sábado, 5 de febrero de 2022

Escribano y ‘Cobradiezmos’: un traje para la historia de la Maestranza

El diestro de Gerena ha donado al museo de la plaza de toros de Sevilla el terno de luces que vistió el 13 de abril de 2016, fecha del indulto del gran toro de Victorino Martín
ÁLVARO R. DEL MORAL
Diario CORREO DE ANDALUCÍA
 
Estaban todos los que, de una u otra forma, catalizaron el perdón de la vida de un toro histórico: desde el empresario que organizó la corrida, pasando por el presidente que sacó el definitivo pañuelo naranja –José Luque Teruel- o el banderillero Juan Sierra, que fue el encargado de sacar la menuda bolita de papel que, en el sorteo matinal, puso en manos de Manuel Escribano la lidia de ‘Cobradiezmos’, ese ejemplar de Victorino Martín que ya figura con letras de oro en los anales de la propia plaza de la Maestranza. Un azulejo colocado en el corral de manifiesto del coso del Baratillo en la primavera de 2017 perpetúa la memoria del acontecimiento pero, desde este mismo viernes, el traje nazareno y azabache que vestía el torero de Gerena ya forma parte de los fondos del museo taurino de la plaza de toros, reforzando la memoria de un feliz suceso que forma parte de la historia taurina de la ciudad.
 
La cesión de la prenda –un original terno de terciopelo y azabaches cosido y bordado en la sastrería madrileña de Santos- se formalizó este viernes en un sencillo acto celebrado en el Salón de los Carteles del propio coso maestrante. El evento contó con el concurso de numerosos representante del mundillo taurino, con Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’ a la cabeza junto a personalidades como Ricardo Sánchez, delegado del gobierno andaluz en Sevilla, o Pedro Rodríguez Tamayo, número 2 de la empresa Pagés, además del banderillero Luis Arenas –asesor artístico de la presidencia- o Manuel Ruiz Rojas, de la Fundación Caja Rural del Sur y Marcelo Maestre, fiscal de la junta de gobierno de la Maestranza.
 
Santiago de León Domecq, teniente de Hermano Mayor de la corporación nobiliaria, recibió el vestido recordando todos los detalles de aquella efeméride. Fue el 13 de abril de 2016 –pronto hará seis años- cuando la bravura encastada del toro de Victorino se alió con la entrega del torero de Gerena para propiciar la unánime petición del perdón de la vida del animal. Era la segunda vez –dejando en la memoria de los más veteranos el recuerdo del novillo ‘Laborioso’ de Albaserrada- que se indultaba un toro en la historia más reciente de la plaza de la Maestranza: primero fue ‘Arrojado’, de Núñez del Cuvillo; después llegó el propio ‘Cobradiezmos’; el tercero fue ‘Orgullito’, el boyante ejemplar de Garcigrande lidiado por El Juli en 2018...
 
“Mi eterno agradecimiento y el de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla”, proclamó el teniente de Hermano Mayor antes de que fuera proyectado un vídeo con esa memorable actuación que conjuntó dos voluntades: la de la codicia de ese ejemplar que sigue padreando en la ganadería de Victorino Martín y la de la propia sapiencia de Manuel Escribano, que hizo posible aquella apoteosis. “Es un día que recordaré toda mi vida”, señaló el torero visiblemente emocionado. Cuando pudo recuperar la palabra y el resuello definió la prenda que estaba a punto de entregar como “un pedacito” de sí mismo.
 
Escribano habló del coso de la Maestranza como templo, como parte de su propia vida... “Es la plaza que me ha dado todo en mi carrera, desde que gané el ciclo de novillero sin caballos hasta ese día espectacular, mágico, que llegó por la desgracia de la cornada de El Juli pero relanzó mi carrera en un momento difícil y gracias a esa tarde puedo estar hoy aquí...” Desde aquel encuentro con ‘Datilero’, el toro de Miura que le devolvió al circuito, al indulto de ‘Cobradiezmos’ pasó un lustro. “Pude tropezarme con un toro único y eso ya forma parte de mi vida, de mi carrera, de la historia de esta plaza y de la propia historia del toreo” señaló Manuel que tuvo unas palabras de especial cariño, recuerdo y reconocimiento a los hombres de su cuadrilla –Sierra, Punta y Padilla- que, tal y como explicó, “permitieron que la bravura de ese toro fuera hacia delante y se mostrara como se mostró”. “Los trajes de luces son nuestra segunda piel y éste ya está en su sitio, en su templo, para que todo el mundo lo pueda disfrutar como yo pude disfrutar de ese toro con la plaza de la Maestranza por testigo”, zanjó el torero.
 
Victorino Martín, el ganadero que crió al célebre ‘Cobradiezmos’, también tenía muchas cosas que contar pero cedió cualquier protagonismo al destacar la figura de Manuel Escribano. “En la vida es muy importante valorar, reconocer y ensalzar los acontecimientos históricos”, explicó el ganadero. “De eso sabe mucho la Real Maestranza porque la tradición es la que nos hace ser como somos; guardar las tradiciones y respetar los momentos únicos que hemos vivido es muy importante y el toro es un misterio oculto que tiene que salir a la luz a través de los hombres que se ponen delante... mucho mérito de lo que sacó aquel toro lo tuvieron los hombres que lo lidiaron y sobre todo Manuel Escribano”, ensalzó Victorino Martín que destacó “la generosidad” del torero. “Toreó para el toro, lo lució y lo dejó ver”, señaló el ganadero. “Hoy vuelve a ser generoso entregando este traje para el museo de la Real Maestranza para que todos lo podamos disfrutar en el futuro”, prosiguió Victorino que también desveló algunas confidencias con Santiago León, teniente de la Maestranza. “Le gustaría que ‘Cobradiezmos’, el día que se muera, sea disecado para que permanezca en esta plaza”. En cualquier caso, ya forma parte de su historia.

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