La ganadería fundadora de la plaza, abrió la
feria 70 exhibiendo sus blasones. Presentado, encastado y exigente encierro. 2°
indultado por Libardo, 8° de vuelta al ruedo y cuatro más ovacionados.
Interminable festejo mixto… discreta actuación del rejoneador José Luis Rodríguez.
Poca fortuna la que ha tenido José Luis Rodríguez este domingo en su regreso a ruedos colombianos, a Manizales. Foto: José León |
JORGE
ARTURO DÍAZ REYES
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La corrida empezó bajo sol y más de tres cuartos
de ilusionada entrada. Cuando terminó cuatro horas y cuarto después, con menos
de la mitad del público inicial, había llovido, hacía frío y solo los mejores aficionados
resistieron y no se dejaron derrotar por la fatiga de tan desmedido festejo, en
el que además de ocho lidias se insertaron, premiación, un cantante espontáneo,
vueltas al ruedo de lentitud agobiante y una minuciosidad excesiva de los
areneros en los intermedios. Una corrida de toros no debería durar más de dos
horas y 15 minutos, agregarle variedades hasta doblar ese límite va contra los
derechos humanos y la ritualidad.
Por fortuna hubo bravura y trapío en dos toros y
seis novillos (dos arreglados para rejones). Cuando hay eso lo demás se
soporta. Pero además hubo toreo. Con más estética que épica por parte del
ubateño Manuel Libardo (escuela de Madrid) quien topó con el más virtuoso de la
tarde-noche. El segundo, “Greñudo”, N° 248, castaño, capirote, careto,
cornivuelto, cuatreño de 480 kilos.
Fogoso en los lances de recibo, a dos manos, clavó
pitones de tan humillado y se dio una vuelta canela con tremenda costalada.
Luego se agarró arriñonado con Reinaldo Bulla haciéndolo ovacionar. Puso en
calzas prietas a Herrera e Iván Giraldo en el segundo tercio. Era el
protagonista. El brindis a William Ruiz, viejo y exitoso director de
Cormanizales, y de inmediato y de largo, tres derechas y el de pecho de un
temple, rima y apostura que arrobaron la plaza pese a la falta de ajuste en los
embroques. Argumento retórico impasable para la rancia feligresía, pero que en
el último medio siglo ha encumbrado figuras. A qué venir hoy a criticar aquí.
La embestida, larga, vibrante, consonante, franca,
brava, descargaba emoción al tendido y la pinturería clásica, lenta y dibujada
de Libardo la engalanaba más que la enaltecía, recordando al maestro que más ha
influido en la nueva torería de los últimos treinta años. Una cosa más tuvo el
espada cundinamarqués. Tal toro hubiese podido desbordar al más pintado. A él
no. Secuencia, empaque, toreo bonito desapegado, toreo seductor no para
fundamentalistas o tan siquiera, observadores rigurosos. La plaza con él a
grito pelado y su señoría, le soltó de una el “Feria de Manizales” para las faenas excepcionales. ¡Ay Manizales del alba! Y dele que dele,
hasta que de un micrófono radial saltó la palabra indulto, y los pañuelos y el
clamor fueron detrás. El de usía también y al bravo lo encerraron
inelegantemente enmaromado y empujado de la culata por un señor en traje de
calle. Qué falta de reverencia. Qué pasa con la liturgia.
Las dos orejas simbólicas fueron a las manos de
quien era aclamado por el coro de ¡Toreo!
¡Torero! Fue la cumbre de la corrida sin fin. A contraestilo con el
enrazado en bronco sexto escuchó los tres avisos, después de pinchar y pinchar
hasta seis veces.
El paisa Luis Miguel Ramírez “Kalío”, reciente
triunfador de Cali, con tres orejas de paispambas, no rayó a la misma altura.
El enrazado áspero tercero le quito, el terreno y el favor de la parroquia,
muriendo de un fierrazo incompleto, vertical y delantero. Con el ovacionado
sétimo pese a su empeño iba perdiendo la pelea, pero tras un pinchazo arriba y
una estocada deprendida fulminante, la empapada clientela obligó la oreja.
El novillero Anderson Sánchez, también de Ubaté,
tierra de toros, es un joven de inclinaciones líricas y estos “contreras”, que
no salen a servir de comparsas en danzas flamencas de pipiripao, sino a hacerse
respetar, hacen sufrir mucho al estilista. Le cogieron, le apalearon y le
pusieron entre la espada y la pared. Habrá que reconocer que no se arredró.
Puso su cuerpo en tierra de nadie y luchó con más mérito que lucimiento. Siendo
silenciado tras los tres infamantes avisos en el cuarto y orejeado, ya lo
decíamos, tras su trabajosa brega con el octavo, de vuelta al ruedo, la cual coronó
con espada total, caída que rodó como un rayo al octavo.
El
rejoneador venezolano (emeritense), José Luis Rodríguez perdió los estribos, el
sitio y la certeza con el buen primero que no lo dejó arrimar a su jurisdicción
y se le fue vivo en medio del malestar general. Se reivindicó a medias frente
al quinto con el que tuvo más tino en banderillas y eficacia en el rejón de
muerte mejor colocado, o menos descolocado digamos, que los de las grandes
figuras del arte de Marialba, a las que se premian con dos orejas y hasta rabo,
como en Cali, en una corrida que cuya fecha no quiero acordarme. Pero ya la
gente estaba de uñas con él y la escasa petición de pelo no hizo mella en las
alturas.
Tres toros quedaron vivos, el segundo por indulto,
y primero y sexto por avisos. Prueba de que el histórico hierro había ganado la
pelea y sido el triunfador de la tarde sin discusión. Curiosamente nadie reparó
en el ganadero Gonzalo Sanz Santamaría. Ni una vuelta, ni un brindis, ni un
saludo siquiera, para el criador de la bravura que escribió la historia de la
corrida más larga de que se tenga noticia y que la justificó. Como para mayor
dramatismo, sus mondoñedos echaban chorros de vapor por los ollares en el yermo
y nublado ruedo gris.
FICHA
DEL FESTEJO
Domingo 5 de
enero 2025. Monumental de Manizales. 1ª de feria. Nubes. Más de tres cuartos de
plaza. Mixta.
Ocho reses
de Mondoñedo, bien presentadas y
bravas. Dos toros, dos novillos arreglados para rejones y cuatro para lidia de
a pie. Indultado el cuatreño 2° “Greñudo” N° 248 y vuelta al ruedo para el
utrero “Naranjito” N° 235. Aplaudidos en el arrastre otros cuatro.
José Luis Rodríguez (rej.), pitos tras tres aviso y silencio.
Manuel Libardo, dos orejas simbólicas y silencio tras tres avisos.
Luis Miguel Ramírez “Kalío”, silencio y oreja,
Anderson Sánchez, silencio tras tres avisos y oreja
Incidencias:
Saludó Carlos Rodríguez en el 3° y 4°. Al terminar el festejo, Manuel Libardo
salió a hombros.
Antonio Suárez ultima inclusión para la Feria del Sol
Ha trascendido en las redes sociales de las
empresas taurinas Hermanos Rodríguez Jáuregui y Manfredi López, esta singular
semana que acaba de culminar, la última inclusión que corresponde al abono de
la Feria del Sol de marzo próximo.
Se trata del coleta tachirense Antonio Suárez, joven
coleta, profesional de la medicina, el cual sin duda ha encandilado a la
entendida afición andina y del centro del país, por su naturalidad y maneras
artísticas que ha venido dejando en la retina del taurino serio el hijo del
recordado médico y empresario taurino Amenodoro Suárez.
Es una contratación merecida y justificada
entendiendo el gran ambiente que dejaría el año pasado en el ruedo emeritense Antonio
Suárez, de no haber sido por su garrafal falo con los aceros, materia que
debería estar solventada tras el voto de confianza que el aficionado merideño
tiene en uno de los toreros venezolanos de más interés en los actuales momentos.
Se une Suárez a una selecta lista de toreros que
poco a poco están dando forma a un abono de lujo para la versión 2025 del
“Carnaval Taurino de América”, donde están ya escriturados los coletas
españoles Antonio Ferrera, Miguel Ángel Perera, el galo Sebastián Castella, y
los venezolanos Jesús Enrique “Colombo”, Manolo Muñoz, el novillero revelación
Marco Pérez, y el rejoneador José Luis Rodríguez, junto a las ganaderías
nacionales de Los Aránguez, Rancho Grande / El Prado y San Antonio.
Se espera que en los próximos días se cierre las
mencionadas contrataciones para que de esta manera los mencionados empresarios
convoquen a rueda de prensa para dar a conocer las esperadas combinaciones de
las tres corridas de toros que tendría lugar del 1 al 3 de marzo próximo.
¿Cuánto cuesta un ‘victorino’, un ‘cebada’ o un ‘miura’?
Son muchas las ganaderías de bravo que luchan por
meter la cabeza en las grandes ferias españolas, hierros que gracias al trabajo
y el esfuerzo durante años tienen la oportunidad de acartelarse en esos
seriales donde está puesto el foco informativo. Plazas de relevancia donde
existe una responsabilidad enorme por cumplir con esa expectativa que afición,
toreros y empresa tienen sobre esas vacadas. El conseguir asentarse a en el
mercado es la mejor de las noticias para esos ganaderos que pese a alcanzar un
nombre dentro del mercado tienen que ganarse tarde a tarde su repetición.
Tal y como reporta de manera completa el
periodista del portal cultoro.com, Javier Fernández-Caballero, dentro de un
mundo conservador y poco dado a contar aquello que se cuece de puertas hacia
adentro hay un tema tabú que va estrechamente ligado a los emolumentos que
cobran por festejos toreros y ganaderos, unas cantidades que rara vez salen a
la luz. Ya en su día el ayuntamiento de Roquetas de Mar puso sobre la mesa los
gastos de su Feria, esos donde se puso negro sobre blanco haciendo público el
caché de los espadas anunciados.
Ese camino tomado por el consistorio almeriense no
cundió de ejemplo entre sus “colegas” y salvo en contadas excepciones el
aficionado desconoce totalmente los números que se mueven en las plazas de
toros. La única información que tiene este la puede encontrar en el BOE, lugar
donde se especifican los “mínimos” a percibir por los actuantes en un festejo
taurino en función de la categoría de la plaza, el grupo al que pertenezcan o
el número de animales.
Pero volvamos a la parcela de los ganaderos y al
artículo que nos ocupa hoy. El conocer el valor de una corrida de toros es
ciertamente complicado al no existir unos precios fijados por animal y plaza,
de ahí que cada criador de bravo negocie por separado con el empresario el
precio de salida de la corrida de toros. Como ya publicamos en este medio, la
plaza de toros de Pamplona tiene una horquilla establecida entre 72.000 y
120.000 €, unas cifras muy jugosas que vienen como “agua de mayo” para
determinados ganaderos.
Como ocurre en el escalafón de toreros, los
ganaderos también tienen su estatus, de ahí que el coste de una corrida de
toros esté ligado al precio de los animales y el valor que pueden llegar a
tener en el mercado. Ya en 2013 Simón Casas declaró a los compañeros de
MidiLibre que el precio de la corrida de Miura lidiada ese año en Nimes fue de
84.000 € una cifra alta al tratarse de una vacada de gran renombre.
En plazas como Madrid se han llegado a pagar más
de 100.000 € por una corrida de toros para una fecha tan señalada como la
Beneficencia, ascendiendo el precio del toro a más de 16.000 €, una cifra que
más o menos se asemeja a aquella que se han pagado por determinados toros en
las calles. 18.000 € se llegó a pagar por un ejemplar de Victorino Martín en
Puçol y más de 20.000 € por un astado de Partido de Resina en Burriana hace más
de un lustro, no estando muy lejos de esa cifra aquella que se pagó este mismo
año por un toro de Fuente Ymbro o de los herederos de Salvador García Cebada.
Pero esto ocurre con determinados toros o
ganaderías, estando el precio medio un punto por abajo. En el caso del toro en
la calle este suele rondar entre los 5000-9.000 € dependiendo también del
estado del animal, su presencia o su edad, algo que hace subir o bajar el
precio que las peñas o comisiones pagan por estos astados. Como recalcamos con
anterioridad no hay un precio fijado, siendo a propia negociación aquella que
fija el valor final.
En todo caso, su precio camina al alza teniendo en
cuenta la subida del coste de las materias primas en este inicio de 2025.
Sería interesante conocer a cuando asciende los costos
también de un encierro para nuestras plazas venezolanas, considerando a las
grandes citas como referencia, tema tabú por demás.
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