El venezolano, contra natura, viajó este lunes a Madrid para una recuperación que busca acortar los plazos más de la mitad
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Colombo desde ya trabajando con fisioterapeuta y traumatólogo para su posible regreso lo más pronto posible. Foto: Philippe Gil Mir |
Con el
brazo ya intervenido quirúrgicamente de la fractura, aún punzante, de cúbito y
radio izquierdo, el espada venezolano Jesús Enrique “Colombo” tras su regreso a
Madrid, lo espera un traumatólogo y un fisioterapeuta con una misión casi
imposible: ponerle a punto en 22 días, pues el 19 de agosto está dispuesto a
vestir de luces y reaparecer en Bilbao.
«He
perdido cuatro o cinco corridas, que para mí son muchas; pero algo sí tengo
claro, sin especulaciones, ni falsas expectativas, Bilbao es una fecha que no
estoy dispuesto a perder», aseguró con determinación, y hasta un poco de arrebato a la razón, vía
telefónica el venezolano desde el hospital en Dax, Francia.
Con una
fractura de cúbito y radio izquierdos, ya intervenida con éxito, Colombo
explica que el tirarse a matar sin muleta, lo que algunos tacharon de una
locura. Sobre todo, porque la faena estaba hecha y no merecía la pena una
locura así.
«Fue
un impulso de seguridad, decidí tirarme a matar sin muleta y el toro pegó un
fortísimo derrote en el brazo fracturándomelo. Por cierto, es la lesión ósea
más grave que he sufrido. Pues con esa misma determinación haré todo lo posible
para poder estar en Bilbao. Ya perdí corridas en España, Francia y Perú, lo que
lamenté mucho, pero Bilbao… tú sabes», advirtió.
El venezolano
lamenta esta lesión no sólo por lo que supone, pues los médicos hablaron de dos
meses de inactividad cuando menos, sino porque le corta una racha impecable y
triunfal de casi 20 tardes. «Pues así es esto. Los toros ten dan
percances y a mí me tocó. Lástima por el momento, porque no podré torear en
Azpeitia, Riscle y Perú, pero soy un torero que no necesito hacer el doble de
esfuerzo para caminar y alcanzar mis metas. He tenido una regularidad, creo que
es una de las épocas buenas de mi carrera y mientras no sea algo desorbitante,
o que sean imperantes las consecuencias severas para mi carrera, haré todo lo
posible por volver a vestir de luces», dijo el torero sudamericano.
Una
lesión así es improbable que suelde en 22 días y el brazo retome fuerza y
movimiento, pero para Jesús Enrique no debe ser un obstáculo. Su círculo más
cercano, su padre Jesús Adolfo, los médicos, le han advertido, pero él no
quiere siquiera que se le cuestione en torno a ello, siempre con su tono
decente, sencillo, y hasta cordial, pero como pocas veces, firme… Y
terco, también. / MUNDOTORO -
Guillermo Leal
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