón (palabras mayores) el torero más importante que ha tenido Colombia en los últimos tiempos. Foto: EFE |
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
MÉRIDA (Especial).-
La tarde de este domingo, es el cartel de más variedad que podemos
encontrar en el abono emeritense. Doble mano a mano, a pie y a caballo, el que corresponde
a los nombres de los diestros Leonardo Benítez (en su segunda comparecencia, la
que en un principio tenía destinada) y Luis Bolívar, la gran figura actualmente
el toreo en Colombia, quienes compartirán cartel con los rejoneadores Rafa y
Francisco Javier Rodríguez, primos hermanos, con alternativa en esta plaza
merideña, y que sin duda alguna han seguido la estela de don Javier, José Luis
y Luis Augusto.
Tras la actuación de ayer de Benítez, ha quedado
demostrado que el veterano coleta caraqueño aún tiene cosas que decir en el
toreo. La inteligente lidia que ofreció al segundo de su lote, precisando
distancias, terrenos, sitio, altura de la muleta, y en especial el estar en ese
sitio tan complicado que es donde exige eso que los taurinos llamamos valor, ha
dejado huella y una lección a muchos quienes objetaron las cualidades de un
torero de una raza y amor propio como pocos ha parido esta tierra. La oreja que
cortaría, calla muchas bocas que estaban dudosas sobre el nivel y condiciones
de un torero que tiene un orgullo profesional digno de reconocer. El que tuvo
retuvo, dicen por allí.
Por su parte vuelve después de más de 13 años de
haber actuado en este ruedo el espada caleño (de hondas raíces panameñas) Luis Bolívar,
un torero que no ha sido del todo valorado en América, que con el paso del
tiempo ha ganado en poso y una técnica envidiable. Lo demostró varios años en
España lidiando ganaderías que le curtieron con una gran solvencia para verse
delante de los pitones, tal y como quedó demostrado en la pasada Feria de Cali,
ante el histórico encierro de Victorino Martin, un recital donde no quedó
ensombrecido por otro veterano en estas lides como es Emilio de Justo. Esa
tarde, el cual vinos por la televisión, catamos un gran torero, del que hay que
aprovechar elementos muy importantes y ocultos del toreo, como lo son los
terrenos, los toques, el hilo conductor de la lidia y en fin, todo lo que
engloba lucir fresco delante del toro, palabras mayores por demás.
Los rejoneadores del cartel ofrecen otra opción
para ese público que gusta del toreo a la jineta. Dos intérpretes con sus años
en el ejercicio de funciones, en especial Rafael Augusto quien es el que más
actuaciones lleva en este ruedo desde que se presentó por allá en el 2002, casi
veinte años de profesional, sin quitar un ápice la gran escuela de Francisco
Javier, el más campero de todos los rejoneadores que ha parido la dinastía Rodríguez
Jáuregui, vástago del gran Javier, su padre, al que se le debe la incursión del
rejoneo por ruedos de Venezuela a finales de la década de los ’70. Méritos
sobrados cada uno de ellos, en momentos donde estamos volviendo después de un parón
de dos años.
Y por supuesto el toro, el elemento más
importante, lo serán los pupilos de los herederos de don Juan Campolargo, vacada
que pasta en las sabanas de San Felipe, y que se ha convertido en los últimos
años en base de muchos éxitos, como lo atestigua el hecho en la pasada feria de
San Sebastián haberse llevado todos los trofeos del serial, como ganadería y
mejor toro del ciclo sancristobalense. Viene en racha esta ganadería, y su
nivel de nobleza y entrega a los engaños es un mérito de selección tras poco más
de tres décadas de trabajo y afición. Además el encierro está muy parejo de
hechuras que eso vale la pena decir y es un hándicap que los taurinos y
profesionales tomamos muy en cuenta.
Todos los elementos están servidos para que de
nuevo este Domingo de Carnaval disfrutemos de una tarde de toros…
POSTADA
PARA LOS ÍNTIMOS.- A pesar de las circunstancias que aquejan a una
ciudad tan singular como Mérida, esta no pierde su encanto. Bajar caminando desde
la Cruz Verde, pasando por la Plaza Milla, hasta llegar al Viaducto es una
gozada. El clima, la neblina, las calles te retrotraen a esa época feliz donde
fue esa ciudad culta, cosmopolita, estudiantil, que nunca debió perderse. Hoy en
día han cambiado las cosas, otro tipo de modo de vida ha exigido la situación
social y económica. Pero siempre será mi Mérida, la que acuño el recordado
Abelardo Raidi fue la “Ciudad que Dios encargó a Walt Disney”.
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